Desde que los escuadrones de la muerte de Hamás, respaldados por Teherán, llevaron a cabo una ola de pogromos, matando a más de 1,400 judíos y otras personas en una fiesta de baile al aire libre y una serie de kibutzim el 7 de octubre, horrorizando al pueblo trabajador de todo el mundo, las fuerzas israelíes han tomado medidas para derrotar decisivamente a Hamás y hacerlo incapaz de realizar más ataques asesinos.
Los soldados israelíes están avanzando contra los bastiones de Hamás en el norte de Gaza, mientras que los partidarios del grupo de odio a los judíos en todo el mundo están intensificando sus llamados a un alto el fuego. Esto solo daría a Hamás espacio para atacar una y otra vez.
Después de rodear la ciudad de Gaza, las Fuerzas de Defensa de Israel abrieron otro corredor “humanitario” el 7 de noviembre. Esto permitió que miles de civiles palestinos más salieran del peligro y se dirigieran a la parte sur de Gaza. Hamás ha exigido a los civiles que se queden quietos ha disparado y matado a algunos que trataban de huir.
El pogromo del 7 de octubre es la mayor masacre de judíos en un solo día desde el Holocausto. Además de matar a más de 1,400 personas, miles más resultaron heridos, mujeres fueron brutalizadas y violadas, y más de 240 fueron tomados como rehenes. Hamás los llevó a túneles en Gaza, muchos de ellos debajo de mezquitas, hospitales y edificios de apartamentos.
El pogromo y la respuesta de los israelíes y los trabajadores de todo el mundo marca un momento decisivo en la política mundial. El odio a los judíos es cada vez más parte de lo que el imperialismo tiene reservado para los trabajadores a medida que se profundiza la crisis del capitalismo.
Las manifestaciones de apoyo a Hamás en todo el mundo han expuesto el crecimiento del odio a los judíos entre las capas de clase media y la “izquierda”. Al mismo tiempo, el conflicto está atrayendo a millones de trabajadores y jóvenes a la política, y plantea la pregunta: “¿De qué lado estás?”
Hamás: Lo que hacemos se justifica
El 7 de octubre es sólo la primera vez, “habrá una segunda, una tercera, una cuarta. Somos las víctimas de la ocupación. Punto”, dijo Ghazi Hamad, miembro del buró político de Hamás, al canal de televisión libanés LBC el 24 de octubre. “Todo lo que hacemos está justificado”.
Cuando Hamad dijo que Israel debe ser expulsado de todas las “tierras palestinas”, el entrevistador preguntó: ¿significa esto la aniquilación total de Israel? “Sí, por supuesto”, respondió.
El 3 de noviembre, Russia Today le preguntó al líder de Hamás, Abu Marzouk, en Qatar, por qué el grupo cavó más de 300 millas de túneles para ocultar a sus combatientes y municiones, pero ni un solo refugio antiaéreo para los residentes de Gaza. No asumió ninguna responsabilidad por los palestinos allí y dijo: “El 75% de la población de Gaza son refugiados, y es responsabilidad de la ONU protegerlos”.
La estrategia de Hamás siempre ha sido maximizar el número de víctimas civiles palestinas para poder vilipendiar a Israel y a los judíos y reclamar “mártires”. Su objetivo es conseguir simpatía y fondos de Naciones Unidas y de regímenes burgueses de todo el mundo.
Los líderes centrales de Hamás, que están instalados de manera segura en Qatar y otros países donde llevan una vida de lujo, afirman que su operación es un gran logro, a pesar de la destrucción y las miles de muertes en Gaza.
A pesar de las afirmaciones de que Hamás concibió y llevó a cabo el pogromo por sí solo, Teherán y Hezbolá, con sede en Líbano, fueron esenciales para la planificación y realización del asalto.
Si bien los reaccionarios gobernantes capitalistas de Teherán y sus aliados de Hezbolá en Líbano ayudaron a planificar, financiar y armar a Hamás para la masacre del 7 de octubre, se han retractado y parecen satisfechos con hacer declaraciones demagógicas, por ahora, evitando al mismo tiempo una guerra ampliada que podría devastarlos.
Árabes de Israel se oponen a Hamás
Alrededor del 20% de la población de Israel son ciudadanos árabes. Según Yedioth Ahronoth, una encuesta posterior al 7 de octubre mostró que el 77% se oponía al ataque de Hamás y sólo el 5% lo respaldaba. Alrededor del 66% dijo que apoya el derecho de Israel a defenderse, y menos del 10% se opuso.
“La masacre va en contra de todo en lo que creemos, nuestra religión, nuestro Islam, nuestra nacionalidad, nuestra humanidad”, dijo el líder de la Lista Árabe Unida, Mansour Abbas, miembro del parlamento de Israel, a la estación árabe de radio Al-Nas, el 7 de noviembre.
Unas 20 mil personas, entre ellas mil judíos, asistieron al funeral de Awad Darawshe, un paramédico palestino de 23 años del norte de Israel, que fue asesinado por Hamás mientras atendía a la gente en el concierto de baile que atacaron.
Las acciones del gobierno capitalista de Israel a menudo socavan la propia defensa del país. Eso incluye ataques a la libertad de expresión, discriminación contra ciudadanos árabes y agresiones a residentes palestinos en la Ribera Occidental.
Decenas de árabes han sido despedidos de sus trabajos o suspendidos de sus escuelas desde el 7 de octubre, acusados no de llevar a cabo ninguna acción ilegal, sino de expresar simpatía por Hamás o los derechos de los palestinos.
Mientras que a los gobernantes clericales burgueses de Teherán y sus representantes en Hamás y la Yihad Islámica les gustaría establecer su autoridad en la Ribera Occidental palestina y convertirla en otra Gaza, la mayoría de los palestinos allí se oponen a incitar a una guerra.
Washington defiende sus intereses
El presidente Joseph Biden dice que apoya el derecho de Israel a aplastar a Hamás. Pero la expansión militar de los gobernantes norteamericanos en la región se despliega para defender sus propios intereses económicos y políticos, no para luchar contra el odio a los judíos.
El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Kirby, dijo el 3 de noviembre que Washington está a favor de una “pausa”.
Radicales de clase media y otros apologistas de Hamás y Teherán están haciendo campaña a favor de un alto el fuego, tratando de hacerse pasar por defensores de la “paz”. Pero para los judíos y el pueblo trabajador no puede haber paz con Hamás.
En una marcha por la “paz” el 4 de noviembre en Washington, los manifestantes corearon “Del río al mar, Palestina debe ser libre”. Este lema de Hamás significa: libre de judíos.
El velado y abierto odio contra los judíos que está en el corazón de los organizadores de las acciones a favor del alto el fuego y a favor de Hamás ha ayudado a provocar un marcado aumento de las agresiones físicas y amenazas contra los judíos en los campus universitarios, las sinagogas y otros lugares.
Grupos de estudiantes judíos y otros opositores al odio a los judíos están respondiendo. Han organizado manifestaciones contra el odio a los judíos y en defensa del derecho de Israel a existir.
La lucha contra el odio a los judíos y la defensa del derecho de Israel a existir como refugio para los judíos es una cuestión clave para la clase trabajadora y los sindicatos a medida que se profundiza la crisis del capitalismo.
Una manifestación nacional el 14 de noviembre en Washington, bajo el marco de “Marcha por Israel, Marcha para liberar a los rehenes, Marcha contra el antisemitismo” será una oportunidad importante para que los trabajadores y otros tomen acción.