La policía de Rasht, a 200 millas al noroeste de Teherán, atacó una manifestación de unos 200 jubilados y personas con discapacidades el 23 de julio. Rociaron a algunos manifestantes con gas pimienta. Otras protestas de jubilados han ocurrido recientemente sin la interferencia del gobierno.
“El gobierno no comprende que nunca podrá silenciar a los jubilados golpeándolos, arrestándolos y encarcelándolos”, escribió en la página web de la Alianza Nacional de Jubilados de Irán Ismail Gerami, un electricista que se jubiló de la Iran Carton Company en 2008. Al igual que miles de sindicalistas, maestros y jubilados, Gerami ha sido encarcelado varias veces.
“¡Los jubilados no se congregan en el frío y el calor, bajo la nieve y la lluvia para divertirnos! ¡No van a reuniones por pasteles y sándwiches, ni por recompensas ocultas!”, dijo, refiriéndose a las formas en que el régimen burgués-clerical de Teherán promueve sus eventos.
“Los altos precios y la inflación, el aumento del costo de los alquileres, tratamiento médico y la educación”, señala Gerami, “y lo peor de todo, los bajos sueldos y salarios” han hecho difícil que los jóvenes se casen y formen familias.
“¿Qué pariente no sabe que la causa de esta amargura y miseria de la vida es el gobierno?”, dice Gerami. Tarde o temprano no solo serán los jubilados en estas protestas, “vendrán con todos sus familiares”.
Estas protestas semanales para exigir mejores pensiones y atención médica comenzaron en enero y han estado cobrando fuerza. Ahora ocurren todos los domingos, lunes y martes y se han extendido por todo el país.
Mientras tanto, Fars, la agencia de noticias del gobierno, anunció que el régimen proyecta incrementar el precio del pan “gradualmente”. En algunas regiones ya había aumentado en un 40% para finales de julio.