Declaración del PST

Exigir que gobierno actúe ya para proteger a trabajadores

30 de marzo de 2020
Arriba, director de salud pública Rolando Camejo se reune con dirigentes de sindicatos, grupos comunitaros y organizaciones de mujeres, en Santa Cruz del Sur, Camagüey, marzo 13, para organizar respuesta a amenaza del coronavirus en centros de trabajo, escuelas y barrios. En Cuba revolucionaria, nadie queda desamparado. Recuadro, oficina cerrada en Massachusetts, a medida que gobiernos imponen aislamiento total, pero no hacen nada para organizar el cuidado médico o la ayuda que el pueblo trabajador necesita.
Arriba, Radio Santa Cruz, Recuadro, AP/ Charles KrupaArriba, director de salud pública Rolando Camejo se reune con dirigentes de sindicatos, grupos comunitaros y organizaciones de mujeres, en Santa Cruz del Sur, Camagüey, marzo 13, para organizar respuesta a amenaza del coronavirus en centros de trabajo, escuelas y barrios. En Cuba revolucionaria, nadie queda desamparado. Recuadro, oficina cerrada en Massachusetts, a medida que gobiernos imponen aislamiento total, pero no hacen nada para organizar el cuidado médico o la ayuda que el pueblo trabajador necesita.

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Alyson Kennedy, la candidata del Partido Socialista de los Trabajadores para presidente, emitió el 18 de marzo el siguiente llamado urgente a la acción. Malcolm Jarrett es el candidato del partido para vicepresidente en 2020.

 Los trabajadores y nuestros sindicatos necesitan exigir que el gobierno actúe ahora para proteger a los trabajadores y a la humanidad de las consecuencias devastadoras de la entrelazada crisis económica y social capitalista.

Los gobernantes capitalistas, quienes son responsables de estos colapsos, deben movilizar recursos masivos para contener y repeler la epidemia del coronavirus y brindar tratamiento a los que se enfermen. Debemos exigir ayuda de emergencia para la clase trabajadora, los agricultores, los dueños de pequeños negocios y otros productores explotados azotados por los cierres y despidos impuestos por los patrones, su gobierno y sus partidos demócrata y republicano.

Debemos rechazar el aislamiento que los gobernantes pretenden imponer a los trabajadores. Independientemente de las medidas que puedan ser requeridas para condiciones específicas, lo que los trabajadores necesitamos por encima de todo es la solidaridad de clase y la acción unificada para exigir soluciones a lo que enfrentamos.

Exijamos que el gobierno construya hospitales de emergencia, provea camas y expanda la producción de equipos y suministros médicos, ¡Ya! Que acelere el adiestramiento de trabajadores para dar tratamiento a los infectados y expanda masivamente las pruebas para detectar la presencia del virus, ¡Ya!

El COVID-19 es una enfermedad, cuyas causas, vacunas y tratamientos pueden llegarse a conocer científicamente. Pero no hay nada “natural” en esta crisis mundial. Es producto del afán de ganancias de los patrones y los gobiernos capitalistas que les sirven.

Los gobernantes capitalistas quieren hacernos creer que la calamidad social que enfrentamos es causada por un mutante de un virus, y que lo único que podemos hacer es esperar que se apague, dejar que suficientes “portadores” mueran y que no seamos nosotros. Pero los trabajadores con conciencia de clase tienen un compás moral y político opuesto. Siempre buscan las maneras para impulsar los intereses de la mayoría trabajadora de la humanidad, cuando nos oponemos a los ataques de los patrones contra nuestros salarios, condiciones de trabajo y derechos constitucionales.

Por ejemplo, este año los trabajadores de un Walmart en Chicago rehusaron trabajar en una fosa de lubricación y cambio de llantas contaminada con aguas cloacales, a pesar de la insistencia de los patrones, y lograron una victoria.

Los trabajadores en una tienda en Nueva York se unieron y repelieron los esfuerzos para obligarlos a tomar el almuerzo en una hora conveniente para la gerencia y no cuando ellos tenían hambre y necesitaban un descanso.

En cada una de estas luchas los trabajadores ganaron el apoyo y la solidaridad de otros trabajadores, que sabían muy bien cómo los patrones tratan de hacernos pagar por su crisis. Luchando, estos trabajadores se fortalecieron a sí mismos y a otros. Demostraron que podemos depender de nuestras propias capacidades para una acción común. Ante la crisis que nos está afectando ahora, necesitamos estar en nuestros puestos de trabajo, junto con nuestros compañeros de trabajo, para multiplicar esta resistencia.

Exijamos que el gobierno provea beneficios de desempleo inmediatamente para todos los trabajadores, agricultores y otros productores explotados, ¡por el tiempo que lo necesiten! Pagos semanales por desempleo de los que podamos depender, no un cheque único que no cubra lo necesario.   

Los trabajadores sin trabajo necesitan estos beneficios, independientemente del trabajo que estaban realizando. Independientemente de donde vivan: en una gran ciudad, un pueblo pequeño o en áreas rurales. Independientemente de que si tienen “papeles” que los gobernantes exigen para ser considerado “legal”. Independientemente de que sean “permanentes”, “temporarios” o “empleados por si mismos”.

Ante la repentina pérdida de empleos y las emergencias médicas, es esencial asegurar que los patrones no dejen a ningún trabajador o su familia a su suerte. Es una condición para el fortalecimiento de la solidaridad y la combatividad de nuestra clase.

La clase trabajadora y los sindicatos necesitan luchar por un programa de obras públicas financiado por el gobierno que ponga a millones a trabajar con salarios a escala sindical en la construcción de hospitales, viviendas y otras instalaciones que los trabajadores necesitan.

Desde la epidemia de polio y del virus del VIH en el siglo pasado, se han desarrollado tratamientos médicos para proteger a los seres humanos de estas plagas mortales.

Necesitamos exigir un programa urgente para incrementar los recursos para producir una vacuna para el coronavirus y de medicinas para mejorar las condiciones y curar a los infectados. Esta labor vital no puede depender de las decisiones y prioridades de los dueños de las empresas farmacéuticas basadas en garantizar ganancias, ni de las bonanzas federales multimillonarias para sus arcas.  

Es responsabilidad del gobierno capitalista organizar una movilización inmediata y obligatoria, utilizando todos los avances científicos y tecnológicos disponibles. Es más, los pasos hacia el desarrollo de una vacuna y tratamientos deben ser compartidos con todos los que los necesiten alrededor del mundo y no envolverlos en la burocracia de las patentes y de la “propiedad intelectual” a costa de centenares de miles de vidas.

La manipulación de precios por los especuladores, el acaparamiento antisocial, el darle la espalda a los necesitados son productos secundarios del pánico y el temor fomentado por la negativa de los patrones a tomar las medidas necesarias. Tal cobardía y miedo son especialmente generalizados hoy día entre las capas de clase media y de profesionales.

Pero la acción resuelta de la clase trabajadora y los sindicatos pueden contrarrestar estas actitudes y actos antiobreros señalando el camino a seguir.

Los trabajadores organizados juntos para luchar contra los patrones es la base sobre la cual descansa el progreso. Es necesario estar en pie de guerra para confrontar la creciente crisis capitalista actual y sus consecuencias. Pero no una guerra por grandes ganancias para la clase gobernante en Estados Unidos y alrededor del mundo, como las guerras que los trabajadores han enfrentado durante nuestras vidas y las de nuestros antecesores. Sino una batalla para proteger a la clase trabajadora y a nuestros aliados explotados y oprimidos, aquí y alrededor del mundo.

A medida que ganemos confianza en nosotros mismos y en otros trabajadores, podremos reconstruir nuestros muy debilitados sindicatos y empezar a utilizar el poder sindical nuevamente.

Podremos establecer nuestro propio partido, un partido obrero que nos ayude a organizar y luchar políticamente por estas demandas. Un partido revolucionario que hable —y sobre todo que actúe— a favor de todo el pueblo trabajador.

Y podremos adquirir el valor, conciencia de clase y la experiencia de lucha e inteligencia necesaria para construir un movimiento de millones. Un movimiento para derrocar el dominio de los explotadores capitalistas, remplazarlo con un gobierno de trabajadores y agricultores y marchar hombro a hombro con nuestras hermanas y hermanos de todas partes hacia un mundo socialista.