Cuba revolucionaria ha enviado a más de 2 mil trabajadores de la salud a 30 países en respuesta a solicitudes de ayuda para dar tratamiento a pacientes con COVID-19 de los gobiernos de estos países.
Los voluntarios cubanos han brindado atención a 110 mil pacientes, salvando vidas y combatiendo la expansión de la enfermedad. Los contingentes destinados a combatir el COVID-19 se suman a los más de 28 mil trabajadores de la salud que ya estaban laborando en 59 países.
Washington está aumentando su campaña de difamación contra estas misiones internacionalistas preocupados de que están fortaleciendo el prestigio de la Revolución Cubana.
El Departamento de Estado presentó en junio su “Informe anual sobre el tráfico de personas”. Sus “estándares” reflejan la sumisión de los gobiernos a los fines imperialistas norteamericanos. El informe de este año está lleno de mentiras declarando que los trabajadores de la salud cubanos son víctimas de “trabajo forzoso”.
El Departamento de Estado de Estados Unidos alega que las misiones médicas recaudan 7 mil millones de dólares en una “actividad lucrativa del régimen cubano” y lo presenta como algo insidioso.
El dinero que Cuba recibe por la asistencia —y algunos gobiernos pagan poco o nada— se utiliza para mantener los programas. También se usa para los gastos del sistema de salud del país que provee servicios médicos gratuitos para todos en la isla, y para otros programas que benefician a los trabajadores y agricultores. En Cuba el cuidado de la salud es un derecho social para todos.
Los trabajadores de la salud cubanos se hacen voluntarios por su dedicación a la solidaridad internacionalista obrera. “No lo dudé ni un minuto”, dijo a Granma Eduardo Brito Pérez, enfermero especialista en cuidados intensivos, refiriéndose a cuando le pidieron ser parte de la misión a Lombardía, Italia.
Brito dijo que no está de acuerdo con quienes consideran a los voluntarios como héroes. “Un hombre debe estar allí donde sea más útil, donde el deber lo llama”, dijo. “Por eso yo hoy siento orgullo de poder decir que volví a mi patria con la misión cumplida”.
En diciembre, Carrie Filipetti, vice secretaria adjunta del Departamento de Estado para Cuba y Venezuela, acusó a los voluntarios médicos de “estar sembrando discordia política y social por todo el mundo”. Alegó que los médicos cubanos en Venezuela han amenazado con negarles tratamiento a los que no apoyen al presidente venezolano Nicolás Maduro.
Pero los cubanos no brindan asistencia en base a la política del gobierno que la solicita. Fueron a ayudar a Italia imperialista. Se encuentran en Martinica, colonia francesa, y también en dos “territorios británicos de ultramar”, las islas Anguilla y Turcas y Caicos. Los voluntarios cubanos respetan escrupulosamente la soberanía de las naciones donde brindan ayuda.
Cuba ofreció enviar 1 600 médicos, hospitales de campaña y 83 toneladas de suministros médicos a Nueva Orleans un día después que el huracán Katrina azotó esa ciudad en 2005, una oferta que fue rechazada por Washington.
Los senadores Rick Scott, Ted Cruz y Marco Rubio presentaron el 17 de junio un proyecto de ley titulado “Detener las ganancias del régimen cubano”. Ronald Sanders, el embajador de Antigua y Barbuda en Estados Unidos, respondió al día siguiente. Los tres “ignoran el derecho soberano de otros países de entrar en acuerdos con Cuba”, dijo Sanders.
Los internacionalistas cubanos que están atendiendo a pacientes con COVID-19 en 15 países caribeños han “hecho una gran y beneficiosa diferencia”, dijo Sanders. Sin ellos, “el sistema de salud de varios países caribeños se hubiera colapsado”.
El internacionalismo siempre ha caracterizado a la Revolución Cubana. En los primeros años después de derrocar la dictadura de Batista, respaldada por Washington, el gobierno cubano ayudó al Frente de Liberación Nacional de Argelia, que luchaba por la independencia de esa colonia francesa. Tras lograr la independencia, Cuba envió 57 médicos y otros trabajadores de salud.
Los trabajadores de la salud cubanos fueron a Argelia voluntariamente, como en todas las misiones cubanas realizadas desde entonces. “Nadie fue presionado ni obligado a participar”, expresó Pablo Resik Habid, quien encabezo la primera brigada médica a Argelia en 1963, al periodista cubano Hedelberto López Blanch.
La mitad de los 6 mil médicos que existían en la isla al momento del triunfo de la revolución emigró a Estados Unidos. Al mismo tiempo, Washington estaba organizando agresiones económicas y militares contra el nuevo gobierno de trabajadores y los valores morales revolucionarios.
La decisión de enviar médicos a Argelia fue “como el mendigo ofreciendo su ayuda”, dijo Ramón Machado Ventura, quién se unió a la guerra revolucionaria contra Batista como médico y ayudó en la misión en Argelia. Sigue siendo un dirigente del gobierno revolucionario cubano. “Pero sabíamos que el pueblo de Argelia lo necesitaba más que nosotros y lo merecían”.
Esta es la moralidad revolucionaria, lo opuesto a la moralidad del capitalismo que deja a las personas desamparadas. Esto es posible porque los trabajadores y agricultores de Cuba tomaron el poder de los capitalistas y terratenientes y en el proceso se transformaron a sí mismos. Están determinados a continuar defendiendo su revolución.