ATLANTA — El 16 de marzo, Robert Aaron Long, un hombre caucásico de 21 años de edad, mató a ocho personas en tres salas de masajes, dos en Atlanta y una en el condado de Cherokee. Seis de las personas muertas eran mujeres coreanas o chino-americanas, y dos eran caucásicas, un hombre y una mujer. Un hombre latino en el establecimiento contiguo a una de las salas también resultó seriamente herido.
Después de ser arrestado, Long dijo a la policía que había estado luchando contra una adicción sexual y que tenía que eliminar las salas que frecuentaba para eliminar la “tentación”. Dijo que el prejuicio contra los asiáticos no tenía nada que ver con los homicidios.
Los fallecidos en el condado de Cherokee fueron Delaina Ashley Yaun, Paul Andre Michels, Xiaojie Tan y Daoyou Feng. Y en Atlanta fueron Soon Chung Park, Hyun Jung Grant, Suncha Kim y Yong Ae Yue.
La policía ha acusado a Long de asesinato y de “asesinato con malicia”, lo que significa que fueron premeditados, cargos que conllevan la pena de muerte en Georgia.
Estos brutales asesinatos provocaron una respuesta en las comunidades asiáticas y un debate nacional sobre lo que reflejan y sobre si las leyes por “delitos de odio” son la respuesta.
Ha habido un aumento de las amenazas y los ataques contra asiáticos en Estados Unidos desde la llegada del coronavirus. Esto ha provocado repudio y protestas entre muchos estadounidenses de origen asiático. Julian In, de 31 años, oriundo de Camboya, llevaba un cartel que decía: “Mis padres no sobrevivieron a los Jemeres Rojos para esto” en una manifestación realizada en Atlanta el 20 de marzo, la primera protesta en la que había participado. “Necesitamos reconocer el problema”, dijo al Militante.
Los medios liberales y muchos políticos del Partido Demócrata, en Georgia y en la Casa Blanca, dicen que las acciones de Long fueron racistas, dirigidas contra los asiáticos, y exigen que las autoridades de Georgia presenten cargos de “crimen de odio”. Dicen que los trabajadores se están volviendo más racistas y reaccionarios. “La supremacía blanca y el odio están atormentado a los asiático-americanos” dijo el encabezado de CNN en su reportaje.
De hecho, las estadísticas del gobierno muestran que muchos de los ataques crecientes contra personas de origen asiático han sido perpetuados por africano americanos.
No hay evidencia de que Long sea un fanático racista o antiasiático. Cuando fue arrestado, él le dijo a la policía que padecía de una adicción sexual incontrolable, que no podía evitar las salas de masajes donde encontraba gratificación, y que actuó para eliminar la “tentación”. Sin duda fue un ataque contra las mujeres.
Long es un activista cristiano evangélico desde hace mucho tiempo, que se remonta a cuando estaba en la escuela pública. Estaba angustiado por el conflicto entre su religión y su comportamiento. Se internó dos veces en programas de rehabilitación, en Maverick Recovery y HopeQuest Ministry Group, durante más de seis meses, pero recayó continuamente y visitó las salas. En repetidas ocasiones habló con los otros pacientes sobre su crisis y su odio hacia la industria pornográfica, dijo al Washington Post Tyler Bayless, quien fue su compañero de cuarto en Maverick.
Bayless dijo que otras personas en Maverick le preguntaron a Long si tenía “algo” por las mujeres asiáticas, y él dijo que no.
Long asistía regularmente a los spas que atacó, los cuales estaban siendo investigados por la policía por prostitución. Young’s Asian Massage, en el condado de Cherokee, se encuentra a una milla de HopeQuest. Y los tres spas están listados en sitios web dirigidos a personas que buscan lugares donde pueden tener relaciones sexuales.
Antiguos compañeros de clase de la secundaria Sequoyah High School dijeron que a Long le indignaba el comportamiento racista. Uno de ellos dijo a WGCL-TV que Long se había enojado cuando un estudiante dijo un insulto racista, y que Long dijo, “Algo así como, ‘Eso es estúpido, ¿por qué son racistas?’”
Los ataques asesinos de Long fueron “horribles y desgarradores”, dijo Bret Stephens en su columna del New York Times el 22 de marzo. Pero también señaló que era incorrecto que los medios liberales y los políticos los utilicen indebidamente para promover una “narrativa” sobre la violencia supremacista blanca.
El Partido Demócrata puso su sello en esta “narrativa” de gran manera. El presidente Joseph Biden y la vicepresidenta Kamala Harris visitaron Atlanta y calificaron los asesinatos como “crimen de odio”. Biden insinuó que el pueblo trabajador de Estados Unidos tiene la culpa al decir: “Nuestro silencio es complicidad”.
“Mi partido se unirá a toda protesta contra ataques a personas por ser asiáticos”, dijo al Militante Rachele Fruit, candidata del Partido Socialista de los Trabajadores para alcalde de Atlanta. “Pero comenzamos con los hechos, no con una ‘narrativa’.
“Y nos oponemos a las llamadas leyes sobre delitos de odio, que se emplean contra lo que alguien piensa, no contra lo que hace”, dijo Fruit. “Las leyes contra el ‘discurso de odio’ no detienen el racismo. Eso requiere un movimiento de masas proletario que luche contra los actos racistas, especialmente las prácticas racistas de los patrones y su gobierno. Un ejemplo poderoso es el movimiento masivo liderado por negros que derrocó la segregación racista de Jim Crow”.