La crisis de los gobernantes capitalistas y su manejo de la pandemia del coronavirus que prioriza las ganancias ha obligado a millones de trabajadores a permanecer desempleados a largo plazo. Al mismo tiempo, los capitalistas están invirtiendo billones de dólares en un frenesí de especulación en acciones, bonos, fraudes online y otros instrumentos financieros que no tienen nada que ver con la economía real de producción y comercio.
Convencidos de que pueden obtener mayores ganancias apostando en valores de papel en lugar de expandir la producción, estos acaudalados jugadores han disparado los precios de las acciones, mucho más allá de su valor real.
“Puedo ganar dinero comprando una acción sobrevalorada”, se jactó James Mackintosh en el Wall Street Journal del 25 de marzo, “si puedo encontrar a alguien dispuesto a pagar aún más”. Pero “el peligro está en que se acaben los tontos más grandes”, advirtió con nerviosismo. Por supuesto, en algún momento, se abrirá el suelo y el mercado se desplomará.
Hay unos 9.5 millones de trabajadores más sin empleo que los que habían hace un año. Unos 18.2 millones de trabajadores están recibiendo beneficios de desempleo hoy, según el gobierno.
Más de 4 millones de trabajadores que han dejado de buscar trabajo han sido eliminados de la fuerza laboral desde febrero de 2020.
Ford anunció que reduciría el número de turnos en su planta de camiones en Louisville, Kentucky, y detendrá la producción en su planta de ensamblaje de Avon Lake, Ohio, echándole la culpa a la escasez de piezas.
En su afán por reducir los costos para aumentar sus ganancias, los patrones han recurrido a las operaciones de inventario justo a tiempo. Pero esto los hace vulnerables a cualquier interrupción en las cadenas de suministro globales.
La contratación debería aumentar a medida que más trabajadores se vacunen y los patrones vean las perspectivas de hacer ganancias poniendo a más de nosotros a trabajar. Ambas cosas serán beneficiosas para los trabajadores. Todo trabajador debería intentar abrirse camino en el desorganizado laberinto capitalista para obtener la vacuna. De regreso al trabajo, los trabajadores se sentirán con más confianza para unirse y hacer frente a los ataques de los patrones contra los salarios y las condiciones de trabajo y luchar por lo que necesitamos.
El atracón especulativo capitalista
La administración Biden ofrece dádivas de asistencia social, pero no ha hecho nada para revertir el desempleo a largo plazo. Y los accionistas capitalistas se han volcado cada vez más hacia las apuestas en la bolsa.
Para mantenerse a flote y refinanciar las crecientes deudas, los dueños de las empresas emitieron una cifra récord de 140 mil millones de dólares en bonos basura durante los últimos tres meses. Esto atrajo a los inversionistas —incluso a los fondos que mantienen las pensiones de los trabajadores— a comprar formas de deuda de mayor rendimiento pero más riesgosas.
El vertiginoso aumento de los precios de las acciones no es nada nuevo. Impulsadas por la necesidad de competir o hundirse, las familias capitalistas gobernantes actúan de forma pragmática. Su actual frenesí de comprar papeles financieros es simplemente un esfuerzo para maximizar sus ganancias sin importar las consecuencias para su economía o para los trabajadores.
“Los explotadores están invirtiendo su capital en mejoras de equipo para ‘economizar mano de obra’ y en obligaciones de valores especulativas porque esto les da un mejor rendimiento que las inversiones en la construcción de fábricas nuevas, la instalación de nuevas tecnologías y la contratación de grandes cantidades de fuerza de trabajo adicional”, explica la resolución del Partido Socialista de los Trabajadores, “Lo que anunció la caída de la bolsa de valores de 1987”. Se puede encontrar en el número 4 de la revista Nueva Internacional.
No existe mejor ejemplo de fiebre especulativa que el aumento de precios de las llamadas criptomonedas. Bitcoin ha aumentado de valor un 990 por ciento en el último año.
Estas fichas digitales fueron promocionadas por sus diseñadores meritocráticos como una alternativa transnacional a las monedas de papel. Pero los bitcoins no se basan en nada del mundo real y son mayormente un objeto de especulación. A diferencia del dólar o la moneda de cualquier otro país, el poder económico y militar de una clase capitalista no se respalda dependiendo de monedas digitales.
Eso no ha impedido que los bancos centrales intenten participar en el boom especulativo. El presidente de la Reserva Federal Jay Powell dice que los funcionarios de la Fed están considerando si pueden emitir una moneda digital basada en el dólar.
Junto al desempleo persistente, los trabajadores enfrentan un ataque en otro frente: el aumento de los precios de las necesidades básicas que constituyen una gran parte de nuestros gastos regulares. Los precios de los alimentos subieron un 3.9 por ciento el año pasado. El Departamento de Agricultura predice que aumentarán al menos otro 3 por ciento este año.
Gobernantes capitalistas rivales por todo el mundo, temiendo perder terreno en una competencia despiadada, están imprimiendo dinero como locos, con la esperanza de aumentar la producción, las compras y las ganancias. “La inflación no ha vuelto”, pontifica el Financial Times. “Quizás nunca venga”. La historia contradice esto.
Para millones de trabajadores, la inflación en las necesidades básicas ya está causando estragos en nuestras vidas.
“No hay forma de que los trabajadores, agricultores y otros productores explotados eviten el aumento de precios”, dijo al MilitanteMalcolm Jarrett, candidato del Partido Socialista de los Trabajadores para alcalde de Pittsburgh. “Pero en el trabajo tenemos el poder de unirnos y luchar por cláusulas de costo de vida en cada contrato sindical que aumenten los salarios y los beneficios de jubilación cada vez que suban los precios.
“El PST llama a nuestros sindicatos a luchar por un programa de obras públicas financiado por el gobierno para crear millones de trabajos con salarios a escala sindical para construir hospitales, escuelas, centros de cuidado infantil y otras cosas que los trabajadores necesitan”, dijo.
“Mi partido hace campaña para organizar a los trabajadores para que apoyen sus luchas mutuamente”, dijo Jarrett. “Así es como podremos allanar el camino para construir el movimiento obrero combativo que necesitamos para dirigir a millones de explotados a luchar para tomar el poder político en nuestras propias manos”.