NUEVA YORK — La Asamblea General de Naciones Unidas votó el 23 de junio, por abrumadora mayoría, a favor de exigir que Washington cese su embargo económico, comercial y financiero contra Cuba que ha durado más de 60 años. En la sesión —la vigesimonovena vez consecutiva en que la ONU toma semejante acción— 184 gobiernos votaron a favor de la resolución presentada por Cuba y solo dos, Estados Unidos e Israel, votaron en contra. Colombia, Ucrania y Brasil se abstuvieron.
“En el año 2020, Cuba, como el resto del mundo, tuvo que enfrentar los desafíos extraordinarios de la pandemia de COVID-19”, señaló el canciller cubano Bruno Rodríguez al presentar la resolución. “El gobierno de los Estados Unidos asumió el virus como aliado” para intensificar su guerra económica contra Cuba, dijo.
“El presidente Donald Trump aplicó 243 medidas coercitivas unilaterales para restringir el arribo de viajeros estadounidenses y perjudicar terceros mercados turísticos; adoptó medidas propias de tiempo de guerra para privarnos de suministros de combustible; persiguió los servicios de salud que prestamos en numerosos países” y muchas otras restricciones. La administración de Joseph Biden no ha levantado una sola restricción.
El gobierno norteamericano comenzó su agresión contra la Revolución Cubana poco después de que Fidel Castro dirigió a los trabajadores y agricultores al poder en 1959. Al año siguiente, Washington bloqueó las importaciones de azúcar de Cuba, prohibió las exportaciones estadounidenses a la isla y cerró allí la planta procesadora de níquel, propiedad del gobierno de Estados Unidos.
Bajo el presidente demócrata John F. Kennedy, Washington financió, entrenó y organizó a mercenarios para la invasión de Bahía de Cochinos (Playa Girón) en abril de 1961, un intento de derrocar la revolución por la fuerza que fue derrotado.
Desde entonces, todos los presidentes de Estados Unidos, demócratas y republicanos por igual, han seguido castigando al pueblo trabajador de Cuba por atreverse a derrocar la dictadura de Fulgencio Batista respaldada por Washington, reemplazarla con un gobierno de trabajadores y agricultores e iniciar la primera revolución socialista en América.
La clase capitalista gobernante de Estados Unidos espera, hasta el día de hoy, que al mantener sus presiones se abrirá la oportunidad de derrocar la revolución. Pero ellos subestiman la fuerza de esa revolución y las capacidades del pueblo trabajador de Cuba.
“Es notable que una pequeña isla bloqueada haya producido cinco candidatos vacunales”, dijo Rodríguez, refiriéndose a las vacunas cubanas contra la COVID-19. La vacuna Abdala, desarrollada en Cuba, ha demostrado una eficacia de más del 90% y el gobierno la está poniendo a disposición de otros países.
Cuba tiene 57 brigadas médicas voluntarias internacionalistas en 40 países para ayudar a combatir la propagación de COVID-19. También cuenta con más de 28 mil trabajadores de la salud que prestan servicios en 59 países.
El pueblo cubano “ha estado compartiendo generosamente con la comunidad internacional a un gran número de sus profesionales de la salud”, dijo Kitty Sweeb, embajadora de Surinam, durante el debate en la Asamblea General.
“Mi país, Angola, y el pueblo angoleño estamos eternamente agradecidos por la ayuda brindada por Cuba cuando más la necesitábamos; primero en el campo militar y luego en los campos de la salud y la educación, en los que Cuba se destaca”, dijo el embajador João Iambeno Gimolieca. Entre 1975 y 1991, unos 425 mil voluntarios cubanos, organizados por la dirección revolucionaria de Cuba, cumplieron misiones en Angola. Desempeñaron un papel clave al ayudar a Angola a derrotar las repetidas invasiones por parte de las fuerzas armadas del régimen supremacista blanco del apartheid en Sudáfrica, que contaba con el apoyo de Washington.
En su breve discurso, Rodney Hunter, “coordinador político” de la administración Biden en la misión norteamericana ante la ONU, afirmó cínicamente que “el avance de la democracia y los derechos humanos siguen siendo la esencia de nuestra política hacia Cuba”.
“Las preocupaciones que dice tener [el gobierno norteamericano] sobre los derechos humanos en Cuba no son legítimas”, replicó Pedro Luis Pedroso, embajador de Cuba ante la ONU. “Estados Unidos no tiene ni la mínima autoridad moral para juzgar a Cuba en materia de derechos humanos”. Señaló la brutalidad policial y opresión racial generalizada en Estados Unidos.