editorial

Revolución Cubana: No a las armas nucleares

28 de agosto de 2023
Presidente cubano Fidel Castro coloca ofrenda en homenaje a víctimas de la bomba atómica de Washington en memorial en Hiroshima, Japón, el 3 de marzo de 2003.
Presidente cubano Fidel Castro coloca ofrenda en homenaje a víctimas de la bomba atómica de Washington en memorial en Hiroshima, Japón, el 3 de marzo de 2003.

“Nosotros nunca nos hemos planteado la cuestión de la fabricación de armas nucleares, porque no las necesitamos”, dijo en 2005 el ex presidente cubano Fidel Castro, en una entrevista publicada en el libro Cien horas con Fidel.

“¿De qué sirve producir un arma nuclear frente a un enemigo que tiene miles de armas nucleares?”, señaló. “Sería entrar en el juego de los enfrentamientos nucleares. Nadie debe tener derecho a fabricar armas nucleares. Y menos aún el derecho privilegiado que ha impuesto el imperialismo”.

El gobierno cubano se rehúsa a desarrollar un arma de destrucción masiva. “¿Contra quién vas a usarla? ¿Contra el pueblo norteamericano? ¡No!, es absurdo”, dijo Castro. Siempre explicó que los trabajadores y agricultores en Estados Unidos eran aliados de clase, no enemigos.

Sus palabras resuenan hoy más verdaderas que nunca. El brutal asalto de Moscú contra la soberanía de Ucrania, y los consiguientes pasos de las potencias capitalistas en todo el mundo para rearmarse y crear nuevas alianzas militares, presagian un futuro de más guerras que hacen cada vez más probable el uso de armas nucleares.

El 6 de agosto es el 78 aniversario del mortal bombardeo atómico de Hiroshima por los gobernantes norteamericanos, y el 9 de agosto el de Nagasaki. Fueron una amenaza dirigida a Moscú y al pueblo trabajador de todo el mundo. Washington es la única potencia que ha usado armas nucleares.

Las familias capitalistas gobernantes en Estados Unidos consideraron seriamente el uso de armas nucleares para tratar de contener sus pérdidas en su invasión de Corea y Vietnam, y contra la revolución socialista en Cuba. Ningún tratado de limitación de armas, ni los pactos entre las potencias capitalistas, ni llamamientos de pacifistas al desarme detendrán la propagación de las armas nucleares.

Pero sí hay un camino para ir hacia adelante.

El pueblo cubano, dijo Castro en 2005, “posee armas del poder de las nucleares. Es la magnitud de la justicia por la cual luchamos”. Tenemos el “poder invencible de las armas morales”.

Por más de seis décadas, el pueblo trabajador cubano ha defendido su revolución socialista y ha impedido que la potencia imperialista más poderosa del mundo los aplaste, a pesar del creciente daño de la guerra económica de Washington.

Lo que está en juego es de enorme magnitud. Las rivalidades capitalistas ya han producido dos devastadoras guerras mundiales y otras guerras de conquista. Pero si va a ocurrir una tercera será decidido en la lucha de clases entre los miles de millones de trabajadores y los gobernantes capitalistas del mundo.

Los trabajadores y nuestros aliados podemos prevenir un futuro de conflagración nuclear tomando el poder político de manos de los guerreristas capitalistas. Este es el camino que Castro y la dirección marxista que él forjó en Cuba demostraron que eso es posible.

La construcción de partidos en Estados Unidos y en todo el mundo que sean proletarios en su programa, conducta y composición es indispensable para conducir a los trabajadores y agricultores a la victoria. La devastación social y las guerras que inevitablemente surgen del funcionamiento del capitalismo conducirán a luchas revolucionarias.

Únase al Partido Socialista de los Trabajadores en la lucha para derrocar la opresión y explotación capitalistas y llevar al poder a un gobierno de trabajadores y agricultores que se una a la lucha internacional por el socialismo. Este es el camino para tirar al basurero todas las armas, tanto las convencionales como las nucleares de una vez por todas.