ALLEN, Texas—Doscientos policías del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas y policías locales rodearon la fábrica del CVE Technology Group el 3 de abril y arrestaron a 284 trabajadores.
Los patrones “no avisaron nada”, dijo Amalia Martínez, una trabajadora de la planta, a Univision. “Es como si estuvieran de acuerdo. Tantos años trabajando para mejorar la compañía. No es justo”.
Mientras se realizaba la redada, varias decenas de personas vinieron de toda el área para protestar fuera de la planta. Algunos de los carteles decían, “Ningún ser humano es ilegal” y “ICE: deja de aterrorizar a nuestras comunidades”.
CVE repara productos, incluyendo teléfonos celulares Samsung vendidos por T-Mobile y AT&T. Emplea varios cientos de trabajadores. También se realizaron órdenes de registro en cuatro compañías que contratan personal para CVE. El salario inicial es de solo ocho dólares la hora.
Los trabajadores detenidos, 80 por ciento de ellos mujeres, provienen de 15 países, incluyendo 112 de México, 48 de Nigeria y 38 de El Salvador. Al final del día, 174 habían sido puestos en libertad por razones “humanitarias” —como ser padre soltero con hijos— y habían sido citados para una audiencia de deportación.
“Es una locura agarrar a personas que trabajan para ganarse la vida”, dijo al Dallas Morning News Valerie Trevino, de 24 años, mientras esperaba que su madre, Graciela Velázquez, fuera puesta en libertad. “Mi mamá ha trabajado aquí toda su vida. Aparte de eso, ¿cuál es realmente su crimen?” Velázquez vino de México hace 25 años.
Defender a trabajadores sin papeles
En una conferencia de prensa después de la redada, la agente de Investigaciones de Seguridad Nacional, Katrina Berger, intentó avivar las divisiones entre los trabajadores nacidos en Estados Unidos y los nacidos en otros países diciendo que el propósito de las detenciones era “garantizar que los ciudadanos estadounidenses y los residentes legales de Estados Unidos sean contratados para trabajar en Estados Unidos”. Cínicamente dijo que también era para “garantizar que los trabajadores ilegales no sean victimizados o les paguen menos que el salario vigente o que sean obligados o engañados o sometidos a condiciones de trabajo inseguras sin ningún manera de quejarse”.
En realidad, una de las razones principales por las que la clase patronal depende de los trabajadores sin papeles es para reducir las condiciones de todos los trabajadores, con la esperanza de que se sientan demasiado intimidados para luchar contra los bajos salarios y la aceleración del ritmo del trabajo.
Alyson Kennedy, candidata del Partido Socialista de los Trabajadores para alcalde de Dallas, denunció la redada y la amenaza de deportaciones. “Mi campaña lucha por los derechos de los trabajadores que no cuentan con los documentos que el gobierno exige. Exigimos amnistía para los 11 millones de trabajadores indocumentados en Estados Unidos”, dijo Kennedy. “Para evitar que luchen juntos, el gobierno busca dividir a los trabajadores promoviendo la mentira de que los trabajadores inmigrantes ‘quitan’ puestos de trabajo a los trabajadores de Estados Unidos. Los trabajadores deben decirse entre sí: ‘No nos importa dónde naciste, qué idioma hablas, qué papeles tienes o no tienes. Unámonos para luchar por mejores salarios y condiciones de trabajo para todos’”.
“Les insto a todos a unirse a las próximas protestas del Primero de Mayo en su área”, dijo Kennedy.