Cuando el líder del Partido Socialista de los Trabajadores, George Novack, ayudó a iniciar el Comité para la Libertad Artística e Intelectual en Irán (CAIFI) en 1973, él traía consigo décadas de experiencia como líder en la política obrera revolucionaria y en la realización de campañas de defensa de la clase trabajadora.
En la década de 1940 se había desempeñado como secretario nacional del Comité de Defensa de los Derechos Civiles. El CRDC movilizó apoyo de sindicalistas y otros, para defender a 18 dirigentes del Partido Socialista de los Trabajadores y de las batallas de los Teamsters en el Medio Oeste de Estados Unidos. Fueron acusados bajo cargos federales fabricados, de “subversión” por organizar oposición a los objetivos bélicos de los imperialistas norteamericanos en la Segunda Guerra Mundial, y luego condenados y encarcelados. Fueron los primeros en ser llevados a prisión bajo la notoria Ley Smith que hizo ilegal “enseñar, defender y alentar” las ideas comunistas.
Haciendo un recuento de esa campaña de defensa en su libro Burocracia Teamster, Farrell Dobbs, un dirigente central de las huelgas y campañas de organización de la década de 1930, uno de los acusados en el juicio amañado y secretario nacional del PST durante mucho tiempo, escribió que Novack “tenía un extraordinario talento para ese tipo de trabajo”.
Novack se entrenó en la década de 1930 luchando contra los cargos racistas fabricados contra los muchachos Scottsboro, defendiendo a mineros del carbón de Kentucky y ayudando a fundar el Comité de Libros para Prisioneros Políticos. En 1937 fue el secretario nacional del Comité Americano para la Defensa de León Trotsky, que expuso la gran mentira de José Stalin en sus infames juicios de purga en Moscú.
Novack ayudó a liderar la defensa de James Kutcher, quien fue despedido de su trabajo federal y desalojado de su vivienda pública en 1948 por ser miembro del PST. Con el respaldo de miles de sindicalistas y otros, “el veterano sin piernas” (Kutcher había perdido ambas piernas en la Segunda Guerra Mundial) obtuvo en 1956 una restitución completa.
En la década de 1960, Novack ayudó a jóvenes activistas a organizar una campaña nacional para defender a tres militantes de la Juventud Socialista, acusados de tener reuniones para “abogar por el derrocamiento violento” del estado de Indiana. Después de una lucha de cuatro años, las acusaciones fueron desestimadas en 1966.
Y Novack fue un destacado partidario de la demanda que presentó el PST en 1973 contra décadas de espionaje y disrupción por el FBI y otras agencias del gobierno. En 1987 un juez federal de distrito falló a favor del partido, una victoria para la libertad de expresión y para toda la clase trabajadora.
Así que no fue una sorpresa en 1973 que fueran Novack y otros líderes y miembros del PST quienes ayudaran a lanzar CAIFI para hacer una campaña amplia y ganar la libertad de Reza Baraheni. Como escribió Novack en el Militante, Baraheni se convirtió en un “testigo directo convincente”, una voz para “millones sin voz oprimidos por la tiranía del sha”.
En 1979, esos millones de trabajadores, agricultores y jóvenes derribaron esa tiranía en la Revolución Iraní.