Los ataques con misiles y los bombardeos entre Hamas y el gobierno israelí continuaron a mediados de mayo, provocando un aumento en el número de muertos y heridos civiles, la destrucción de barrios y el desplazamiento de familias.
Desde el 10 de mayo cuando los funcionarios del régimen islamista de Gaza iniciaron el conflicto armado hasta el 19 de mayo, Hamas y sus aliados habían disparado más de 3,700 misiles contra Israel. Aunque el sistema antimisiles Cúpula de Hierro de Israel ha interceptado alrededor del 90 por ciento de los misiles que han cruzado su frontera, los ataques han matado a 12 personas, incluidos dos ciudadanos árabes y varios trabajadores inmigrantes de Tailandia.
El gobierno israelí ha respondido con ataques aéreos contra las posiciones militares de Hamas en Gaza, matando a civiles y destruyendo viviendas en el proceso. Los líderes de Hamas conscientemente concentran sus instalaciones militares en áreas residenciales con el fin de impulsar a su favor la opinión pública mundial cuando las fuerzas israelíes atacan. El régimen israelí dice que 130 de los más de 200 muertos son combatientes de Hamas o de la Jihad Islámica. El ministerio de salud de Gaza dice que 63 niños y 35 mujeres se encuentran entre los muertos.
Hamas afirma cínicamente que sus ataques con cohetes son para apoyar las protestas contra la amenaza de desalojos injustos de 13 hogares árabes en el barrio Sheikh Jarrah de Jerusalén Oriental y la presencia de la policía israelí en la mezquita Al-Aqsa en Jerusalén.
Las protestas habían crecido en víspera de la ahora aplazada audiencia de la Corte Suprema el 6 de mayo para discutir los desalojos de palestinos que han vivido en Sheikh Jarrah desde la década de 1950. La policía israelí utilizó balas de goma, cañones de agua y arrestos para disolver las protestas palestinas en la mezquita, hiriendo alrededor de 200 personas el 7 de mayo.
Grupos ultraderechistas —algunos vinculados a seguidores del difunto rabino Meir Kahane, quien ganó algunos escaños en las recientes elecciones de la Knesset— realizaron acciones reaccionarias en Jerusalén Oriental el 22 de abril, coreando “Muerte a los árabes”. La policía arrestó a algunos de los derechistas y dispersó sus manifestaciones.
El 10 de mayo, pequeños grupos de jóvenes palestinos, ondeando banderas palestinas y de Hamas y arrojando piedras y bombas incendiarias, atacaron a residentes judíos, hogares, una escuela y una sinagoga en Lod, una ciudad donde judíos y árabes han convivido durante años. El árabe israelí Mousa Hassouna fue muerto a tiros por residentes judíos armados.
Esa noche, Hamas comenzó sus ataques con misiles contra áreas civiles por todo Israel. El gobierno israelí respondió atacando la red de túneles, centros de mando, fábricas de misiles y almacenes de armas de Hamas en Gaza. Decenas de miles de palestinos tuvieron que abandonar sus hogares y murieron civiles.
Decenas de miles de palestinos respondieron a un llamado a una huelga general dentro de Israel y la Margen Occidental el 18 de mayo para protestar contra los ataques israelíes en Gaza, los ataques a la mezquita Al-Aqsa y las amenazas de desalojo. En muchas áreas, la mayoría de las tiendas estaban cerradas.
Muchos liberales y radicales de clase media por todo el mundo han respondido organizando manifestaciones en Estados Unidos y otros países haciendo eco de la consigna antisemita de Hamas, “Del río al mar, Palestina será libre”, un llamado a la destrucción de Israel y a la expulsión de los judíos. No han dicho nada sobre los miles de misiles lanzados por Hamas y la Jihad Islámica contra civiles en ciudades y pueblos israelíes.
Los medios de comunicación imperialistas liberales se han sumado a la campaña contra Israel. Un ejemplo es particularmente revelador. Cuando un ataque aéreo israelí destruyó un edificio que, según el gobierno israelí, albergaba un centro de inteligencia de Hamas, y las oficinas de la Prensa Asociada (AP) y Al Jazeera, el presidente y director ejecutivo de AP, Gary Pruitt, afirmó: “No hemos tenido indicios de que Hamas estuviera en el edificio”. (Funcionarios israelíes habían alertado a los ocupantes con una hora de anticipación, permitiéndoles salir antes de que el edificio fuera atacado).
Sin embargo, en 2014 en la revista Atlantic, un ex editor de la AP en Jerusalén informó que los funcionarios de la AP no solo sabían de la presencia del grupo, sino también que Hamas disparó cohetes desde cerca del edificio, pero que AP decidió no informar nada al respecto.
Solidaridad judío-árabe en Israel
Cuando Hamas comenzó su aluvión de cohetes, los ataques antijudíos y la violencia contra los árabes se extendieron a las ciudades “mixtas” de Israel.
Yigal Yehoshua, un judío residente de Lod de 56 años, murió el 17 de mayo. Fue golpeado en la cabeza por un ladrillo que le arrojaron allí el 11 de mayo. “Yigal era un modelo de convivencia”, dijo su esposa Irena al noticiero del canal 12 de Israel. “Trabajó como electricista y reparaba casas para todos, árabes y judíos”.
Saeed Mousa, un árabe golpeado salvajemente por una turba de derechistas judíos en Bat Yam el 12 de mayo, fue hospitalizado en estado grave. Los agitadores derechistas también destrozaron una heladería de propiedad árabe. Al día siguiente, multitudes de simpatizantes judíos acudieron a la tienda para mostrar solidaridad. Los trabajadores judíos y árabes estaban horrorizados por estos ataques. Hay numerosos casos en que los judíos protegieron a vecinos o compañeros de trabajo árabes amenazados por turbas derechistas y de árabes que protegían a sus vecinos judíos.
El residente de Lod, Nisim Dahan, de 72 años, le dijo al Wall Street Journal que sus amigos árabes de toda la vida lo protegieron de los pirómanos. “Los judíos y los árabes están destinados a vivir juntos”, dijo.
Conductores defienden a árabes
En Tiberíades, el 12 de mayo, cuando una turba de derechistas se dirigió hacia la estación de autobuses en busca de árabes para golpearlos, “los conductores judíos informaron a sus compañeros de trabajo árabes y los escondieron”, dijo Yaniv Bar Ilan al Militante por teléfono el 15 de mayo. Bar Ilan es un vocero de Koach la Ovdim (Poder a los Trabajadores), una federación sindical que representa a los conductores.
Mientras la policía impidió que los derechistas ingresaran a la terminal, la policía dejo a muchos conductores árabes atrapados en la estación, sin poder llegar a casa para celebrar el final del mes de ayuno de Ramadán. Los compañeros de trabajo judíos del sindicato, junto con los residentes locales, se organizaron para que los conductores árabes regresaran a casa sin peligro.
Muchos de los conductores judíos apoyan al gobierno de Benjamin Netanyahu, dijo Bar Ilan. “Pero entienden la necesidad de la solidaridad”, agregó. “Existe un entendimiento de la necesidad de trabajar juntos en el sindicato. Es realmente asombroso”.
Relaciones diplomáticas
En el último año de la administración de Donald Trump, los gobiernos de los Emiratos Árabes Unidos, Sudán, Marruecos, Bahréin y Kosova establecieron relaciones diplomáticas con Israel. Este cambio en el trato de Israel como un estado paria fortaleció las perspectivas para el único desarrollo que puede ofrecer una salida a las décadas de conflicto que divide a los trabajadores en la región: las negociaciones entre Israel, los grupos palestinos en Gaza y la Margen Occidental y los gobiernos árabes para el mutuo reconocimiento de Israel y de un estado palestino soberano.
Las recientes gestiones diplomáticas —los Acuerdos de Abraham— fueron populares entre muchos judíos y árabes dentro de Israel y la Margen Occidental palestina.
Algunas voces del Partido Demócrata le echan la culpa de la crisis al creciente reconocimiento de Israel. La columnista liberal del New York Times, Michelle Goldberg, afirma que los acuerdos permitieron al gobierno israelí ignorar las justas demandas de los palestinos, quienes enfrentan discriminación en el empleo, la vivienda y la educación en Israel, lo que alimenta las explosiones actuales.
De hecho, los acuerdos presentaron aperturas que hicieron más posible que los palestinos ganaran aliados y lucharan por mejores condiciones dentro y fuera de Israel. Pero las fuerzas reaccionarias en Israel y en la región, incluidos los gobernantes burgueses clericales en Teherán, que patrocinan fuerzas políticas reaccionarias y milicias en Siria, Líbano, Yemen y Gaza, se han envalentonado por la falta de progreso desde que Joseph Biden tomó posesión de la Casa Blanca. En lugar de alentar a más gobiernos árabes a entablar conversaciones con Israel, Biden se ha centrado en los esfuerzos, hasta ahora con poco éxito, para revivir los acuerdos nucleares con Irán negociados por la administración de Barack Obama.
Los sucesos en el Medio Oriente subrayan lo que el Partido Socialista de los Trabajadores señaló en una declaración de 2017: “La necesidad política de que los gobiernos israelí y árabes y los liderazgos de las organizaciones palestinas inicien conversaciones inmediatas para reconocer tanto a Israel como a un estado palestino independiente”.
Este es el camino para abrir paso a la lucha de clases, para luchar por “los intereses de clase y la solidaridad de los trabajadores y pequeños agricultores en todo el Medio Oriente, ya sean palestinos, judíos, árabes, kurdos, turcos, persas o de otra nacionalidad, y cualesquiera que sean sus creencias religiosas u otras, y del pueblo trabajador en Estados Unidos y en todo el mundo”.