LOS ANGELES —“Abnegada, disciplinada e infaliblemente amorosa, Nan Bailey se mantuvo fiel a sus convicciones revolucionarias cada día de su vida adulta”, escribió Jack Barnes, secretario nacional del Partido Socialista de los Trabajadores en su mensaje al evento para celebrar las contribuciones de Bailey a la construcción y dirección del movimiento comunista durante cinco décadas. El evento tuvo lugar el 30 de diciembre en el Centro Cultural y Comunitario Japonés-Americano de esta ciudad, en una sala con paredes de vidrio con vista a un hermoso jardín.
Bailey falleció el 12 de diciembre a los 66 años. “Nan sabía que el partido es indispensable en la marcha de la clase obrera para arrebatar el poder político de manos de la brutal clase dominante de Estados Unidos”, dijo Norton Sandler en nombre del Comité Nacional del PST, el principal órgano directivo del partido. Bailey sirvió en el Comité Nacional durante 18 años. A lo largo de sus años en el partido, asumió responsabilidades dirigiendo el trabajo para fortalecer los sindicatos, para la defensa de los derechos de los negros, la actividad de propaganda entre trabajadores y las campañas electorales del PST, y en muchos otros frentes.
Entre las 100 personas que asistieron y que abarcaban varias generaciones, se encontraban compañeros que trabajaron con Bailey durante muchos años, así como decenas de compañeros de trabajo, amigos y familiares, incluyendo los de su pareja Héctor Gómez.
Los participantes contribuyeron comidas, flores y bebidas, y vieron una exhibición sobre la actividad política en la que Bailey participó y ayudó a dirigir. Algunos tomaron fotografías de los cuatro paneles de la exhibición. También miraron los folletos que contenían los 20 mensajes recibidos de Estados Unidos y otros países.
“Sabía que ella estaba involucrada en todas estas cosas”, dijo Morgan Jones, sobrina de Bailey, de Baltimore, mientras observaba detenidamente la exhibición. “Pero Nan nunca hablaba de sí misma”.
Hija de militar
“Nan Bailey era una ‘hija de militar’”, dijo Barnes en la apertura de su mensaje. Su padre era militar de carrera, y su familia vivió en el extranjero durante gran parte de sus primeros años.
“Era fuerte”, dijo Barnes. “Como niña, fue formada tanto por las comunidades japonesas en las que vivió en el extranjero y luego, cuando fue un poco mayor, por las comunidades francesas, como por las norteamericanas”. Esa crianza fue una de las razones, dijo Barnes, que Bailey “no podía imaginar que su partido no hiciera trabajo político en las filas de las fuerzas armadas”. (Vea el mensaje de Barnes, el cual Sandler leyó en el evento, en la página opuesta).
Bailey se integró a la Alianza de la Juventud Socialista (AJS) en 1970 en la Universidad Brown en Providence, Rhode Island, y al Partido Socialista de los Trabajadores poco después. Aprovechando el programa de “estudio independiente” de Brown y el sistema de calificaciones de “aprobar o reprobar”, se pasó la mayor parte de sus cuatro años universitarios en la construcción del PST en Washington, regresando ocasionalmente a Providence.
El dirigente del PST en Washington, James Harris, dijo que conoció a Bailey en 1971 cuando ella estaba allí promoviendo la marcha del 24 de abril contra la guerra de Washington en Vietnam, en la que participaron más de medio millón de personas. “Estos fueron tiempos emocionantes con grandes eventos, con mucha gente grandilocuente y voz poderosa”, dijo Harris. “Una persona podía ser pisoteada e ignorada. Pero no Nan. Estaba decidida a tomar su lugar en el movimiento de la época”.
Bailey debatió a Marion Barry en la televisión en 1974, cuando era la candidata del Partido Socialista de los Trabajadores para alcalde de Washington, dijo Harris –—una de varias ocasiones en la que fue postulada para un cargo público en la fórmula del PST. Antes de que funcionarios federales eliminaran la regulación que proveía tiempo igual a los candidatos que no representaran a los principales partidos de los patrones en la década de 1980, Harris dijo que “nuestras campañas tenían amplia cobertura de los medios. La gente saludaba a Nan en la calle, a menudo diciéndole lo que les gustaba o lo que no les gustaba de lo que había dicho”.
Bailey fue coordinadora de la Coalición Nacional de Acción de la Mujer sobre el Aborto en Washington. WONAAC organizó clases, marchas y protestas en defensa del derecho de la mujer a elegir el aborto.
Defensa de derechos de los negros
En 1974, tribunales federales implementaron fallos para eliminar la segregación de las escuelas de Boston transportando en autobuses a estudiantes negros a escuelas en vecindarios que eran predominantemente caucásicos. “La orden fue resistida por grandes movilizaciones racistas, destinadas a revertir los logros de los negros en los años 50 y 60 e incitar actos violentos contra los planes para poner fin a la segregación escolar en otras ciudades”, dijo Harris. “Miles de personas que se oponían a la transportación realizaron manifestaciones y rufianes apedrearon los autobuses, a menudo con la aprobación de las autoridades de la ciudad”.
Esto no se parecía en nada a las actuales falsas afirmaciones de que están en ascenso las actividades “nacionalistas blancos”, dijo Harris. “Nos estábamos movilizando contra la verdadera violencia racista en las calles, enorme y bien organizada”.
“Nan habló en universidades a través del país”, dijo Harris, “y ayudó a organizar al partido y a la AJS cuando participábamos y ayudábamos a liderar la campaña que desarticuló la violencia racista. Hubo contra movilizaciones masivas en Boston y otras ciudades, y se formaron equipos para defender los autobuses escolares, con participación sindical”.
Bailey ayudó a dirigir la participación del PST en el Partido Político Negro Independiente Nacional, fundado en 1980 en una conferencia de 1 500 personas. El NBIPP surgió de las batallas proletarias que pusieron fin a la segregación Jim Crow, dijo Harris. Adoptó una carta de fundación de gran alcance para impulsar los intereses de la comunidad negra y de otros, sentando un ejemplo para todos los trabajadores de independencia de clase del estado y de los partidos capitalistas.
El NBIPP estuvo activo por varios años antes de que muchos de sus dirigentes claudicaran ante la presión de reincorporarse al Partido Demócrata. “Nan siempre fue objetiva y se mantuvo tranquila durante esos debates, a menudo acalorados”, dijo Harris.
Forjando un partido proletario
Mary Martin, dirigente del trabajo sindical del PST en la actualidad, habló sobre la actividad de Bailey a fines de la década de 1990 cuando estuvo a cargo del Comité Sindical del partido. Cuando trabajaba en una planta aeroespacial en Seattle, organizada por el sindicato de mecanometalúrgicos AIM, “Nan ayudó a formar un comité de mujeres en el local”, dijo Martin. “El PST vio esto como una forma de fortalecer el sindicato, impulsar la lucha por la igualdad de la mujer, incluso en los centros de trabajo, y para forjar el partido”.
Anotando una victoria para las mujeres y los hombres, el comité elaboró demandas contra el reglamento de asistencia, que afectaba especialmente a las mujeres con hijos y con otras responsabilidades familiares. “Hicieron retroceder a la compañía y ganaron”, dijo. El comité también organizó un programa sobre violencia doméstica, al que asistieron cientos de compañeros de trabajo.
En 1999 Bailey dirigió una campaña de cuatro meses para vender 1 500 ejemplares del recién publicado libro, El Desorden mundial del capitalismo: Política obrera al milenio por Jack Barnes a trabajadores. El libro ofrece un trasfondo valioso sobre la crisis capitalista mundial que se agudizó a principios del siglo 21, y provee una trayectoria obrera para combatir las consecuencias de la crisis que afectan a decenas de millones de personas.
“La exitosa campaña del partido llegó al pueblo trabajador en ciudades, pueblos pequeños y áreas rurales”, dijo Martin. Los miembros del PST ganaron lectores del libro entre obreros y trabajadores agrícolas en Carolina del Norte, Misisipi y Virginia; trabajadores de la carne en el Medio Oeste; mineros en los campos carboníferos de los Apalaches y del Occidente; granjeros lecheros en Wisconsin y Pensilvania; y trabajadores de la costura y en fábricas desde Nueva York y California, hasta Florida y Washington.
Bailey fue parte de la redacción del Militante en 1980-81. Luego participó por seis meses en una escuela de liderazgo del PST. Dirigentes del partido estudiaron los escritos y la actividad de los fundadores del movimiento obrero comunista, Carlos Marx y Federico Engels.
A lo largo de los años, Bailey fue parte del trabajo internacional del PST. Participó en viajes de solidaridad a Granada durante la revolución de 1979-83 en esa isla caribeña, y a Sudáfrica durante las etapas finales de la lucha que derrocó al apartheid. Colaboró con compañeros de partidos hermanos en Canadá, el Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda.
“El impacto de este trabajo internacional se refleja en los mensajes al evento por la dirección de las Ligas Comunistas de esos países”, dijo Sandler.
Un ataque a uno, es ataque a todos
“En 1988, Bailey estaba trabajando en la planta empacadora de carne de Swift en Des Moines, Iowa”, dijo Sandler. “Uno de los miembros de nuestro partido, Mark Curtis, también trabajador en Swift, fue arrestado, brutalmente golpeado por la policía y acusado en un caso amañado de violar a una mujer negra de 15 años”.
El partido entró en acción, dijo Sandler. Organizó una campaña de defensa que duró varios años que ganó apoyo nacional e internacional. “Las fuerzas políticas opuestas a Curtis en Des Moines desestimaron a Nan”, dijo. “Creyeron tontamente que se alejaría de la defensa de Mark porque era una mujer negra. Nan habló con orgullo en defensa de Mark, exponiendo el caso amañado y ayudando a convencer a luchadores como Edna Griffin, dirigente de los derechos civiles en Iowa, a formar parte de la campaña de defensa”.
Bailey también organizó el despacho de la dirección central del PST durante varios años, dijo Sandler. “Nan tomaba muy en serio las conquistas programáticas del partido y la continuidad de su dirección”.
Leyó un mensaje de Debbie Lazar, quien conoció a Bailey en 1995, cuando Bailey era secretaria de los dirigentes del PST Jack Barnes y Mary-Alice Waters. “Durante los siguientes años, Nan, más que nadie, me enseñó a ser secretaria para la dirección central”, escribió Lazar. “Ella mostró cómo un secretario competente puede ayudar a expandir el alcance de los dirigentes, a nivel mundial”.
“Nan estableció un tono de dignidad, respeto y amabilidad en la oficina. Tenía altos estándares de trabajo y desafiaba a sus compañeros a alcanzarlos”, dijo Lazar. Bailey le enseñó a “esforzarse a juzgar las prioridades políticas y no perderse en innumerables detalles”.
“Estoy orgullosa de la contribución de Nan a la construcción del movimiento comunista y para quienes seguirán sus pasos”, dijo Lazar al terminar. “¡Sean como Nan!”
Bailey trabajó en fábricas de costura en Los Angeles después de mudarse de Seattle a fines de 1999. Mensajes de Rachel Wilson en Seattle y de Arlene Rubinstein en Washington, describieron como Bailey ayudó a capacitarlas y a otros trabajadores en la costura y conseguir un trabajo en esa industria. Su empeño de aprender español fue clave para poder colaborar con compañeros de trabajo, transmitir habilidades y realizar actividades políticas.
Bailey se vio obligada a restringir su trabajo político en los últimos 15 años, a medida que avanzaba una enfermedad pulmonar degenerativa. Ella continuó asumiendo responsabilidades y participando en las reuniones del PST en la medida en la que podía. “En las reuniones de la rama de Los Angeles”, dijo Sandler, “Nan iba al grano de las cuestiones que se debatían. Una vez que se tomaba una decisión, ella comprendía que no era una sugerencia o una buena idea, sino una instrucción que debía implementarse con disciplina”.
“Nan podía ser terca; decir eso es quedarse corto”, dijo Sandler. “Ella no podía ser manipulada política o médicamente”. Describió el tipo de atención médica por la que luchó y obtuvo, “extremadamente inusual en la sociedad capitalista para una persona como Nan, con poco dinero u otros recursos”.
“Nan estaba decidida a tener control de sus decisiones, hasta las últimas horas de su vida”, dijo Sandler. Describió su batalla de muchos años para obtener un trasplante de pulmón. Por su pequeña estatura, Bailey solo podía tolerar un pulmón adulto de una persona de tamaño similar. La saltaban en la lista si tenía un resfriado u otra dolencia, y se llevaba meses, a veces años, para ser puesta en la lista de nuevo.
Incapaz de trabajar en la industria, Bailey consiguió trabajos editando currículums y trabajos de posgrado. Consciente de las condiciones en las prisiones de Estados Unidos, se destacó en la elaboración de currículums para ayudar a ex presos a conseguir trabajo, dijo James Harris. “Miembros del partido en Los Angeles a veces conocían a una de estas personas en las fábricas donde trabajábamos”, dijo, “trabajadores que debían su trabajo y sus medios de vida, en parte, a la ayuda de Nan”.
Celia Garza-Halstead, enfermera y amiga de Nan, habló en el evento. Provocando gran risa, ella describió cómo Bailey la calmaba cuando se acercaba la fecha tope para entregar la tesis que estaba escribiendo y Bailey estaba corrigiendo.
Garza-Halstead también describió la ayuda que Bailey brindó a Néstor Santana, un joven trabajador nacido en Guatemala, para obtener una prótesis después de perder una pierna en un accidente de tren. Santana, quien actualmente trabaja confeccionando muestras de prendas de costura, asistió a la celebración y después del programa explicó cómo Bailey le había ayudado a aprender a coser después del accidente.
Quienes conocieron a Nan “pueden dar cientos de ejemplos” de su generosidad, dijo Barnes en su mensaje. Y los hizo “siempre ausente de cualquier obligación por parte del beneficiario, a parte de ser uno mismo y disfrutarlo”.
Sandler concluyó el acto instando a los participantes a contribuir al partido al que Bailey dedicó su vida. Se recaudaron más de 4 mil dólares para ayudar a impulsar el trabajo del Partido Socialista de los Trabajadores.