A pocas horas de su investidura el 20 de enero, el presidente Donald Trump revocó el “Certificado de rescisión de la designación de Cuba como estado patrocinador del terrorismo”, emitido por el presidente Joseph Biden apenas seis días antes.
El certificado afirmaba que “el gobierno de Cuba no ha dado apoyo alguno al terrorismo internacional en los seis meses precedentes” y “ha dado garantías de que no apoyará actos de terrorismo internacional en el futuro”.
Cuba fue incluida en esta lista por Trump en los últimos días de su primer mandato en 2021. Biden mantuvo vigente hasta el fin de su presidencia este ataque contra el pueblo cubano, el cual intensifica la guerra económica que los gobernantes norteamericanos han mantenido por más de 60 años contra Cuba.
La acción de Trump no sorprende, dijo el presidente cubano Miguel Díaz-Canel. “Su objetivo es seguir fortaleciendo la cruel guerra económica contra Cuba con fines de dominación”.
“El resultado de las medidas extremas de cerco económico impuestas por Trump ha sido provocar carencias en nuestro pueblo”, dijo el dirigente cubano. “Prevalecerá la legítima y noble causa de nuestro pueblo que una vez más vencerá”.
En diciembre, medio millón de cubanos marcharon frente a la embajada de Estados Unidos en La Habana para protestar contra la implacable guerra económica de Washington contra su revolución socialista. “Marchamos para decirle al gobierno de Estados Unidos que deje vivir en paz al pueblo cubano”, dijo el presidente cubano a la multitud. También exigieron que Cuba sea retirada de la lista de “Estados patrocinadores del terrorismo”.
Los defensores de la Revolución Cubana en Estados Unidos y en otros lugares se han sumado a la campaña.
Los gobernantes capitalistas norteamericanos están determinados a destruir la revolución socialista en Cuba que fue establecida por una rebelión popular de millones de cubanos que derrocó la dictadura de Fulgencio Batista respaldada por Washington. Liderado por Fidel Castro el pueblo cubano tomó control de su propio destino.
Lejos de ser patrocinador del terrorismo, Cuba ha ofrecido su mano solidaria a los trabajadores en todas partes. Es un ejemplo que debe ser emulado, incluso en Estados Unidos.
La decisión de la administración Biden debió haberse tomado hace años, señaló un artículo en el diario cubano Granma el 15 de enero. Todo lo que hacía falta era un reconocimiento de la verdad: la total falta de justificación para tal designación.
A pesar de los pasos dados por Biden, “la guerra económica sigue y persiste como el obstáculo fundamental para el desarrollo y la recuperación de la economía cubana con un alto costo humano para la población, y continúa siendo un estímulo para la emigración”, dijo el ministerio de relaciones exteriores de Cuba.
Al mismo tiempo, el gobierno cubano anunció la decisión de poner en libertad gradualmente a unas 553 personas condenadas por delitos en Cuba. Díaz-Canel había escrito al papa Francisco a principios de año para anunciar su excarcelación, en consonancia con la declaración de la iglesia católica de 2025 como un año especial de misericordia y perdón.
Esto concuerda con el historial humanitario de la revolución, explicó el gobierno cubano.