Ante una nueva escalada transfronteriza del ejército de Moscú en la región de Járkiv, en el noreste de Ucrania, los tenaces defensores del país han recuperado terreno perdido en ciudades fronterizas mediante intensos combates callejeros contra la infantería rusa. La guerra dictada por los altos mandos militares de Moscú de usar “oleadas humanas” ha resultado en grandes pérdidas entre sus tropas. Sin embargo, más unidades rusas están siendo concentradas al otro lado de la frontera.
El Kremlin también ha intensificado los ataques aéreos contra objetivos civiles en Járkiv, la segunda ciudad más grande de Ucrania. En el incidente más mortífero en varias semanas, 18 personas murieron y 48 fueron heridas el 25 de mayo en un ataque ruso contra una gran ferretería y tienda de jardinería, en una tarde soleada cuando casi 200 personas estaban dentro de la tienda, y que provocó un gran incendio allí.
Los ataques aéreos rusos contra Járkiv, a sólo 40 kilómetros de la frontera con la ciudad rusa de Belgorod, tienen como objetivo desmoralizar a los residentes y hacer la ciudad inhabitable. Aviones de combate lanzan mortíferas bombas planeadoras —grandes y baratos explosivos de la era soviética equipados con aletas y sistemas de guía— que son lanzados a diario desde una distancia de 30 a 40 millas dentro del espacio aéreo ruso.
Washington ha ordenado a Kyiv que no despliegue armamento suministrado por Estados Unidos para ataques dentro de Rusia.
Si bien algunos residentes han decidido abandonar Járkiv, la mayoría está reaccionando con valentía y resistencia, adaptándose para continuar con su vida cotidiana. Las autoridades de la ciudad están trasladando más instalaciones a localidades subterráneas, empezando con las escuelas.
En durísimos combates el 27 de mayo cerca de la devastada ciudad de Vovchansk, a 45 millas al noreste de Járkiv, las fuerzas rusas sufrieron unas 1,500 bajas sólo en ese día. También perdieron 21 tanques y varios otros vehículos blindados y piezas de artillería.
Sergei Mamayev, del noveno Regimiento de Fusileros Motorizados, fue uno de los muchos soldados rusos tomados como prisioneros de guerra. En un video explicó que los comandantes rusos obligaron a tropas mal entrenadas a avanzar contra las tropas ucranianas bajo intenso fuego, y sufrieron grandes pérdidas. Los sobrevivientes capturados recibieron buen trato por parte de las fuerzas ucranianas, afirmó.