A continuación publicamos una declaración emitida el 20 de septiembre por Róger Calero, candidato del Partido Socialista de los Trabajadores para alcalde de Nueva York.
Las condiciones brutales en la Isla Rikers reflejan cómo funciona el sistema capitalista y cómo los gobernantes norteamericanos usan sus prisiones para proteger sus intereses de clase.
Rikers ha sido una de las cárceles más notorias del país durante sus 90 años de existencia. Pero, los métodos barbáricos que se emplean allí —el confinamiento solitario, el hacinamiento de reclusos en pequeñas celdas sin ventanas, la falta de atención médica adecuada, el maltrato de los reos con enfermedades mentales, las condiciones inmundas e inhumanas en general y la brutalidad— no son exclusivos de esta cárcel.
Tampoco lo es el castigo que se inflige a decenas de miles de trabajadores y jóvenes de clase trabajadora en esta cárcel y en todas las del estado de Nueva York que no han sido condenados por cometer un delito, pero languidecen presos en espera de un juicio, a menudo por años.
El alcalde Bill de Blasio y otros políticos liberales, como la gobernadora Kathy Hochul, están utilizando la crisis en Rikers para impulsar su “visión” de un sistema penitenciario “más humano”. Pero, a pesar de sus medidas para “reformar la fianza” y los llamados a poner fin a la reencarcelación por infracciones leves de la libertad condicional, después de una caída inicial el número de reos ha ido aumentando constantemente a sus niveles previos. Incluso en medio de la pandemia de COVID. De los 31 mil prisioneros en cárceles federales que solicitaron la liberación compasiva cuando el virus se propagó por las cárceles, ¡la oficina de prisiones solo aprobó 36 en 2020!
La crisis actual en el complejo de la Isla Rikers no se debe a la falta de personal, ni la “solución” es contratar a más guardias. Las prisiones bajo el capitalismo reproducen las relaciones sociales competitivas del mundo capitalista. No es ningún secreto para los millones de trabajadores que han sido encarcelados o tienen un pariente, vecino o amigo que ha estado encarcelado. Como en la sociedad capitalista en general, los gobernantes fomentan la violencia, las pandillas, el narcotráfico y el racismo en las prisiones. Los candidatos del Partido Socialista de los Trabajadores no necesitan hacer visitas de “investigación” a Rikers para descubrir esto.
La raíz de estas condiciones barbáricas se encuentra en la razón de ser de las cárceles bajo el capitalismo: la defensa de los privilegios, la propiedad privada y el sistema de ganancias de las familias gobernantes. Existen para romper la integridad física, moral y mental de los millones de trabajadores que terminan enredados en el llamado sistema de justicia de los gobernantes. Para recordarle al pueblo trabajador lo que nos espera si no aceptamos su inhumano e irracional sistema.
Para los gobernantes capitalistas, la clase trabajadora es una clase criminal, cuyo crimen es su voluntad de luchar por un orden social diferente.
No existe un sistema de justicia más justo y humano bajo el capitalismo. Este mes marca el 50 aniversario del levantamiento en Attica, donde los presos protestaron por condiciones que incluían el hacinamiento crónico, una ducha a la semana, un rollo de papel higiénico al mes. Su consigna principal era: “No somos bestias y no pretendemos ser golpeados o tratados como tales”.
Exigieron el fin de la brutalidad, el racismo, la censura de su correo, así como las miserables y degradantes condiciones de vida. La respuesta del estado fue el uso de gases lacrimógenos y un aluvión de disparos. La policía disparó indiscriminadamente, matando a 29 prisioneros y 10 rehenes e hiriendo a 89 más.
Solo las luchas de los reos para sacar a la luz las condiciones que enfrentan y exigir un cambio, respaldadas por la solidaridad de los trabajadores fuera de las rejas, pueden comenzar a hacer más soportable la vida en la cárcel. Y para defender los derechos obtenidos con enormes esfuerzos como la presunción de la inocencia y el derecho a un juicio rápido, así como las protecciones contra el encarcelamiento bajo el notorio sistema de negociación de culpabilidad.
La campaña del Partido Socialista de los Trabajadores exige el fin del confinamiento solitario, el hacinamiento y el abuso, y exige atención médica y acceso a la cultura para los reos. Los trabajadores tras las rejas siguen siendo trabajadores, con valía. Exigimos mejores condiciones para todos.
Nos unimos a los que defienden el derecho de los presos a tener acceso a libros y periódicos de su elección para que puedan pensar por sí mismos y ser parte de las luchas para oponerse y, en última instancia, erradicar este sistema de explotación y opresión.
Más trabajadores se sienten repelidos por las condiciones que los gobernantes capitalistas están imponiendo al pueblo trabajador, dentro y fuera de la cárcel, y buscan formas de resistir. Muchos de ellos se verán inspirados por dirigentes revolucionarios de la clase trabajadora como Malcolm X, quien le dio la espalda a su juventud como embaucador, ladrón y proxeneta, y usó su tiempo en la cárcel para enseñarse a sí mismo “la disciplina para leer, estudiar, dedicarse a pensar acerca de lo que estaba leyendo”, escribió Jack Barnes, secretario nacional del Partido Socialista de los Trabajadores en Malcolm X, la liberación de los negros y el camino al poder obrero. Contribuyó a “hacer de Malcolm X uno de los políticos revolucionarios verdaderamente más educados y capaces de nuestros tiempos”.
La clase trabajadora como clase es capaz de esa transformación, a medida que nos unimos para luchar, sin importar “del color que seas, siempre que quieras cambiar esta miserable situación que existe en esta Tierra”, como dijo Malcolm X. Este es el único camino real para desmantelar el criminal sistema de “justicia” de los gobernantes capitalistas.