Elegir el ‘mal menor’, callejón sin salida para los trabajadores

Por Terry Evans
30 de marzo de 2020

Muchos trabajadores están buscando formas de cambiar la reducción de salarios, el empeoramiento de condiciones laborales y los abusos por los patrones y sus gobiernos. Pero los demócratas y republicanos que están compitiendo por ocupar la Casa Blanca, Bernie Sanders, Joe Biden y Donald Trump, solo ofrecen diferentes maneras de prolongar el dominio de la clase capitalista que impone esas condiciones.

Ambos partidos instan a los trabajadores a votar por el “menor mal”, ofreciendo la esperanza de que “el menos peor” podría ser mejor que el “más peor”. Ambos tratan de prevenir que los trabajadores nos veamos a nosotros mismos, luchando juntos como una fuerza capaz de defender e impulsar nuestros intereses de clase en los centros laborales, en las calles y en la política.

Tanto Biden como Sanders dicen ser el mejor candidato para derrotar al presidente Donald Trump. El presidente obtuvo su victoria en 2016 apelando a los trabajadores cuyas necesidades Washington había ignorado y prometió “drenar el pantano”. Afirma que él es responsable de un “auge para los trabajadores”.

Biden, el candidato centrista que aún queda, dice ser la opción más realista para vencer al presidente.

Sanders denuncia al “sistema” tanto de los demócratas como de los republicanos. Él dice que los trabajadores necesitan una mayor intervención del gobierno, como bajo el de Franklin Delano Roosevelt, que regule al sistema capitalista de una manera más benévola.

En contraste, Alyson Kennedy y Malcolm Jarrett, los candidatos del Partido Socialista de los Trabajadores para presidente y vicepresidente, hablan sobre cómo los trabajadores podemos transformarnos cuando nos organizamos y luchamos por nuestros propios intereses de clase. Es solo a través de las luchas obreras, en el trabajo y otras partes, que los trabajadores ganamos confianza en nosotros mismos, nos preparamos mejor para luchar y podemos ver más claramente que somos una clase con intereses comunes diferentes a los de los patrones y los banqueros que nos explotan.

¿Cómo impulsar la lucha de clases?

La verdadera cuestión que enfrentamos los trabajadores es cómo impulsar las luchas que libramos, grandes o pequeñas, contra los ataques de los patrones. Cómo podemos unirnos en solidaridad con otros que luchan hoy. Cómo podemos fortalecer la posición de nuestra clase a través de la construcción de nuestro propio partido, un partido obrero basado en los sindicatos, a medida que crecen nuestras luchas. Tales luchas son un producto inevitable de la crisis del capitalismo. La estructura electoral capitalista del mal menor es una válvula de presión que los gobernantes usan para que los trabajadores se desahoguen un poco en las urnas cada unos cuantos años.

Durante décadas los patrones se han aprovechado del enfoque de nuestros funcionarios sindicales en buscar acuerdos de “intereses comunes” con los patrones, algo que es imposible bajo el capitalismo. Rechazan movilizar las filas de los sindicatos para luchar.

El salario promedio por hora creció solo el 1 por ciento el año pasado, mientras que la inflación durante el mismo período fue del 2.3 por ciento. Y aquellos con el salario más bajo pagamos una proporción mayor de nuestros salarios en necesidades básicas como alquiler, alimentos, transporte y atención médica.

Casi la mitad de la población actual en Estados Unidos vive de cheque en cheque, y aún una proporción mayor no tiene ahorros al que puedan recurrir en caso de emergencia.

La deuda familiar alcanzó un récord de 14.15 billones de dólares el mes pasado, una bonanza para los vampiros capitalistas, si pueden cobrarla.

Bajos salarios, el aumento de deudas y de los alquileres están obligando a más trabajadores jóvenes a vivir con sus padres, a posponer el poder tener su propio hogar y formar una familia. La expectativa de vida en Estados Unidos comenzó a disminuir en 2015, en gran medida como resultado del consumo de drogas, el alcoholismo y los suicidios.

El afán de ganancias de los patrones los hace imponer condiciones cada vez más peligrosas sobre los trabajadores, desde las minas y los ferrocarriles hasta las tiendas minoristas y los almacenes, independientemente de cuál de los partidos ocupe la Casa Blanca.

Los funcionarios de muchos sindicatos están empeñados en que más miembros sean elegidos como delegados a la convención del Partido Demócrata en julio, para “obtener más influencia”.

Y si Sanders pierde la nominación y algunos de sus partidarios deciden fundar un nuevo partido capitalista más “radical”, solo se convertirá en un juego con tres bolitas.

Hacer que los trabajadores se orienten hacia una política electoral capitalista no hace nada para impulsar la organización de la clase trabajadora, algo que solo puede ocurrir como producto de la acción de la clase trabajadora.

Los candidatos del Partido Socialista de los Trabajadores son los únicos que señalan las luchas en que los trabajadores podemos tomar parte y cómo podemos usar la solidaridad para fortalecer estas luchas.

Explican por qué los trabajadores necesitamos un partido obrero, basado en las luchas sindicales, para luchar implacablemente por los intereses de todos los explotados y oprimidos, y construir un movimiento que pueda poner fin al dominio de la clase capitalista.

Señalan al ejemplo de la Revolución Cubana, en la que trabajadores y campesinos derrocaron la dictadura de Fulgencio Batista respaldada por el imperialismo norteamericano e hicieron la primera revolución socialista en nuestro hemisferio. Esa revolución sigue viva hoy, y representa algo que podemos emular y de la cual podemos aprender.

Al igual que los trabajadores y agricultores cubanos, en el curso de nuestras luchas crecerá nuestra conciencia de clase y la capacidad de dirigir la sociedad nosotros mismos.