DENVER — Los trabajadores de producción y mantenimiento en las 12 plantas de John Deere en Iowa, Illinois y Kansas rechazaron el 2 de noviembre la última oferta de contrato de los patrones de la empresa de implementos agrícolas con un voto de 55 por ciento en contra y 45 por ciento a favor.
Si bien la mayoría de los miembros del UAW en algunas plantas votaron a favor, en las dos plantas más grandes, los miembros del Local 838 en Waterloo y el Local 94 en Dubuque, una mayoría significativa votó en contra. En Waterloo, el 71 por ciento votó por rechazar el contrato.
Douglas Woolam dijo al Des Moines Register que votó en contra del contrato porque la escala salarial de dos niveles significa que la mayoría de los trabajadores continuará recibiendo un salario mucho más bajo. Woolam ha trabajado en John Deere Seeding Group en Moline durante 23 años.
Woolam dijo que sus familiares, incluyendo a su abuelo, padre y tía, han trabajado para Deere durante 75 años. Los trabajadores ahí han estado bajo el ataque de los patrones de Deere durante años con un divisivo sistema de dos niveles de salarios impuesto en 1997. Woolam dijo que su padre se jubiló ganando un salario más alto del que gana él ahora.
“No estoy pensando en mí”, le dijo al periódico. “Estoy pensando en los que vienen detrás de mí”.
La oferta fue mucho mejor que la rechazada por un 90 por ciento de los trabajadores antes de irse en huelga. Incluía ofertas de un aumento salarial del 10 por ciento este año, dos aumentos salariales del 5 por ciento durante los próximos 6 años, así como pagos equivalentes al 3 por ciento del salario anual en los otros años, y un bono por firmar de 8,500 dólares. Los nuevos empleados recibirían un seguro de la empresa.
También habrían recibido ajustes por alzas en el costo de vida para protegerlos de la inflación y seguirían sin tener que pagar primas por el seguro médico.
Irving Griffin, un conductor de montacargas en la planta de Moline, dijo que pensaba que podían lograr más. “Ahora es el mejor momento para golpear y defender lo que realmente valemos”, dijo al Register.
El voto en contra “aumenta la presión sobre la gerencia de Deere”, dijo el Wall Street Journal el 3 de noviembre, “antes de que los clientes comiencen a cambiar a otras marcas de equipos a medida que se inician los pedidos y la producción de los modelos del próximo año”.
Los patrones respondieron a la votación amenazando con “ejecutar la siguiente fase de nuestro Plan de continuación de servicio al cliente”. O sea, tratar de operar las plantas con más esquiroles.
Antes de la votación, asistimos a un animado piquete de 50 partidarios sindicales que se unieron a los seis huelguistas del UAW en el centro de distribución de repuestos John Deere aquí el 29 de octubre.
Los trabajadores aquí, y en un centro de distribución en Atlanta, aprobaron un contrato aparte similar al ofrecido a los trabajadores de producción de Deere el 2 de noviembre.
“Somos parte de algo más grande”, dijo el huelgista Curtavias Fenderson, quien ha trabajado aquí durante 18 meses, y señaló a otras huelgas, como en Kellogg y en otras partes del país. “Es un efecto dominó. Si estas empresas no quieren pagar a los trabajadores, entonces los trabajadores se declaran en huelga”.
El huelguista Darius Fenderson dijo que “durante la pandemia, la empresa nos dijo que trabajáramos más duro, que éramos ‘esenciales’. Dice el refrán: ‘Trabajas duro y serás compensado’”. Pero eso no fue lo que sucedió. “Ves que la inflación y las ganancias aumentan, pero no obtenemos nada. Nuestro trabajo es responsable de sus ganancias récord”.
Jacob Holt fue contratado por Deere cuatro meses antes de la huelga. Creció en Indiana, donde su familia se ha dedicado a la agricultura durante generaciones. Los patrones de John Deere están tratando de dividir a los trabajadores constructores de equipos agrícolas y los agricultores, diciendo que la huelga creará dificultades para los granjeros. Holt dijo que su abuelo, quien todavía se dedica a la agricultura, le dijo: “Entiendo por qué tuviste que irte en huelga, los trabajadores necesitan condiciones de trabajo seguras y salarios dignos de los que puedan vivir”.