Incapaz de detener el movimiento nacional contra el golpe militar del 1 de febrero, a pesar de haber matado a más de 700 personas y encarcelado a miles, el régimen militar continúa intensificando los ataques contra los líderes de los sindicatos y de las protestas. Soldados y policías arrestaron a Myo Myo Aye, director del Sindicato Solidario de Myanmar, el 15 de abril en la oficina del sindicato en Shwepyithar Township, un barrio de la clase trabajadora de Yangon. “Vamos a seguir funcionando”, dijo un miembro del personal sindical.
Ese mismo día, un automóvil camuflado se estrelló deliberadamente contra una protesta de motocicletas en la ciudad de Monywa, golpeando a Ko Wai Moe Naing, líder del Comité Regional de Jóvenes de Sagaing. Matones armados saltaron del coche, lo golpearon y se lo llevaron al cuartel general del ejército.
“Simplemente no queremos regresar a la era oscura” del dominio militar, dijo a Irrawaddy el líder juvenil musulmán de 25 años, en Myanmar predominantemente budista, antes de ser apresado.
Arriba, una protesta en Mandalay el 14 de abril.