Desde la crisis financiera de 2008 las condiciones de vida y de trabajo de los trabajadores y sus familias en Estados Unidos han empeorado drásticamente. Fueron agravadas por los confinamientos ordenados por el gobierno durante la pandemia. Las desigualdades de clase han crecido. La actual inflación vertiginosa y la desaceleración en la producción y el comercio plantean más claramente la necesidad de que los trabajadores se organicen y utilicen nuestros sindicatos para defendernos de esta crisis social capitalista.
Jay Powell, presidente de la Reserva Federal, dice que el banco hará frente a la inflación continuando los incrementos de las tasas de interés, aunque reconoce que esto probablemente aumentará el desempleo. El ex presidente de la Reserva, Bernard Bernanke, predice que enfrentaremos tanto precios más altos como la pérdida de puestos de trabajo. Los patrones llaman a esto “estanflación”.
Los gobernantes capitalistas no tienen respuesta a los altibajos de su “ciclo económico”. Para ellos, la única cifra que realmente importa es el resultado final: si obtienen suficientes ganancias de nuestro trabajo.
La inflación descontrolada es un fenómeno mundial que está provocando protestas desde Sri Lanka a Irán. La guerra de Vladímir Putin contra Ucrania y las sanciones impuestas por Washington y otros gobiernos capitalistas inevitablemente recaen más sobre el pueblo trabajador, erosionando aún más las condiciones que afrontamos.
Al mismo tiempo, la producción industrial en China, cuyos líderes afirman de que están dirigiendo la economía más grande del mundo, cayó un 3% interanual en abril.
Desde el comienzo del año el mercado de valores ha caído un 18% y más de 7 billones de dólares se esfumaron.
A medida que los banqueros centrales elevan las tasas de interés los trabajadores sienten los efectos de inmediato. Las tasas de interés de las hipotecas subieron al 5.2% el mes pasado y las hipotecas promedio son más altas que antes de la pandemia.
La deuda de las tarjetas de crédito aumentó de 804 mil millones de dólares a 856 mil millones en los últimos tres meses de 2021, el mayor aumento trimestral registrado. La subida de las tasas de interés por la Reserva Federal aumentará las tasas de interés de las tarjetas de crédito. En marzo la morosidad en tarjetas de crédito y préstamos personales aumentó por octavo mes consecutivo. Las deudas impagadas de préstamos y arrendamientos de automóviles alcanzaron un máximo histórico en febrero.
Los trabajadores deben organizarse
“Los trabajadores deben unirse para luchar por protecciones contra el impacto de esta crisis”, dijo al Militante Lea Sherman, candidata del Partido Socialista de los Trabajadores para el Congreso por Nueva Jersey. “Las huelgas por mejores salarios y condiciones de los trabajadores automotrices en Iowa y Wisconsin y de obreros de refinerías en California señalan el camino a seguir.
“Los patrones exigen más trabajo de menos de nosotros. Los trabajadores y nuestros sindicatos deben luchar por 30 horas de trabajo por 40 horas de pago para distribuir el trabajo disponible, y combatir los horarios largos y arbitrarios, y la aceleración del trabajo”.
Los rápidos aumentos de precios significa que más trabajadores están pasando apuros por poner comida en la mesa. El Ejército de Salvación reportó un aumento en las personas que antes recurrían a los bancos de alimentos para complementar sus compras, pero que ahora dependen de ellos como fuente principal de alimentos.
Unos 36 millones de trabajadores dependen de los programas federales de asistencia alimentaria. Ellos pueden comprar cada vez menos porque sus beneficios son calculados en base a los precios de los alimentos del verano pasado, pero los precios de estos subieron en abril un 9.4% respecto al año pasado.
“Para proteger nuestros salarios de la inflación”, dijo Sherman, “necesitamos ajustes por el costo de la vida en todos los contratos y beneficios del gobierno, para que cuando los precios suban, nuestros salarios y nuestros beneficios del Seguro Social aumenten inmediatamente y automáticamente”.
Crisis social
La caída del nivel de vida de los trabajadores y agricultores es parte de una crisis social que lleva décadas y ha sido generada por el capitalismo en declive. Esto genera inseguridad y desesperación. Las sobredosis de drogas y las tasas de suicidio están aumentando tanto en las zonas rurales como en las ciudades.
Las muertes por sobredosis de drogas se dispararon en 2020. Esto se debió en parte a los cierres gubernamentales por la pandemia que impusieron el aislamiento social y el cierre de programas que brindan contacto humano y apoyo para quienes están lidiando con alcoholismo y adicción.
Entre los negros la tasa de mortalidad por drogas se ha cuadruplicado en menos de ocho años. El aumento de las muertes por sobredosis ha afectado al pueblo trabajador en general en las ciudades pequeñas y las zonas rurales.
Las muertes por sobredosis aumentaron nuevamente en un 15 por ciento a casi 108 mil en 2021, un nivel récord. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades atribuyen esto a la creciente propagación del fentanilo, un opioide sintético, en las calles. Las sobredosis de fentanilo representaron dos tercios del millón de muertes por drogas en Estados Unidos desde 1999.
Demócratas y republicanos de todas las tendencias lamentan esta crisis que se está propagando. Pero ninguno tiene una solución porque eso iría en contra del funcionamiento del despiadado sistema capitalista que ellos respaldan.
“Solo uniéndonos y luchando por lo que necesitamos es que el pueblo trabajador podrá obtener protección contra el desempleo, la inflación y la crisis social actual. Al hacerlo, comenzamos a descubrir nuestras propias capacidades”, dijo Sherman. “Este es el camino para transformarnos, ganar conciencia de clase, la disciplina y la confianza que necesitamos para construir un movimiento de millones de personas que pueda poner fin a los males sociales generados por el capitalismo. Tenemos que tomar el poder político en nuestras propias manos”.