Como él mismo lo explicó abiertamente, el presidente ruso Vladímir Putin lanzó la invasión de Ucrania el febrero pasado para destruir a su gobierno, subyugar a su pueblo, borrar su identidad nacional e incorporarla a un reconstruido gran imperio ruso. Con los trabajadores a la cabeza, los ucranianos se han defendido con valor, decididos a defender la independencia de su país. Esta lucha está a favor de los intereses de los trabajadores de todo el mundo y merece nuestra solidaridad y ayuda.
Los gobernantes imperialistas en Washington, Berlín y París esperan que la realidad de las pérdidas en el campo de batalla obliguen a ambas partes a sentarse a negociar. Políticos burgueses en este país, especialmente en el ala izquierda de los demócratas y el ala derecha de los republicanos, buscan presionar al gobierno capitalista en Kyiv para que ceda territorios ocupados por Moscú a cambio de “conversaciones de paz”.
Un fraudulento “nuevo movimiento por la paz”, una coalición de radicales estalinistas y de clase media, está tratando de reunir fuerzas para actuar como cómplices de la guerra de Putin, convocando mítines y “seminarios”. Algunas de estas fuerzas, como Medea Benjamin de Code Pink, también son parte de la manifestación “Rabia contra la maquinaria bélica” convocada para el 19 de febrero en Washington, y organizada por corrientes tanto de derecha como de izquierda, entre ellas el Partido Libertario y el Partido del Pueblo. Las demandas se centran en pedir a Washington que cese los fondos y envíos de armas a Ucrania y presione a Kyiv a que ceda concesiones para poner fin a la guerra.
Detrás de las consignas, “Expansión de la OTAN, ¡No! ¡Paz en Ucrania, Sí!”, más de 100 personas participaron en una manifestación el 14 de enero en Nueva York, organizada por la coalición ANSWER, el People’s Forum y otros. Este autoproclamado “nuevo movimiento por la paz” está decidido a brindar ayuda y socorro a la guerra de Putin.
Todas estas fuerzas difunden la calumniosa patraña promovida por Putin de que el masivo y popular levantamiento del Maidan en 2014 que derrocó al régimen dictatorial pro-Moscú de Victor Yanukovych fue en realidad un golpe fascista concebido por Washington.
La idea de que los millones de trabajadores ucranianos que lucharon para tomar el control del destino de su nación no eran más que una banda de neonazis es absurda.
El director del Militante, John Studer, dirigió una serie de equipos de reportaje y solidaridad al Maidan, y a decenas de ciudades y pueblos ucranianos, incluidos Sokol, Chernobyl, Járkiv, Pavlograd, Kryvyi Rih y Energodar. Se reunieron con mineros del carbón, trabajadores ferroviarios y nucleares, líderes judíos, partidarios de la revolución socialista de Cuba y otros, todos los cuales respaldaron el Maidan y continúan luchando para defender la independencia de Ucrania. Pueden encontrar estos animados reportajes en nuestro sitio web.
La afirmación de Putin —repetida por las nuevas fuerzas de “paz”— de que se vio obligado a lanzar su invasión asesina debido a las maniobras de Washington y otros gobiernos de la OTAN, es completamente falsa y cínica. Una Ucrania soberana e independiente no representa ninguna amenaza militar para Rusia de ningún tipo.
Estos defensores pequeñoburgueses del Kremlin afirman que la invasión y destrucción impuesta por Moscú es en realidad una “guerra proxy” con Washington. Esto intenta cínicamente enterrar la lucha implacable por la soberanía nacional que está librando el pueblo ucraniano, así como la creciente oposición a la guerra de Putin entre los soldados y trabajadores rusos.
Estas llamadas “fuerzas de paz” están decididas a estrangular el apoyo a la lucha de Ucrania por su soberanía. En marzo, el sindicato de estibadores ILWU aprobó una fuerte declaración en la que condena la invasión rusa como “un acto de agresión que pone en peligro a una población de más de 40 millones de personas”. Varios funcionarios sindicales jubilados y otros firmaron una carta publicada en el periódico Workers World el 26 de diciembre que exige que el ILWU cambie su posición y se “¡oponga a la guerra provocada por Estados Unidos y la OTAN!”. Llamaron a los “obreros portuarios de todo el mundo” a tomar medidas para bloquear el envío de cargamentos militares a Ucrania para su defensa.
Los trabajadores sí necesitan oponerse al embargo económico y financiero impuesto contra Rusia por Washington y sus aliados, así como a las maniobras militares de estos gobiernos. Esas sanciones recaen más duramente sobre los trabajadores y agricultores de Rusia y son obstáculos para construir la solidaridad entre los trabajadores de Ucrania y Rusia.
Los trabajadores con conciencia de clase no depositan ninguna confianza política en el gobierno capitalista de Kyiv, que defiende el sistema de explotación de los gobernantes acaudalados de Ucrania y usa la guerra para justificar los ataques a los salarios, condiciones laborales y derechos políticos de los trabajadores.
La lucha del pueblo ucraniano por la autodeterminación —que fue defendida por V.I. Lenin y la revolución bolchevique— merece el apoyo de los trabajadores de todas partes. Por eso es importante hacer campaña para exigir que las fuerzas invasoras de Moscú salgan de Ucrania, ¡de toda Ucrania!