El Comité de Revisión de Literatura del sistema penitenciario de Florida ratificó la prohibición de cuatro números adicionales del Militante el 20 de junio, a pesar de que aún no había recibido la apelación de la incautación por parte del Militante. La fecha tope para someter una apelación había sido extendida hasta el 28 de junio. Cuando el Militante protestó, dijeron aún pueden realizar “una revisión y consideración plena y de novo”.
El comité ni siquiera informó al Militante de sus decisiones. El Militante se enteró de la decisión de ratificar las incautaciones de los números 19, 20, 22 y 23 a través de los suscriptores del periódico tras las rejas. El estatus de la prohibición del número 18 no está claro.
Los funcionarios carcelarios de Florida dicen que los artículos sobre el libro Solitary: My Story of Transformation and Hope (Aislamiento: Mi historia de transformación y esperanza) y la gira de Albert Woodfox, quien pasó más de 40 años en aislamiento en la notoria prisión de Angola en Louisiana, así como artículos sobre la campaña del Militante contra la censura “fomentan actividades que podrían conducir a la violencia física” o que de otra manera representan una amenaza para la “seguridad, el buen orden o la disciplina” de la prisión.
La apelación del Militante señala que nada en las reglas de la prisión autoriza a “los funcionarios a censurar un periódico simplemente porque informa sobre las condiciones penales o de los presos, o porque dichos reportajes respaldan los derechos de los presos”.
La apelación incluye un apéndice escalofriante, de decenas de artículos del Miami Herald sobre la brutalidad en las prisiones de Florida. Los artículos incluyen reportajes sobre la muerte del reo Darren Rainey, quien fue encerrado en una ducha hirviente por guardias del Centro Correccional de Dade. La serie del Herald sobre las condiciones de las prisiones de Florida recibió varios premios.
Varios suscriptores prisioneros informaron al Militante que el Herald y otros periódicos “regulares” nunca han sido prohibidos en la prisión. Toda la evidencia apunta a que los funcionarios de Florida “prohíben selectivamente al Militante debido a sus puntos de vista”, dice el abogado del Militante David Goldstein en la apelación, lo cual es inconstitucional.
“He presentado una apelación”, escribió un prisionero. “Voy a disputar este último rechazo. Quiero que se sepa”, escribió, “que nada de lo que leo en los periódicos me hace reaccionar”.
Son las condiciones en la cárcel las que constituyen el problema, dijo. Las unidades de aislamiento “no tienen un sistema adecuado de aire acondicionado. El agua no funciona junto con muchas otras condiciones inhumanas”.
El director del Militante John Studer y este corresponsal asistieron a la convención de la Asociación de Bibliotecarios de Estados Unidos (ALA) en Washington, el 22 y 23 de junio. La Oficina por la Libertad Intelectual de la ALA y la Fundación Libertad para Leer son firmantes de una carta de la Coalición Nacional contra la Censura que le pide a los funcionarios penitenciarios de Florida que anulen la prohibición del Militante.
Muchos de los 18 mil participantes tomaron información sobre la lucha del Militante y dijeron que se la enviarían a otros. Uno de ellos dijo que el libro de Woodfox está disponible en las bibliotecas de las prisiones en Colorado y en otros estados.
En un taller sobre “Censura más allá de los libros” al que asistieron unos 200 participantes, este corresponsal recibió un aplauso cuando en la discusión agradeció a la ALA por su apoyo y por la importancia de enfrentar la censura en la prisión y defender el derecho de los presos a leer el material de su elección.
“Los lectores del Militante pueden jugar un papel importante en esta lucha contra la censura en la prisión”, dijo Studer el 2 de julio. “Lograr que un grupo de compañeros de trabajo escriba y firme una carta puede parecer una cosa pequeña, pero puede tener un impacto”.