Campaña 2020 refleja crisis de los dos partidos capitalistas

Por Terry Evans
18 de noviembre de 2019

Faltándoles mucho del respaldo que necesitan de los republicanos para poder destituir al presidente Donald Trump antes de las elecciones de 2020, muchos demócratas están cada vez más nerviosos de que ninguno de los 17 candidatos que están compitiendo por la nominación presidencial de su partido sea capaz de vencerlo en las urnas.

“Hay una preocupación genuina de que el caballo por el que muchos habían apostado [Joe Biden] ya está cojeando”, dijo al New York Times David Axelrod, un operativo de mucho tiempo del Partido Demócrata y ex asesor de Barack Obama. “Y que el caballo que ha quedado al frente [Elizabeth Warren] no sea capaz de ganar”.

La cruzada para acusar y enjuiciar a Trump está impulsada por el desdén de los liberales, y su miedo, de los millones de trabajadores que o votaron por Trump en 2016, o que no pudieron convencerse a sí mismos de votar por ninguno de los candidatos de los dos partidos capitalistas principales. Convencidos de que estos trabajadores son atrasados y reaccionarios, los liberales quieren sacar a toda costa a Trump ahora para prevenir que el pueblo trabajador lo elija otra vez en 2020.

Hillary Clinton, quien difamó a los partidarios de Trump de “deplorables” cuando perdió ante él en 2016, ha aumentado sus apariciones públicas, negándose a descartar presentarse como candidata otra vez. Otros de su ala del partido, como el ex alcalde de Nueva York Michael Bloomberg y el ex secretario de estado John Kerry están siendo exhortados a postularse.

Semanas después de lanzar sus procedimientos de destitución contra el presidente, basados en torno a comparecencias secretas y copiosas filtraciones a la prensa, los demócratas lo presentaron formalmente a votación en la Cámara. Fueron aprobados, con todos menos dos de los demócratas votando a favor y todos los republicanos en contra.

Pero los liberales no están convencidos de que su “evidencia” contra Trump sea suficiente para destituirlo. El caso se basa en la solicitud del presidente Trump de que el gobierno ucraniano investigue la corrupción, incluyendo los esfuerzos de Hunter Biden para beneficiarse de la posición de su padre como vicepresidente.

Así es que continúan buscando en otros frentes. Los fiscales de Nueva York obtuvieron un fallo judicial de que Trump debe entregar sus declaraciones de impuestos a una investigación criminal que están llevando a cabo, una medida que el presidente apeló el 23 de octubre. El Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara, liderado por los demócratas, demandó al Departamento del Tesoro y al Servicio de Impuestos Internos para tratar de obligarlos a entregar las declaraciones de impuestos de Trump.

Su objetivo es criminalizar a aquellos con quienes no están de acuerdo.

El uso por los demócratas de agentes del FBI y de la CIA contra Trump abre la puerta para el uso de la policía política y el sistema de “justicia” criminal de los gobernantes capitalistas de Estados Unidos contra otros que consideren enemigos. Y en primer lugar esto incluye a trabajadores militantes quienes los capitalistas temen librarán luchas para defenderse del impacto de la creciente crisis del capitalismo.

Dirigentes del Partido Socialista de los Trabajadores y del sindicato de los Teamsters de Minneapolis fueron condenados en 1941 por organizar oposición entre trabajadores a la campaña de los gobernantes para entrar a la Segunda Guerra Mundial. Este ataque fue dirigido por el presidente demócrata Franklin D. Roosevelt y los liberales que constituían su administración.

Crisis del sistema bipartidista

Los acaudalados gobernantes no han podido restaurar la estabilidad de su sistema bipartidista, dañado en 2016. Esa configuración funciona convenciendo al pueblo trabajador de que su única “opción” es emitir su voto por el “mal menor”, uno de los dos principales partidos capitalistas.

Los candidatos demócratas y republicanos en 2016 provocaron una desconfianza y odio sin precedentes de amplios sectores del pueblo trabajador. Trump alegó que él se encontraba fuera del atolladero de Washington y que sería diferente de todas las facciones dentro de ambos partidos. Desde el momento en que fue elegido, los demócratas y sus portavoces en los medios liberales como el New York Times han estado en un frenesí para cambiar los resultados de las elecciones.

Ambas alas del Partido Demócrata creen que la destitución les ayudaría a despejar su camino hacia el poder. El ala izquierda y socialista del partido quiere un camino hacia la presidencia basado en darle la espalda a la mayoría de la clase trabajadora, a la que descartan como reaccionaria. Creen que pueden ser elegidos ganando votos de los africano americanos, latinos y mujeres sobre todo en las grandes ciudades.

Elizabeth Warren, la principal candidata a la nominación del Partido Demócrata, dice que es una capitalista de mentalidad radical que manipulará los impuestos y utilizará un ejército de agencias reguladoras federales para administrar a las grandes corporaciones y hacer que la explotación capitalista sea menos abusiva. Bernie Sanders ofrece políticas similares en nombre del “socialismo”. Ambos se las arreglan para tratar a los trabajadores como objetos que necesitan ser administrados.

Al igual que Trump, ambos dicen que les disgustan las guerras norteamericanas en el extranjero, pero todos ellos seguirán al mando del vasto poder militar de Washington para defender los intereses imperialistas de Washington por todo el mundo, si son elegidos.

“A diferencia de los demócratas, los republicanos y otros políticos que buscan reformar el capitalismo, los candidatos del Partido Socialista de los Trabajadores comienzan con las capacidades del pueblo trabajador para cambiar nuestras condiciones”, dijo al Militante Seth Galinsky, candidato del PST para defensor público de la ciudad de Nueva York.

“Nos organizamos juntos con otros trabajadores para luchar contra los ataques de los patrones, sus partidos y su gobierno. Abogamos por la construcción de un partido obrero, independiente de los partidos capitalistas. Tal curso ofrece una manera de movilizar a millones de trabajadores para arrancar el poder de manos de los gobernantes capitalistas y establecer un gobierno de trabajadores y agricultores”.