Semanas de enfrentamientos en el sur del Cáucaso entre los regímenes de Azerbaiyán y Armenia por el control del territorio de Nagorno-Karabaj han causado estragos en el pueblo trabajador de la región. Con Azerbaiyán, apoyada por el gobierno de Turquía y los gobernantes de Armenia aliados a Moscú, este conflicto se ha prolongado durante décadas y tiene implicaciones no solo en la región, sino también en los conflictos más amplios por mercados e influencia.
El presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, anunció el 8 de noviembre que tropas de su país habían tomado la ciudad estratégica de Shusha, que se encuentra en una cima que domina Stepanakert, la capital de Nagorno-Karabaj.
Dos días después, los gobiernos de Azerbaiyán y Armenia anunciaron un alto el fuego negociado por Moscú. El acuerdo cede a las fuerzas azerbaiyanas el control del territorio conquistado en las últimas seis semanas, incluida Shusha. Incluye el despliegue de 2 mil efectivos rusos en Nagorno-Karabaj, y el retiro de Ankara de un área que Moscú considera parte de su “extranjero cercano”.
Nagorno-Karabaj, con una población mayoritariamente armenia, se encuentra dentro de Azerbaiyán. A fines de los años 80 cuando se desmoronaba la Unión Soviética estalló una guerra por el control del enclave y terminó en un alto el fuego en 1994, sin tratado de paz, y con el costo de unas 30 mil vidas. Cientos de miles de azerbaiyanos fueron expulsados.
Miles de personas han muerto en los últimos combates. Según UNICEF, más de 130 mil civiles han sido desplazados de sus hogares. Stepanakert ha sido bombardeada repetidamente.
El dirigente de Nagorno-Karabaj, Arayik Harutyunyan, dijo a Reuters que no tenían más opción que concluir este acuerdo debido al riesgo de perder todo el enclave a Azerbaiyán.
Las fuerzas azerbaiyanas tienen una fuerza militar superior a la de Armenia, con equipo de alta tecnología, incluyendo drones comprados a los gobiernos de Turquía e Israel.
Impacto de revolución bolchevique
Este conflicto se remonta muchas décadas. La revolución de trabajadores, soldados y agricultores en Rusia en 1917 comenzó a sentar las bases para resolverlo.
Los trabajadores y campesinos de la antigua prisión de naciones zarista hicieron grandes logros en superar las divisiones nacionales después de que la revolución bolchevique, dirigida por Vladimir Lenin, tomó el poder en octubre de 1917. Se forjó la solidaridad uniendo a los trabajadores en una lucha contra la explotación y la opresión por los terratenientes y capitalistas, y contra los fines depredadores de las potencias imperialistas. La revolución se extendió rápidamente por toda la región del Transcáucaso, donde la composición de clases de estos países, incluyendo Armenia, Azerbaiyán y Georgia, era más campesino que en Rusia.
La comuna de Bakú
Los bolcheviques se ganaron la alianza de los trabajadores industriales en Bakú, que provenían de toda la región. Con la formación de un gobierno soviético en abril de 1918, se formó la Comuna de Bakú. Uno de sus dirigentes centrales fue Stepan Shaumian, quien fue elegido miembro del comité central del Partido Bolchevique en 1917. La Comuna de Bakú respaldó la lucha de los trabajadores y campesinos en toda la región del Cáucaso para forjar la unidad en las luchas contra las fuerzas respaldadas por los terratenientes y los capitalistas.
Pero el gobierno revolucionario enfrentó muchos desafíos. Fuerzas turcas invadieron el Cáucaso en febrero de 1918 tratando de conquistar la región. Ellos fomentaron la animosidad nacionalista entre los azerbaiyanos, un pueblo musulmán de habla turca, y los armenios, que son cristianos. Esto dio lugar a enfrentamientos.
A finales de julio los opositores procapitalistas del liderazgo bolchevique traicionaron a la Comuna de Bakú. Un nuevo gobierno contrarrevolucionario detuvo a Shaumian y a otros 25 líderes de la comuna, y los ejecutaron en septiembre de 1918.
Stepanakert debe su nombre a Shaumian. Las estatuas del líder bolchevique siguen en pie tanto en Armenia como en Bakú.
Dos años más tarde los trabajadores y agricultores de la región se rebelaron de nuevo cuando el Ejército Rojo avanzó hacia el área.
Lenin hizo un llamado al derecho de las naciones y las nacionalidades oprimidas a la autodeterminación, una parte esencial del programa de los bolcheviques. El congreso soviético en enero de 1918 estableció la República Socialista Federativa Soviética de Rusia “reservando a los trabajadores y campesinos de cada nación la facultad de tomar libremente en sus propios congresos de soviets la decisión sobre su participación en el gobierno federal … y bajo qué condiciones”.
A fines de 1922, 21 repúblicas autónomas y regiones se habían establecido dentro de la RSFSR, y el gobierno revolucionario estaba colaborando con las repúblicas soviéticas en Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia (Belarús), Georgia y Ucrania para formar una unión voluntaria: la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Los bolcheviques tomaron medidas especiales para ayudar al desarrollo de la economía, los derechos lingüísticos y la cultura de todas las nacionalidades oprimidas. Hubo un florecimiento de la alfabetización y el arte tanto en Azerbaiyán como en Armenia. Estos esfuerzos ayudaron a unir a los pueblos de la región del Cáucaso, lo que llevó a la formación de una Federación Transcaucásica conjunta en marzo de 1922.
Lenin siguió de cerca estos sucesos. En una carta enviada a los trabajadores de las repúblicas soviéticas en el Cáucaso en abril de 1921, enfatizó: “Los comunistas del Transcáucaso deberían ser plenamente conscientes de la singularidad de su posición y de la posición de sus repúblicas, a diferencia de la posición y condiciones de la RSFSR; que deben apreciar la necesidad de abstenerse de copiar nuestras tácticas, pero modificarlas cuidadosamente para adaptarlas a las diferentes condiciones concretas”. Nagorno-Karabaj se incorporó oficialmente a Azerbaiyán en 1923. Pero hacerlo no fue producto de un conflicto nacionalista. Los líderes comunistas de la república soviética de Azerbaiyán respaldaron que este enclave formara parte de la República Armenia Soviética, relata Ronald Grigor Suny, autor de La comuna de Bakú, 1917-1918, en una entrevista con Middle East Research and Information Project.
“Pero debido a que Armenia era tan pobre”, dijo, y había sido inundada por refugiados armenios de las masacres turcas en 1915, se llegó a un acuerdo de que lo mejor sería estar en Azerbaiyán, que tenía la economía más avanzada de la región, incluidos los campos petrolíferos de Bakú.
Pero este curso revolucionario fue revertido a mediados de la década de 1920 con el surgimiento de una capa burocrática privilegiada liderada por José Stalin que derrocó las políticas revolucionarias de Lenin y reimpuso el chovinismo de la Gran Rusia sobre estos pueblos oprimidos.
Durante el último año de su vida, Lenin luchó contra los esfuerzos de Stalin en esa dirección. Esta lucha está documentada en un libro de la editorial Pathfinder Press titulado La última lucha de Lenin.