editorial

Trabajadores necesitan su propio partido

7 de diciembre de 2020
“Control obrero de la producción. ¡Me gusta eso!” dijo David Wilkerson (der.), a candidata del PST para el Senado Rachele Fruit el 21 de nov. en Dallas, Georgia, después de leer programa de acción. Se suscribió al Militante.
Militante/Janice Lynn“Control obrero de la producción. ¡Me gusta eso!” dijo David Wilkerson (der.), a candidata del PST para el Senado Rachele Fruit el 21 de nov. en Dallas, Georgia, después de leer programa de acción. Se suscribió al Militante.

Los trabajadores necesitamos nuestro propio partido político, un partido obrero basado en los sindicatos, que podamos usar para defender nuestros intereses, independiente y políticamente opuesto a los demócratas y republicanos, los partidos gemelos de los gobernantes capitalistas.

Alternándose en el puesto durante décadas, el que está “afuera” afirma ser el partido del “cambio”. Los dos existen para proteger los intereses de las familias capitalistas explotadoras contra los de los trabajadores y agricultores. Ninguno de ellos puede ser convertido en una fuerza política que defienda los intereses de la clase trabajadora.

Es indispensable que los trabajadores construyan su propio partido, no uno que se postule en las elecciones cada cuantos años, sino un partido que organice e impulse nuestras luchas por empleos, mejores salarios, derechos sindicales y condiciones laborales más seguras, los 365 días del año. Uno que promueva la solidaridad y defienda los intereses que los trabajadores de todo el mundo tienen en común. Un partido que luche contra los intentos de convertir a nuestra juventud en carne de cañón para las guerras imperialistas.

Este partido atraería a todos los indignados por el devastador impacto de la crisis actual, que rechazan la indiferencia de los gobernantes capitalistas hacia las condiciones que enfrentan los trabajadores, y quieren encontrar formas de hacer frente y defenderse contra los ataques de los patrones. 

Los candidatos del Partido Socialista de los Trabajadores en 2020 ofrecieron un ejemplo de lo que haría un partido obrero. Dijeron la verdad sobre la crisis que han provocado los gobernantes capitalistas y las condiciones que enfrentan los trabajadores. Propusieron un programa de acción de lucha para cambiar estas condiciones. Se unieron a las líneas de piquetes de los empacadores de frutas, a protestas de camioneros, huelgas en astilleros en Maine, manifestaciones contra la brutalidad policial y muchas otras acciones dentro y fuera de los centros de trabajo, y forjaron la solidaridad con esas batallas a favor de los intereses de la clase trabajadora.

La campaña del PST explicó que los trabajadores deben organizarse para combatir los ataques de los patrones contra nuestros trabajos, salarios, condiciones laborales y nuestra salud. Sobre ese curso podemos construir y utilizar el poder sindical a nuestro favor y para todos los trabajadores, agricultores y otros que sufren los golpes de la clase patronal.

¡Millones necesitan trabajo hoy! Necesitamos luchar por un programa de obras públicas financiado por el gobierno para poner a trabajar a millones de personas con salarios de escala sindical, construyendo hospitales, viviendas, escuelas y otras cosas que los trabajadores y agricultores necesitan.

Nuestros sindicatos deben luchar por una escala móvil de horas y salarios para prevenir más despidos y los efectos del aumento de los precios. ¡Reduzcan la semana laboral sin recortar el salario! Por cláusulas de aumentos del salario y los beneficios de jubilación para compensar por cada aumento de los precios. Exigir beneficios de desempleo federales a escala sindical para todos los despedidos.

Los partidarios del PST se unieron a otros trabajadores para hacer frente a los esfuerzos de los patrones de obligar a los trabajadores a trabajar en condiciones inseguras. Explicaron que para proteger nuestra salud y seguridad, los trabajadores deben tomar el control de la producción de manos de los patrones.

A medida que los trabajadores tomemos más control de la producción, aprenderemos más sobre nuestras capacidades y llegaremos a reconocer que es posible que nuestra clase dirija toda la economía a favor de los intereses de la gran mayoría.

A través de estas luchas ganaremos confianza en nosotros mismos y una mayor conciencia de clase. Nos convertiremos, como dijo el revolucionario cubano Che Guevara, en hombres y mujeres nuevos, capaces de tomar nuestro destino en nuestras propias manos.

Estas batallas pueden abrir el camino para construir y usar un partido obrero para trazar un rumbo para arrancar el poder político de manos de los gobernantes capitalistas y establecer un gobierno de trabajadores y agricultores.

Al hacerlo abriremos la puerta a una alianza de clases diferente en el poder, una que use el poder de su propio gobierno para hacer realidad la atención médica desde la cuna hasta la tumba para todos.

Pondría la protección del medio ambiente en manos de quienes producen toda la riqueza, no de los que viven del saqueo de los recursos y la explotación de otros. Proveería a los trabajadores del arma más poderosa posible para erradicar el racismo, la opresión de la mujer y el resto de las relaciones opresivas heredadas de la sociedad de clases, de una vez por todas.

El cambio de administraciones en Washington no detendrá el efecto debilitador del desempleo masivo, ni los efectos mortales de una industria de la salud con fines de lucro. Pero la acción unida, disciplinada y decidida de los trabajadores y los agricultores —algo que los patrones y sus dos partidos siempre nos dicen que es imposible— puede hacerlo.

Eso es por lo que tenemos que luchar.