AUCKLAND, Nueva Zelanda — En una victoria para los derechos de la mujer, el Parlamento de Nueva Zelanda aprobó el 18 de marzo una ley que despenaliza el aborto.
“Tardó mucho en llegar”, dijo Margaret Sparrow a la revista Time tras conocer la noticia. Sparrow, de 84 años de edad, es médico y dirigente de toda la vida de la lucha por los derechos reproductivos de la mujer. “Será más seguro para las mujeres y mejorará el acceso”, dijo.
Hace décadas, Sparrow comenzó a ayudar a estudiantes a tener acceso a anticonceptivos y por varios años ayudó a mujeres a ir a Australia para obtener un aborto antes de que se abriera la primera clínica aquí. Después de dedicarle más de medio siglo a esta lucha, ella dice que su trabajo aún ha terminado.
“La siguiente etapa es asegurar que se implemente”, dijo.
La ley establece el derecho de la mujer a elegir un aborto hasta la vigésima semana del embarazo. Después de ese período, tiene que encontrar a por lo menos dos profesionales médicos que consideren el procedimiento como “clínicamente apropiado”.
“Ha sido una lucha muy larga para llegar hasta aquí”, dijo al Militante Ella Shepherd, presidenta del Colectivo Feminista de la Universidad de Auckland. “Esto es algo que ha movilizado y unido a varias generaciones”.
Bajo la ley anterior de 1977 el aborto constituía un delito penal. Las protestas y los cambios de actitud en toda la sociedad desde entonces han forzado un relajamiento de su aplicación, lo que ha permitido que se realicen abortos por motivo de una amenaza a la salud mental o física de la mujer, si obtenían la aprobación de dos médicos certificados.
“Es importante que las mujeres puedan abortar sin tener que mentir o tener que cruzar los dedos esperando que el médico esté de acuerdo”, dijo la estudiante Barbora Sharrock. Ella participó en un día de acción nacional el 18 de febrero que atrajo a cientos de personas que exigieron la legalización y presionaron al gobierno laborista a que cumpliera su promesa de cambiar la ley.
Opositores de los derechos de la mujer protestaron contra la nueva ley. Agnes Loheni, legisladora del Partido Nacional, afirmó en un informe al Parlamento que la ley conduciría a más abortos vinculados a la selección del sexo, y “elimina por completo los derechos humanos del niño no nacido”.
Durante los últimos años ha habido acciones en Irlanda, Argentina, Corea del Sur y otros países, encabezadas por mujeres jóvenes y algunas movilizaciones que han reunido a cientos de miles de personas en las calles. En Irlanda, una campaña continua ganó un referéndum nacional que forzó al gobierno a legalizar el aborto en 2019.
Pero los políticos capitalistas que se oponen al derecho al aborto están utilizando cada apertura para atacar y restringir el acceso de las mujeres al procedimiento. Los gobiernos estatales de Ohio, Mississippi y Texas están utilizando el coronavirus para justificar la prohibición del aborto, por ejemplo. Las autoridades afirman que no son “médicamente esenciales” y que el equipo de protección personal se necesita para tratar a los pacientes con COVID-19.
El derecho de la mujer al acceso sin restricciones a servicios de planificación familiar, incluido el derecho a un aborto seguro, es una necesidad para las mujeres. También es una cuestión de vida o muerte para el avance de la unidad de la clase trabajadora.