En su conferencia de prensa de fin de año el 14 de diciembre, el presidente ruso Vladímir Putin declaró que los objetivos de su invasión de Ucrania “no han cambiado” a pesar de la feroz resistencia a la que se enfrentan sus fuerzas. Los trabajadores de Ucrania están decididos a defender la independencia del país.
El día anterior, Moscú atacó infraestructuras en Kyiv y Odesa con misiles y drones. Putin dice que Ucrania es parte de Rusia.
Las fuerzas de Moscú han sido expulsadas de la mitad del territorio que habían ocupado al inicio de la invasión. Las líneas del frente de batalla han estado estáticas durante muchos meses. Putin pretende ganar mediante una larga guerra de desgaste a costas de los trabajadores, tanto los de Rusia como los de Ucrania, a menos que el gobierno ucraniano capitule.
La conferencia de prensa tenía el propósito de crear la impresión de que Putin toma en cuenta las quejas y preocupaciones de la gente sobre el impacto de la guerra en sus vidas. Pero eso es una farsa.
Aún así, algunas preguntas incómodas, aparecieron en la pantalla gigante colocada en el escenario para ese propósito. “¿Por qué su realidad difiere de la nuestra?”, fue una de ellas.
Los opositores a la guerra siguen pronunciándose en su contra. Miembros de El Camino a Casa, un grupo de esposas y madres de reservistas movilizados, están exigiendo el regreso de sus seres queridos que han estado desplegados en el frente por largo tiempo.
En una declaración del 18 de diciembre, el grupo instó a Putin a “sentarse en la mesa de negociaciones” con Kyiv.
“¡Déjenos vivir en paz! O vaya usted mismo al frente y muera allí”.
En su rueda de prensa, Putin admitió que la rotación de tropas es “un tema candente”. Si el Kremlin relevara sus tropas sin una nueva movilización, sus fuerzas quedarían seriamente debilitadas. Pero una nueva movilización sería profundamente impopular y probablemente desencadenaría protestas.
Putin dice que “están reclutando diariamente a 1,500 combatientes voluntarios en todo el país”. Estos provienen mayormente de las redadas policiales en lugares donde se reúnen o trabajan migrantes de Asia Central. También se ha inducido a miles de reos a alistarse a cambio de su libertad si sobreviven seis meses en el frente.
Putin está apostando a que la Federación Rusa, con una población más de tres veces mayor que la de Ucrania, podrá durar más tiempo que la clase trabajadora ucraniana. También confía en que Washington y sus aliados —quienes promueven sus propios intereses— vacilarán en su apoyo financiero y militar a Kyiv, y esto presionará al gobierno ucraniano a que ceda territorio.
Las madres y esposas de soldados en Rusia ayudaron a poner fin a la ocupación de Afganistán por tropas de la Unión Soviética en los años 80. Durante la guerra de 1994-96 en Chechenia, familiares de soldados realizaron protestas y recogieron firmas por toda Rusia para exigir que sus hijos regresaran a casa.
“¿Qué tan cínico hay que ser para continuar con esta violencia y poner cara de valiente?”, El Camino a Casa le preguntó a Putin.
“¿Usted la pasará bien recibiendo el Año Nuevo con sus seres queridos y una copa de champán?”, dijo el grupo. “Bueno, nuestros muchachos no”.