Tras dos semanas de protestas y huelga general de miles de trabajadores, estudiantes e indígenas, el presidente ecuatoriano Lenín Moreno revocó su decreto del 1 de octubre que aumentó los precios del combustible en el país.
Moreno trató de aplastar las protestas reprimiéndolas y con un toque de queda. Siete personas murieron, 1 340 resultaron heridas y al menos 1 152 fueron detenidas. Todo en vano. El 14 de octubre, Moreno revocó el decreto. Muchos de los encarcelados han sido liberados.
Campesinos indígenas y obreros agrícolas marcharon por millas para protestar en la capital. Se les unieron maestros, taxistas y otros sindicalistas y trabajadores para rechazar el aumento de los precios. Se realizaron protestas por todo el país.
Bajo el decreto, los precios del combustible diesel aumentaron más del doble, de 1.03 a 2.30 dólares el galón, y el gas aumentó de 1.85 a 2.39 dólares. El pasaje del autobús público aumentó en un 30 por ciento.
Esto fue sentido entre los trabajadores y agricultores en un país donde más del 60 por ciento de la población vive con menos de 11 dólares al día. Ecuador ha utilizado el dólar estadounidense como su moneda desde el año 2000.
Durante la última década, la economía de Ecuador ha sido azotada por la caída de los precios del petróleo, su principal exportación.
Moreno impuso el paquete antiobrero a petición del Fondo Monetario Internacional como condición para préstamos por un monto de 4 mil millones de dólares. Esos préstamos están destinados a garantizar el pago de la deuda externa del país y mejorar las condiciones para los inversores capitalistas. El paquete incluye despidos de trabajadores en empresas estatales, reducción de las vacaciones anuales de empleados públicos a la mitad, a 15 días al año, y recortes de salarios de los trabajadores temporales del gobierno en un 20 por ciento si sus contratos son renovados.
Al mismo tiempo, el gobierno redujo o eliminó los aranceles sobre maquinaria, computadoras, teléfonos celulares y equipos agrícolas importados.
El capitalismo norteamericano es el socio comercial más grande de Ecuador, y representa aproximadamente 5.8 mil millones de dólares de las importaciones del país y 6.7 mil millones de dólares de sus exportaciones.
Un gobierno ‘progresista’
Moreno fue el sucesor elegido por el ex presidente Rafael Correa y había sido su vicepresidente cuando ocupó el cargo de 2007 a 2017. El gobierno de Correa, como los de Hugo Chávez en la vecina Venezuela y Evo Morales en Bolivia, se presentó como salvador de los pobres y oprimidos.
Autodenominándose “socialistas” o “revolucionarios” (Correa llamó a su gobierno una “Revolución Ciudadana”), estos gobiernos se esforzaron en “administrar” al capitalismo, no por derrocarlo. Rechazaron el ejemplo establecido por la Revolución Cubana de organizar y movilizar a los trabajadores y agricultores. En cambio, convirtieron a los trabajadores en beneficiarios de programas de asistencia social, mientras dejaban la industria, los bancos y la tierra en manos de los capitalistas ecuatorianos y los monopolios imperialistas.
Azotado por el colapso financiero mundial de 2008, durante toda su presidencia, Correa financió programas sociales y de infraestructura mediante el aumento de la deuda, así como la imposición de algunos impuestos y regalías a las concesiones mineras y petroleras. Esto preparó el escenario para la crisis que se ha profundizado actualmente y para las demandas del FMI.
A pesar de toda su demagogia, Correa se enfrentó tanto con los agricultores indígenas como con los trabajadores de las ciudades. Los líderes indígenas lucharon contra las decisiones de Correa de conceder sus tierras a las compañías mineras capitalistas.
Después de asumir el cargo, Moreno comenzó a distanciarse de gran parte de la retórica antiimperialista de Correa. Tomó medidas para acomodarse con los gobernantes estadounidenses. Se apresuró a culpar al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela por las protestas. Moreno ha respaldado los esfuerzos de Washington para derrocar a Maduro.
El 7 de octubre, Moreno apareció por televisión flanqueado por el alto mando del ejército diciendo que las protestas eran un intento de golpe orquestado por su ex aliado Correa, con la ayuda de Maduro.
Correa todavía goza de apoyo entre muchos trabajadores en Ecuador. Pero muchos trabajadores y agricultores entre los que están luchando contra el decreto gubernamental culpan tanto a Correa como a Moreno por la crisis. “Solo el pueblo \ salva al pueblo”, dijo la Unión Nacional de Educadores.
Mientras las protestas continuaban, Moreno llamó a un diálogo, el cual fue aceptado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie). Alrededor del 25 por ciento de la población ecuatoriana está compuesta por varios grupos indígenas.
El gobierno ha establecido una comisión, que incluye a los líderes de Conaie, encargada de elaborar un plan alternativo para reducir el déficit presupuestario del gobierno. Queda por ver si van a poder llegar a un acuerdo.