¡Defender independencia de Ucrania! ¡Tropas rusas fuera!

Por la solidaridad de trabajadores rusos y ucranianos contra guerra

Por Roy Landersen
9 de mayo de 2022
Residents of Russian-occupied Kherson, Ukraine, April 27, protest Moscow’s sham referendum to create “people’s republic.” Russian troops fired tear gas, stun grenades against the crowd.
Ukraine South (imagen capturado de un video)Los residentes de Jersón, Ucrania, ocupada por Rusia, protestan el 26 de abril contra el falso referéndum de Moscú para crear una “república popular”. Las tropas rusas lanzaron gases lacrimógenos y granadas de aturdimiento contra la multitud.

El régimen ruso del presidente Vladimir Putin está reorientando e intentando intensificar sus esfuerzos para aplastar la tenaz resistencia del pueblo ucraniano a su invasión. A la vez que las fuerzas de Putin centran sus ataques en el este de Ucrania, continúan atacando Járkiv, Odesa y otros centros urbanos en todo el país. Washington y las potencias aliadas están respondiendo acelerando sus propios preparativos para futuras guerras e intensificando sus sanciones contra Rusia.

El objetivo de Putin es conquistar Ucrania, aplastar su independencia y hacer avanzar los esfuerzos de los gobernantes rusos para reimponer su dominio sobre los países vecinos, anteriormente oprimidos bajo la prisión de naciones del imperio zarista y bajo Stalin.

“El Partido Socialista de los Trabajadores llama por la derrota de la invasión de Ucrania por parte de Moscú y la retirada de todas sus tropas”, dijo el 25 de abril Naomi Craine, candidata del PST para gobernadora de Illinois. “Estamos a favor de la independencia de Ucrania. Al mismo tiempo, exigimos la retirada de todas las tropas estadounidenses y armas nucleares de Europa y el fin de las brutales sanciones de Washington contra Rusia; sanciones que, independientemente de su ‘objetivo’, golpean más duramente a los trabajadores”.

Solo en Moscú, unos 200 mil trabajadores, principalmente en trabajos industriales y de tiendas minoristas, están a punto de quedarse sin trabajo.

Altos funcionarios de Washington visitaron Kyiv el 24 de abril para reunirse con el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, la primera reunión de este tipo desde que comenzó la guerra. El Secretario de Defensa, Lloyd Austin, y el Secretario de Estado, Antony Blinken, prometieron suministrar al gobierno de Zelensky, que representa a los capitalistas del país, armas más pesadas y de mayor alcance, y el retorno de los diplomáticos de Estados Unidos a Ucrania. Como dijo Austin, la meta de Washington es que la guerra deje a Rusia “debilitada”.

La guerra de los gobernantes rusos es solo el último reflejo de la inevitable marcha del capitalismo hacia conflictos cada vez más mortíferos. Ésta,  la guerra terrestre más grande en Europa durante décadas demuestra una vez más que la conclusión de los gobernantes norteamericanos de que habían ganado la Guerra Fría cuando colapsó la Unión Soviética estaba equivocada. En lugar de reforzar su dominio y brindarles estabilidad para perseguir sus intereses depredadores, el final de la Guerra Fría reveló la fuerza menguante de Washington y dio lugar a una competencia y conflictos más agudos entre las potencias capitalistas.

“Solo hay una fuerza social que puede acabar con la amenaza de nuevas y más amplias guerras y con el impacto de las catástrofes sociales y económicas que prepara el imperialismo”, dijo Naomi Craine, candidata del Partido Socialista de los Trabajadores a gobernadora de Illinois. “Esa fuerza es la clase obrera, sobre todo en Estados Unidos, al entrar en acción para defender sus propios intereses de clase.

“A medida que la clase trabajadora aumenta su fuerza, su experiencia en combate y su autoconfianza, puede extender su mano solidaria a los trabajadores de todo el mundo y organizar acciones comunes que puedan enfrentarse a guerras como la actual invasión de Ucrania”, dijo Craine. “Vemos cada vez más la necesidad de arrancar el poder estatal de manos de los capitalistas hacedores de guerras. El PST existe para avanzar en esa lucha”.

El plan de Moscú era capturar la capital de Ucrania rápidamente. Dependía de una extensa red ferroviaria para abastecer y reforzar las fuerzas rusas a través de Bielorrusia, donde el presidente Viktor Lukashenko es aliado de Putin.

Pero un problema era que cientos de miles de bielorrusos se levantaron contra el régimen en 2020. Aunque sus huelgas y protestas de masas fueron reprimidas con brutalidad y arrestos masivos, la oposición a Lukashenko y sus partidarios en Moscú sigue siendo muy amplia.

Se formó una red clandestina de trabajadores ferroviarios, piratas informáticos en línea y otros. Deshabilitaron los enlaces ferroviarios a través de Bielorrusia, lo que contribuyó al bloqueo de las líneas de suministro de alimentos, combustible y municiones de Moscú y ganó tiempo para que las fuerzas ucranianas se defendieran. El grupo clandestino se inspiró con orgullo en los bielorrusos que volaron las vías férreas para interrumpir la marcha de Hitler contra la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial.

Esto hizo que la invasión de Ucrania por parte de Moscú se estancara, forzada a depender de camiones para transportar suministros y tuviera que enfrentar una resistencia ucraniana decidida y una moral de las tropas rusas cada vez más baja.

“No queríamos matar a ningún conductor de tren del ejército ruso o a ningún bielorruso”, dijo al Washington Post Yury Ravavoi, un sindicalista bielorruso que formaba parte de la red. Ravavoi escapó su arresto en Bielorrusia durante el levantamiento de 2020 contra Lukashenko huyendo a Polonia. Dijo que el grupo detuvo los trenes pirateando los sistemas informáticos y desactivando la señalización eléctrica y los cambios de vías.