El Militante saluda a los millones de trabajadores que salieron a las calles el Primero de Mayo en todo el mundo.
El Día Internacional de los Trabajadores nació el 1 de mayo de 1886, cuando el pueblo trabajador y nuestros sindicatos en Estados Unidos lanzaron una lucha por la jornada de ocho horas. Esa demanda aún resuena para millones aquí y en todo el mundo que enfrentan la actual ofensiva patronal para alargar la jornada laboral, imponer horarios extenuantes y horas extras forzadas.
Las huelgas del año pasado en Frito-Lay, Nabisco y otras empresas por los miembros del sindicato de trabajadores de panaderías industriales BCTGM repelieron algunos de estos ataques. Pero la lucha iniciada en 1886 aún está delante del movimiento obrero.
Resucitadas por trabajadores inmigrantes en Estados Unidos en 2006, las actividades del Primero de Mayo destacaron la necesidad de unificar a los trabajadores nativos y extranjeros en una lucha común contra los patrones. El Partido Socialista de los Trabajadores exige la amnistía para los 11 millones de trabajadores en Estados Unidos que no tienen papeles reconocidos por el gobierno. Esto redunda en beneficio de todos los trabajadores porque los patrones usan su super explotación de los trabajadores inmigrantes para dividirnos y reducir los salarios y las condiciones laborales de todos.
Los sindicatos “deben convencer al mundo en general de que sus esfuerzos, lejos de ser estrechos y egoístas, apuntan a la emancipación de los millones oprimidos”, explicó Carlos Marx, uno de los fundadores del movimiento obrero moderno, en 1866.
Entre las cuestiones claves discutidas por los trabajadores que participaron en las manifestaciones del Primero de Mayo por todo el mundo estaba la guerra de Moscú contra Ucrania, y muchos hicieron llamamientos a profundizar la lucha para ponerle fin. Solo defendiendo incondicionalmente la independencia de Ucrania y luchando para forjar la solidaridad entre los trabajadores de Ucrania y Rusia, se puede trazar un curso de clase trabajadora para expulsar a las tropas de Putin y poner fin a la guerra terrestre más grande en Europa en décadas.
Las sanciones de Washington y de otras potencias imperialistas empeoran las condiciones para el pueblo trabajador en Rusia y atentan contra la unidad obrera necesaria para movilizarse y derrotar la guerra de Moscú.
Los trabajadores necesitamos romper con los partidos políticos de los patrones: los demócratas y los republicanos. La explotación de los trabajadores y agricultores proviene de las familias capitalistas y sus secuaces de clase media que nos mantienen buscando el “menor de los males” entre los partidos que defienden el capitalismo.
Necesitamos forjar nuestro propio partido, un partido obrero, que actúe sobre los intereses que compartimos y promueva un curso de lucha intransigente en pos de las necesidades de nuestra clase. Por ese camino, los trabajadores y nuestros aliados podemos organizar una lucha de millones para vencer la dictadura del capital y tomar el poder estatal en nuestras manos.
La acción más grande del Primero de Mayo tuvo lugar en La Habana, Cuba, donde 600 mil personas marcharon para mostrar la fuerza del apoyo a su revolución socialista. Reafirmaron su determinación de resistir la guerra económica de décadas de los gobernantes de Estados Unidos que tiene como objetivo aplastarlos, derrocar su gobierno y restaurar la explotación capitalista.
Miembros del Partido Socialista de los Trabajadores participaron orgullosamente en esa marcha. El PST y sus candidatos de 2022 exigen el cese inmediato del embargo norteamericano y que Washington se salga de Guantánamo. Explican que la Revolución Cubana muestra lo que el pueblo trabajador es capaz de lograr cuando forjamos una dirección comunista. Ese poderoso ejemplo muestra lo que se debe hacer en todas partes, incluso en los países imperialistas como Estados Unidos.