SEATTLE — Más de 20 mil trabajadores de Boeing, miembros del Distrito 751 de la Asociación Internacional de Maquinistas y Trabajadores Aeroespaciales IAM, se reunieron aquí en el estadio de béisbol de los Marineros el 17 de julio y votaron por más del 99% a favor de salir en huelga si no tienen un nuevo y mejor contrato en vigor para mediados de septiembre. Boeing tuvo que cerrar sus líneas de producción para la reunión.
Los trabajadores quieren un aumento salarial del 40% o más, mejores beneficios y el fin de las horas extras obligatorias.
“No hemos tenido una negociación de contrato en 14 años”, dijo el mecánico Kenneth Chestay al Militante fuera del estadio. “El alquiler, la gasolina y la comida son demasiado caros. La gente tiene que trabajar horas extras para cubrir los gastos. No ganamos suficiente para una casa”. Los mecánicos menos pagados de Boeing ganan 23.50 dólares por hora.
Los trabajadores temen por su seguridad laboral tras una serie de desastres producidos por el afán de lucro de los patrones de Boeing. Los trabajadores también están luchando para tener mayor control de la producción.
La reducción de costos para aumentar las ganancias provocó los choques de dos aviones 737 Max 8, uno en 2018 en un vuelo de Lion Air en Indonesia, en el que murieron las 189 personas a bordo, y otro en Etiopía el año siguiente, en el que murieron las 157 personas a bordo.
La causa de ambos accidentes fue un fallo de software que los patrones conocían pero lo ocultaron. El gobierno de Estados Unidos tiene cierta responsabilidad, porque entregó la responsabilidad de supervisión de la Agencia Federal de Aviación a los patrones de Boeing.
En enero, un tapón de la puerta se desprendió en el vuelo 1282 de Alaska Air, lo que provocó una descompresión descontrolada. La tripulación realizó un aterrizaje de emergencia. Resultó que el tapón había sido instalado incorrectamente, pero Boeing había “perdido” todos los registros de cómo había sucedido eso.