LA HABANA — Más de 600 mil trabajadores marcharon aquí el 1 de mayo, Día Internacional de los Trabajadores, y cientos de miles más desfilaron por otras ciudades y pueblos, grandes y pequeños, por toda Cuba.
Fue una expresión masiva y festiva del orgullo del pueblo trabajador cubano por su revolución socialista y su capacidad de resistir la intensificada guerra económica norteamericana que han aguantado por más de seis décadas. Los trabajadores llevaban pancartas que identificaban sus centros de trabajo, sindicatos y escuelas, así como miles de carteles hechos a mano.
Un motivo especial de orgullo era el hecho de que, a pesar de la escasez de medicamentos y materias primas, debido en gran parte a las sanciones de Washington, casi el 90% de la población de la isla ha sido inoculada contra la COVID con vacunas muy eficaces desarrolladas y producidas en Cuba. Además, trabajadores de la salud han cumplido misiones voluntarias en respuesta a la solicitud de gobiernos de otros países para ayudarles a combatir la pandemia. En reconocimiento de esta hazaña, más de 50 mil trabajadores de la salud formaron el primer contingente de la marcha.
También hubo contingentes grandes de sindicatos afiliados a la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), desde constructores y maestros hasta empleados de aeropuertos y obreros de la alimentación. También desfilaron grupos de estudiantes, artistas, músicos y una delegación de la comunidad judía de La Habana, así como miles que llegaron en calidad individual.
Unos días antes de la jornada, Idia Ruiz Rodríguez, miembro de la dirección nacional de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, dijo al Militante: “El Primero de Mayo marcharemos juntos campesinos y trabajadores. Le demostraremos al mundo la alianza de los trabajadores y agricultores, la base y el verdadero rostro de la revolución”. La foto en esta página capta esa columna, que marchaba con una banderola que declaraba: “Viva la alianza obrero-campesina”.
Muchos trabajadores en la marcha del Primero de Mayo expresaron al Militante: “Sí, por supuesto, tenemos muchos problemas hoy. ¡Pero mire todos los que estamos aquí!”
Herminio Fernández, director de un hotelito para sindicalistas administrado por la CTC, dijo que la masiva concurrencia representó un golpe contra la campaña de propaganda del gobierno norteamericano para desprestigiar a la Revolución Cubana. “A los imperialistas les dimos una galleta sin mano”, afirmó Fernández con una gran sonrisa.