¡Apoye el derecho de Israel a existir y defenderse como refugio del odio antijudío y los pogromos!

El pueblo trabajador debe rechazar la demanda de Biden de que Israel no responda

29 de abril de 2024
Rachele Fruit, candidata del Partido Socialista de los Trabajadores para presidente de Estados Unidos, dijo en Los Angeles el 15 de abril, “El PST llama a los trabajadores a condenar la presión y los dictados del gobierno de Estados Unidos de Joseph Biden sobre lo que Israel debe hacer o lo que no debe hacer para defenderse como refugio para los judíos”.
Militante/Eric SimpsonRachele Fruit, candidata del Partido Socialista de los Trabajadores para presidente de Estados Unidos, dijo en Los Angeles el 15 de abril, “El PST llama a los trabajadores a condenar la presión y los dictados del gobierno de Estados Unidos de Joseph Biden sobre lo que Israel debe hacer o lo que no debe hacer para defenderse como refugio para los judíos”.

Declaración emitida el 15 de abril por Rachele Fruit, candidata del Partido Socialista de los Trabajadores para presidente de Estados Unidos.


Candidata presidencial del PST Rachele Fruit
es alternativa obrera a marcha de capitalismo hacia depresión y guerra


El Partido Socialista de los Trabajadores llama al pueblo trabajador en Estados Unidos y el mundo a condenar la presión y dictados del gobierno de Estados Unidos de Joseph Biden a Israel sobre lo que debe hacer o no para defenderse como un refugio para los judíos.

La agresión del gobierno iraní con misiles y drones el 13-14 de abril fue el primer ataque directo contra territorio israelí por los gobernantes capitalistas de Teherán, que hasta entonces habían dependido de sus agentes armados y financiados como Hamás, Hezbolá en Líbano, milicias en Iraq y Siria, y los hutíes en Yemen, entre otros. El masivo ataque aéreo fue una peligrosa escalada en la incesante campaña de Teherán durante décadas para destruir al estado de Israel y a los judíos, para provocar “la desaparición de esta entidad de la faz de la tierra”, como lo expresó el líder supremo Ali Husseini Jamenei el pasado enero. 

Ese ataque fue otro paso en el aumento del odio y la violencia contra los judíos que asesta un golpe peligroso a los intereses de la clase trabajadora, el movimiento obrero y a los oprimidos en todas partes.

 El 7 de octubre, Hamás realizó un pogromo en Israel en el que masacró a 1,200 judíos, dejó a 5 mil heridos y tomó más de 240 rehenes, la mayoría de ellos todavía en cautiverio o asesinados posteriormente. La acción fue planificada, financiada y dirigida por el gobierno iraní.

Teherán, que celebró la masacre desde el principio, pero negó cualquier participación, ahora reconoce que el general de brigada del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica Mohammed Reza Zahedi —el principal blanco del ataque de Israel contra un anexo iraní en Damasco el 1 de abril— jugó “un papel estratégico” en “ planificar y ejecutar” el pogromo del 7 de octubre.

Desde entonces, para encubrir su presión sobre Israel y plegado a las órdenes de los gobernantes estadounidenses, Washington ha insistido públicamente que Teherán no tenía conocimiento previo de la masacre. Esto no sólo es una mentira, los gobernantes norteamericanos saben muy bien que es una mentira.

Lo que es más, la aceleración del esfuerzo de los gobernantes iraníes para desarrollar armas nucleares aumenta el riesgo de su uso contra Israel, lo cual sería un peligro mortal para todos en la región.

Los gobernantes capitalistas norteamericanos buscan defender sus propios intereses imperialistas en el Medio Oriente. No actúan por su preocupación  por Israel, por los judíos que viven allí o en cualquier otro lugar, ni por nadie excepto las familias millonarias cuyos intereses de clase y privilegios Washington sirve y protege.

Desde que Hamás lanzó su guerra el 7 de octubre, Israel ha estado actuando para derrotar a Hamás, para impedirle llevar a cabo su objetivo declarado. Ese objetivo genocida que Hamás comparte con los gobernantes reaccionarios de Irán: expulsar a los judíos, exterminarlos y destruir el estado de Israel.

El endurecimiento de las sanciones contra Irán, como lo proponen Washington y otras potencias imperialistas, afecta principalmente a los trabajadores de ese país. Mientras tanto, esos trabajadores, agricultores explotados y otros (de origen persa, kurdo, árabe, azerbaiyano, baluchi y de otros orígenes nacionales) han encontrado repetidamente formas de expresar su oposición a las políticas represivas y al rumbo expansionista antiisraelí de Teherán.

Casi la mitad de los judíos del mundo viven hoy en Israel. Washington y otros gobiernos imperialistas cerraron sus puertas a los judíos antes, durante y después del Holocausto nazi y después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el 40% de la población judía del planeta había sido masacrada. Los supervivientes no tenían adónde ir excepto a lo que se convirtió en Israel.

La lucha contra el odio antijudío y los pogromos es decisiva para la clase trabajadora en todo el mundo. A medida que Washington —el último imperio de la humanidad— decae, a medida que se profundiza la lucha de clases, y que las familias gobernantes de Estados Unidos y otros países le teman a los desafíos de la clase trabajadora al dominio capitalista mismo, capas cada vez mayores de la clase capitalista recurrirán a las fuerzas fascistas para dividir, atacar y tratar de aplastar a los trabajadores, los oprimidos y los sindicatos. Los gobernantes levantarán la bandera del antisemitismo para convertir a los judíos en el enemigo y no al sistema capitalista cuyo afán por ganancias es la raíz de las crisis sociales, la depresión y las guerras.

El movimiento sindical debe organizar y unir a la clase trabajadora, fortalecer nuestra capacidad de lucha y trazar un rumbo de acción para tomar el poder estatal en nuestras manos. En ese camino, la clase trabajadora debe alzar la bandera por una lucha intransigente contra el odio antijudío.

La continuidad de mi partido se remonta a V.I. Lenin y el Partido Bolchevique, que dirigió a la clase trabajadora y otros trabajadores explotados a realizar la revolución socialista de octubre de 1917 en Rusia. La lucha contra la opresión nacional de todo tipo, incluido el odio a los judíos y los pogromos, fue clave para esa victoria y para el gobierno revolucionario y el movimiento mundial que creó. Frente a las capas sociales contrarrevolucionarias y privilegiadas de la Unión Soviética encabezadas por José Stalin, la lucha para continuar el rumbo internacionalista proletario de Lenin, liderada por León Trotsky, también defendió la batalla para poner fin a la explotación capitalista y a toda opresión nacional, incluida la persecución de los judíos.

A diferencia de las fórmulas capitalistas del demócrata Joseph Biden, el republicano Donald Trump, Robert F. Kennedy Jr. y otros, la campaña del Partido Socialista de los Trabajadores, ofrece la única alternativa obrera para combatir la marcha del imperialismo hacia la catástrofe económica y social, el fascismo y una tercera guerra mundial.

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