“No se preocupen, no es la gran cosa”, dijo el comandante de la policía Christopher Bannon cuando los policías en la escena le informaron que era probable que habían matado a Eric Garner cuando lo arrestaron por vender cigarrillos individuales en 2014. El comentario causó asombro cuando se hizo público durante la audiencia disciplinaria del 16 de mayo de Daniel Pantaleo, el policía que asfixió a Garner.
Mientras moría en el piso, Garner gritó “No puedo respirar” once veces. Esto se convirtió en grito de lucha para las protestas en Nueva York y por todo el país.
Pantaleo nunca fue instruido de ningún cargo. El estatuto de limitación se vence el 17 de julio, el quinto aniversario de la muerte de Garner.
“¿No es la gran cosa?” dijo enojada Gwen Carr, la madre de Garner, a reporteros frente al cuartel de la policía donde se está realizando la audiencia.
El 15 de mayo, la médico forense Floriana Persechino declaró que la llave de estrangulamiento aplicada por Pantaleo tuvo suficiente fuerza como para provocar una “sucesión letal” que mató a Garner. Fue un “homicidio” dijo.
El policía Justin D’Amico, quien se encontraba con Pantaleo, explicó en el estrado que el había presentado cargos de delito grave contra Garner después de su muerte para justificar su arresto. Dijo que los dos policías encubiertos habían visto a Garner vendiendo cigarrillos desde una distancia de 100 a 200 pies. “¿Te sorprendería saber que la verdadera distancia es 328 pies?, preguntó Suzanne O’Hare, una abogada de la Junta de revisión de quejas civiles de Nueva York, a D’Amico. “¿Más que un campo de futbol?” El policía admitió que eso podría ser correcto.
Con respecto a los cargos de felonía, O’Hare le preguntó a D’Amico, “¿Usted sabe que para ser acusado de esto es necesario que uno tenga 10 mil cigarrillos, o 20 mil puros, o 4 400 libras de tabaco?” El policía, quien había declarado que encontró cuatro cajetillas de Newport en la bolsa de Garner, admitió que esa es la ley.