Ante una creciente crisis económica y alza de la inflación que amenazan aún más sus ganancias, los gobernantes norteamericanos han tomado medidas que provocarán una caída más profunda de la producción y el empleo. En un modelo de un eufemismo, el presidente de la Reserva Federal, Jay Powell, dijo al Congreso el 22 de junio que el alza de los intereses del banco central significa que una recesión era “ciertamente una posibilidad”.
El ex secretario del Tesoro, Lawrence Summers, fue más explícito. “Necesitamos cinco años de desempleo por encima del 5% para contener la inflación”, dijo el 20 de junio. El “nosotros” del que hablan tanto Summers como Powell es el puñado de familias capitalistas gobernantes que son dueños de las plantas, minas y fábricas, no los trabajadores.
Los trabajadores deben luchar contra cualquier aumento del desempleo. Esto intensificaría la competencia por puestos de trabajo, que los patrones utilizarán para acelerar sus ataques contra nuestros salarios y condiciones laborales.
Summers tampoco es demasiado optimista sobre el futuro del capitalismo. En el mejor de los casos, dice, es un regreso a lo que él llama “estancamiento secular”. Eso no es un buen augurio para el pueblo trabajador.
La depresión que se avecina se suma a la tasa de inflación más alta en 40 años. Los economistas capitalistas culpan a los trabajadores que luchan por mejores salarios por la inflación. James Mackintosh del Wall Street Journal se lamenta del número de huelgas actuales y el potencial de que los trabajadores se “empoderen”. “Sindicatos más fuertes crean un ambiente inflacionario”, dijo el 27 de junio.
Cada vez que los trabajadores y agricultores son azotados por desastrosos aumentos de precios, los patrones culpan a los que están en huelga para defender sus niveles de vida. Pero no son nuestras demandas salariales, sino la forma en que funciona el sistema de ganancias lo que conduce a la inflación.
La caída a largo plazo en las tasas de ganancias, que comenzó en la década de 1970, impulsa a los patrones a reducir la inversión en equipos y en la expansión de la capacidad productiva. En cambio, recurren a la especulación en busca de ganancias. A medida que inevitablemente se agudiza la competencia por mercados, los productores capitalistas presionan a sus gobiernos para que impriman más dinero, con la esperanza de obtener un impulso sobre sus rivales.
Cuando esto sucede, la demanda supera la producción de bienes y los precios comienzan a dispararse, devastando el nivel de vida de los trabajadores, obstaculizando las posibilidades de los trabajadores más jóvenes de formar y mantener una familia, reduciendo el valor de los ahorros de los jubilados y expulsando a más agricultores de la tierra.
Bajo estas condiciones, los trabajadores se ven obligados a luchar por salarios más altos. “Unirnos y ganar salarios más altos solo significa que nosotros nos quedamos con una mayor parte de la riqueza que produce nuestro trabajo, en lugar de irse a los bolsillos de los patrones”, dijo al Militante Joanne Kuniansky, candidata del Partido Socialista de los Trabajadores al Congreso por Nueva Jersey. “Eso no sube los precios ni impone mayores dificultades para otros trabajadores”.
Los candidatos del PST por todo el país instan a nuestros sindicatos a encabezar una lucha por la inclusión de cláusulas de ajustes automáticos en cada contrato, y en todos los programas del gobierno como el Seguro Social y los cupones de alimentos SNAP, para que cuando los precios suban, nuestros salarios y beneficios aumenten para compensar.
“Para evitar que la clase trabajadora se desgarre por la recesión capitalista que se avecina, es fundamental que luchemos por una semana laboral más corta sin recortes en el salario neto, y poner fin a las aplastantes horas extras y lo que muchos trabajadores llaman horarios de turnos de ‘suicidio’ o ‘divorcio’ que desgarran a las familias”, dijo Kuniansky.
“La lucha por estas medidas podría lograr cierta protección para los trabajadores y fortalecer nuestros sindicatos para batallas más grandes por venir, en lugar de esperar a que los políticos capitalistas y los banqueros centrales del gobierno jueguen con las tasas de interés”.
Trabajadores enfrentan crisis social
El apretón a los trabajadores se intensifica en muchos frentes. Las autoridades municipales de Nueva York impusieron el mayor aumento en el precio de alquileres en casi una década a más de 2 millones de inquilinos que viven en apartamentos con “renta estabilizada”.
Los trabajadores de todo el mundo están sintiendo las consecuencias desastrosas de la crisis capitalista. En el Reino Unido, los trabajadores sufrieron un aumento del 54% en la factura energética para el hogar en abril. Los trabajadores ferroviarios están en huelga para defender su nivel de vida, y otros sindicatos están celebrando votaciones para decidir si salir en huelga.
De Perú a Sri Lanka, de Ecuador a Zimbabue, los trabajadores están protestando, exigiendo salarios más altos y acción de los gobiernos para reducir los crecientes precios.
En Harare, Zimbabue, cientos de enfermeras se manifestaron el 21 de junio en el hospital Parerenyatwa para exigir un aumento de salario. Rechazaron una oferta del gobierno de un aumento del 100%, diciendo que no se acercaba a la tasa de inflación del 130%.
“El pueblo trabajador se enfrenta a una crisis internacional”, dijo Kuniansky, “y compartimos intereses en común con los trabajadores de todo el mundo. Necesitamos organizarnos juntos contra los patrones y sus gobiernos”.