Una característica de la política capitalista en Estados Unidos es la llegada de una capa de autoproclamados socialistas —como Alexandria Ocasio-Cortez— que tienen como objetivo cambiar la imagen del Partido Demócrata con el fin de enredar mejor a los trabajadores y reformar y defender el dominio capitalista mientras “ayudan” a la clase trabajadora.
Millones de trabajadores están buscando algo diferente a medida que enfrentan la crisis económica y social producto del impacto brutal de las políticas pro imperialistas, pro guerra y pro empresas de ambos partidos.
Para alcanzar su fin Ocasio-Cortez promueve un “Nuevo Trato Verde”, el cual es respaldado por muchos de los demócratas que se han postulado para presidente. “Enfrentamos una crisis nacional”, una catástrofe causada por los hidrocarburos y el “cambio climático”, dice Ocasio-Cortez, que requiere un enorme fortalecimiento del estado capitalista para enfrentarlo. Y que la movilización masiva que produciría crearía empleos.
Para el pueblo trabajador lo importante sobre el plan no es el calificativo de ser “verde”, sino su modelo: el Nuevo Trato del presidente Franklin Delano Roosevelt (FDR), que subordinó los intereses de los trabajadores a la “unidad nacional” para dirigir todos los recursos del país hacia la victoria del capital norteamericano en la segunda guerra mundial imperialista.
Ocasio-Cortez promueve a Roosevelt, al Nuevo Trato y a la Segunda Guerra Mundial como emblemas del dominio capitalista norteamericano que beneficiaron a los trabajadores. Pero eso es mentira. Puede encontrar la verdad en las páginas del Militant de aquellos años, del Northwest Organizer, el periódico del sindicato Teamsters dirigido por el PST, y en libros como Labor’s Giant Step, de Art Preis.
La propuesta de Ocasio-Cortez llama a una “movilización económica de una escala no vista desde la Segunda Guerra Mundial y el Nuevo Trato”, la cual fue una preparación para la guerra imperialista. Si bien Roosevelt decía que su fin era “luchar contra el fascismo”, en realidad, los gobernantes en Washington pretendían desplazar tanto a sus aliados como a sus enemigos y convertirse en el líder imperialista mundial, para permitir a los banqueros y empresarios norteamericanos una mayor extracción de ganancias. Para lograrlo Roosevelt tenía previsto estrangular al movimiento sindical.
“Cuando FDR hizo un llamado a América para construir 185 mil aviones para luchar en la Segunda Guerra Mundial, todos los líderes empresariales, jefes ejecutivos y generales se rieron de él”, dicen los “puntos de discusión” sobre el Nuevo Trato Verde divulgados por Ocasio-Cortez. “En ese momento Estados Unidos había fabricado 3 mil aviones en el último año. Para el fin de la guerra habíamos producido 300 mil aviones. De eso somos capaces si tenemos un verdadero liderazgo”.
Pero no existe un “nosotros”. Como todos los países capitalistas Estados Unidos está dividido en clases, y las políticas de los gobiernos capitalistas tienen como propósito impulsar los intereses de las familias capitalistas y hacer pagar al pueblo trabajador.
Ley de reclutamiento laboral
Ocasio-Cortez dice que sus propuestas “se basan en la segunda carta de derechos de FDR”.
Fue parte del discurso sobre el estado de la unión de Roosevelt en 1944, presentado poco después de la huelga del sindicato minero UMWA en 1943 —la cual fue convocada en desafío a la “promesa” federal de no hacer huelgas— y el infructuoso esfuerzo de la administración demócrata para derrotar a los mineros. En el discurso Roosevelt exigió al congreso la promulgación de una ley de reclutamiento laboral obligatorio (un “plan de servicio nacional” como lo llamó caballerosamente).
“Una ley de servicio nacional, que prevenga las huelgas durante el transcurso de la guerra”, dijo Roosevelt, “y, con las excepciones correspondientes, pondrá a disposición de la producción bélica o cualquier otro servicio esencial, a todo adulto apto de esta nación”.
Las “excepciones” estaban diseñadas para los de su clase y sus facilitadores.
Ocasio-Cortez endulza la política bélica antiobrera imperialista de los gobernantes norteamericanos.
Los autores del plan dicen que los fondos para el Nuevo Trato Verde se pueden conseguir de la “misma manera que pagamos por la Segunda Guerra Mundial y todas nuestras guerras actuales”. Y con medidas como los rescates extendidos a los bancos “demasiado grandes para fracasar” en 2008.
Sus exaltaciones a la victoria de los gobernantes norteamericanos en la segunda guerra imperialista ignoran los crímenes infligidos a millones de personas por la maquinaria bélica norteamericana, incluido el bombardeo sistemático con bombas incendiarias de la población civil en ciudades alemanas y japonesas y las bombas atómicas lanzadas en Hiroshima y Nagasaki.
¿Se necesita un gobierno más grande?
La artimaña del Nuevo Trato Verde pretende fortalecer y expandir el estado capitalista. Contiene reformas y concesiones para hacer más tolerable la vida para trabajadores y pequeños agricultores que enfrentan la matanza de la crisis capitalista. Los meritócratas creen que los trabajadores los necesitan “para ayudarlos a hacer lo correcto”.
Como el Nuevo Trato de Roosevelt, Ocasio-Cortez y otros demócratas de hoy ven a los trabajadores y a los agricultores como objetos que deben ser administrados, en vez de personas capaces de luchar para cambiar las condiciones que los patrones y su gobierno nos imponen, y de transformarse a sí mismos en el curso de la lucha para tomar el poder político.
Los demócratas presentan una versión falsa del Nuevo Trato para convencer a los trabajadores de que se puede hacer algo para disminuir los abusos que enfrentamos a través de una mejor “administración” de la economía capitalista. Pero los gobernantes capitalistas no pueden revertir la crisis de su sistema.
El pueblo trabajador podrá trazar un curso para avanzar solamente si confiamos en nuestra propia capacidad para luchar unidos contra los que nos explotan: los mismos patrones que degradan el trabajo y el medio ambiente.
Reemplazar el dominio capitalista con el poder obrero hará posible “relaciones sociales que se basen en la solidaridad humana y que obren a favor de nuestra interacción y protección de las fuentes naturales de todo el bienestar y la cultura”, explica la resolución del PST “La custodia de la naturaleza también recae en la clase trabajadora: En defensa de la tierra y del trabajo”, publicada en Nueva Internacional no. 8. “¡Qué razón más poderosa para que los trabajadores, agricultores y jóvenes dediquen su vida y su futuro a impulsar la línea de marcha histórica de la clase trabajadora internacional!”.