SAN FRANCISCO, California — Asestándole un golpe a los derechos políticos y la libertad artística en nombre de lo “políticamente correcto”, la junta escolar de San Francisco votó el 25 de junio a favor de destruir el mural “La vida de Washington” en la escuela secundaria George Washington de esta ciudad.
El fresco fue pintado en 1936 por el renombrado muralista Victor Arnautoff, un discípulo del muralista mexicano Diego Rivera y miembro del Partido Comunista. La Administración de Progreso de Obras financiada por el gobierno le encargó pintar la obra. Tiene 13 paneles y ha sido parte del pasillo de la escuela por más de ocho décadas.
La semana previa a la votación, hubo una audiencia de la junta escolar donde más de 150 personas debatieron la propuesta de destruir el mural. Los que exigían su destrucción argumentaron que algunas de las imágenes lo hacen racista y que glorifica la esclavitud y el genocidio de los nativos americanos.
“La censura sienta precedentes que siempre tendrán un mayor efecto sobre la clase trabajadora, incluyendo los trabajadores africano americanos, latinos, nativos americanos y asiático americanos”, dijo Joel Britton, candidato del Partido Socialista de los Trabajadores para alcalde de San Francisco, en la audiencia y en una declaración distribuida en la reunión.
“La censura brinda un arma a quienes atacarían a los luchadores más fuertes de nuestra clase y a los artistas que son nuestros aliados”, dijo.
Los partidarios de cada lado del debate tuvieron 30 minutos para presentar su punto de vista, y cada orador fue estrictamente limitado a un minuto.
Entre los primeros en hablar estuvo Lope Yap Jr., vicepresidente de la Asociación de Alumnos de la George Washington High School, un grupo con miles de miembros que ha luchado para salvar el mural. Señaló el valor artístico de la obra y el hecho de que el artista era un aliado de los pueblos oprimidos. “Esto es historia”, dijo, “Debemos aprender de la historia, no encubrirla”.
Los oradores en contra de la censura señalaron que los paneles descritos como racistas y degradantes de los nativos americanos y los negros eran precisamente los que pintó Arnautoff para condenar la esclavitud y el trato del gobierno de Estados Unidos de los indígenas norteamericanos, para destruir los mitos sobre Washington vigentes en la década de 1930.
Un panel muestra a George Washington apuntando hacia el oeste sobre el cuerpo de un nativo americano muerto, representando su impulso por el asentamiento de tierras que llevó al genocidio de los nativos. Otro presenta a esclavos negros trabajando en la gran plantación de Washington en Mt. Vernon, Virginia.
Las batallas en torno a propuestas de destruir obras de arte con influencias políticas han marcado la política de San Francisco antes. Durante la caza de brujas del Macartismo en la década de 1950, se realizaron audiencias en el Congreso sobre demandas para destruir una serie de murales pintados en la década de 1940 por Anton Refregier en la oficina de correos del anexo de Rincon. Uno de los que había recomendado a Refregier para pintarlo fue Arnautoff.
Refregier fue reprendido en el congreso por pintar paneles que presentaban la histórica huelga de obreros portuarios de 1934 y por imágenes que presentaban a los nativos americanos como “vigorosos y fuertes”. La Legión Americana de California exigió la destrucción del mural porque expondría a los escolares que visitaban las instalaciones a escenas que difamaban injustamente “la verdadera historia de nuestro estado”.
A pesar de la campaña de censura, ese mural nunca fue destruido.
Debate sobre el mural
La propuesta de destruir el mural de Washington High fue hecha por un “Comité de Reflexión y Acción” de 13 miembros que fue convocado por la junta escolar después que varios padres se quejaran del contenido del mural. Una de las primeras en quejarse fue Amy Anderson, miembro de la tribu Ahkaamay Mowin, quien habló en la audiencia.
“Todo está basado en personas que son blancas”, dijo Anderson. “Hoy es un buen día para todos los que somos abusados en estos paneles”.
Paloma Flores, directora del Programa de Educación Indígena del Distrito Escolar Unificado de San Francisco y dirigente de la campaña para destruir el mural, dijo en la audiencia que el panel con el nativo americano muerto debe ser borrado porque causa trauma y dolor a los estudiantes nativos americanos.
“Nadie tiene derecho a decirnos a los nativos o a nuestros jóvenes que caminan por estos pasillos todos los días cómo nos sentimos”, dijo Flores. “No estás en nuestro lugar, no sientes lo que ellos sienten a menos que lo estés viviendo”.
Otros oradores repitieron esto, insinuando que solo las opiniones de los nativos americanos y los negros deberían ser consideradas en la decisión. Un orador incluso descartó las opiniones de quienes hablaron en contra de la censura, diciendo que tenían una mentalidad de “colonizadores”.
Pero no todos los nativos americanos en la audiencia exigieron que el mural fuera destruido. Robert Tamaka Bailey, un Choctaw de Oklahoma y trabajador retirado de PG&E, habló en defensa de mantener el mural.
Andrea Morell, del Partido Socialista de los Trabajadores, señaló la tendencia más amplia entre los liberales, incluidos algunos que se llaman socialistas, a atacar la libertad de expresión, la libertad de asociación y la libertad de expresión artística como una forma de oponerse a lo que llaman “apropiación cultural”.
“Proteger a los jóvenes nativos americanos y africano americanos borrando este mural no tiene nada que ver con la lucha para erradicar la explotación y la opresión racial”, dijo. “Más bien socava esa lucha”.
“La censura facilita el uso de esa arma por las fuerzas reaccionarias y el gobierno contra los movimientos por cambios sociales o contra los sindicatos, como ha sido usado y volverá a ser usado inevitablemente”, dijo.