El 24 de febrero se cumplió el primer aniversario desde que el presidente ruso, Vladímir Putin, lanzó su invasión de Ucrania, esperando una rápida victoria. Per en cambio se ha topado con reveses en el campo de batalla a manos de los trabajadores de Ucrania, decididos a defender la independencia del país y evitar que Moscú los aplaste.
Después de lanzar la mayor guerra entre dos estados europeos en más de 75 años, Putin ahora tiene la esperanza de poder ganar una larga batalla de desgaste utilizando el mayor poder de fuego de Moscú y sacrificando innumerables vidas rusas y ucranianas. Entre más pronto haya una victoria decisiva contra el ejército de su régimen, mejor será para el pueblo trabajador de Ucrania, Rusia y el mundo entero. Eso significa su expulsión de cada centímetro de territorio ucraniano.
“Cuando las fuerzas rusas tomaron Crimea y se infiltraron en el Donbás en 2014, el ejército de Ucrania estaba en malas condiciones”, escribió Christopher Miller en el Financial Times. “Desmoralizado después de años de abandono, solo tenía 5 mil soldados listos para el combate”.
Pero “miles de voluntarios ucranianos llenaron el vacío”, dijo Miller.
“Desapareceremos como nación si no luchamos”, dijo al Wall Street Journal Andriy Zotov, de 49 años, un científico polar que viajó desde la Antártida para unirse a los voluntarios. “Fuimos a la línea del frente no porque queríamos pelear”, dijo, sino “porque no teníamos otra opción”.
Con una población de menos de un tercio de la de Rusia, ucranianos, provenientes de todos los ámbitos: camioneros, obreros de la construcción y agrícolas, músicos, bailarines y profesionales, se han ofrecido como voluntarios. Su determinación de defender la existencia de su país se ha profundizado desde que comenzó la invasión, tal como se reforzó durante el movimiento de masas en 2014 que derrocó al brutal régimen pro-Moscú de Viktor Yanukóvych que gobernaba Ucrania. Millones de trabajadores se unieron a esa lucha, transformándose al enfrentar los ataques mortales de Yanukóvych.
Tras una serie de reveses sufridos por sus fuerzas, el Kremlin ha recalibrado su estrategia lanzando masas de tropas —trabajadores y agricultores en uniforme— en ataques a lo largo del frente oriental de Ucrania en el Donbás. La mayoría son reclutas mal entrenados y equipados. Decenas de miles han resultado muertos o heridos, incluidos más de 30 mil mercenarios del grupo Wagner reclutados entre ex convictos.
La detención de más de 20 mil manifestantes contra la guerra el año pasado sofocaron, por ahora, cualquier protesta pública importante en Rusia. Pero continúan las “protestas de las flores” silenciosas para conmemorar a los ucranianos asesinados en los ataques aéreos de Moscú, las acciones individuales con pancartas y otras formas de que se sepa que hay oposición.