Desastre de fuegos en Los Angeles es producto del capitalismo

Ante inacción del gobierno, solidaridad obrera

Por Deborah Liatos
3 de febrero de 2025
Cerca del incendio Eaton en Los Angeles, cientos de personas trajeron donaciones a hipódromo de Santa Anita en Arcadia, enero 13. Voluntarios ayudaron a distribuir los artículos.
Militante/Laura GarzaCerca del incendio Eaton en Los Angeles, cientos de personas trajeron donaciones a hipódromo de Santa Anita en Arcadia, enero 13. Voluntarios ayudaron a distribuir los artículos.

LOS ANGELES — Los incendios catastróficos que han devorado grandes áreas del condado de Los Angeles, hasta el 22 de enero han dejado 27 personas muertas y unas 180 mil forzadas a abandonar sus hogares. Más de 10 mil casas fueron totalmente destruidas, así como escuelas, negocios y otras estructuras.

Han ocurrido por lo menos cinco incendios mayores: desde el de Palisades, que incluye áreas más acomodadas a lo largo de la costa, hasta el incendio de Eaton en zonas de clase trabajadora en Altadena y Pasadena. Más de 350 mil clientes de la compañía eléctrica se quedaron sin electricidad.

Las autoridades sabían con mucha antelación que vientos secos y casi huracanados azotarían al condado, el cual ha tenido cantidades minúsculas de lluvia desde el pasado mayo. La falta de una preparación avanzada de las evacuaciones y de otras medidas obligó a las personas a dejar sus hogares a toda prisa mientras se propagaban los incendios.

Esto provocó un atasco del tráfico. La policía ordenó a los conductores que abandonaran sus coches y se dirigieran a pie a la playa. Equipos de emergencia movieron los vehículos con excavadoras para que los camiones de bomberos pudieran pasar.

La destrucción no se debió principalmente a la falta de lluvia, ni a los bajos niveles de humedad o a la fuerza de los vientos. Se debió a la negligencia del gobierno local en construir la infraestructura necesaria para enfrentar estos desastres naturales, y a la falta de preparación de la población para una eventual evacuación. O, más importante aun, organizarlas para colaborar juntos en estas emergencias, las cuales se están volviendo cada vez más frecuentes.

El Departamento de Agua y Energía de Los Angeles dijo que, antes del incendio, había llenado todos los tanques de agua disponibles en la ciudad, incluidos tres tanques de un millón de galones en el área de Palisades. Estos se agotaron rápidamente.

Y el embalse de Santa Ynez, que es parte del sistema de suministro de agua de Los Angeles, había sido desconectado y estaba vacío cuando explotaron los fuegos.

“Tiene que haber cosas que podemos hacer para intentar mitigar esto. Por favor”, dijo a Reuters Sanah Chung, residente de Pacific Palisades, mientras regaba con una manguera los setos y árboles de su jardín. “Los hidrantes están vacíos. Los bomberos están haciendo todo lo que pueden, pero tenemos que actuar más proactivamente antes de una crisis”.

“Bajo el capitalismo los desastres naturales se convierten en desastres sociales. Si bien todas las personas son afectadas, el pueblo trabajador, que ya enfrenta los altos precios y salarios insuficientes, es el que sufre las consecuencias catastróficas”, dijo al Militante Laura Garza, organizadora de la rama de Los Angeles del Partido Socialista de los Trabajadores y candidata del partido al Senado en 2024.

“Es necesario que luchemos por un programa de emergencia financiado por el gobierno federal para poner a la gente a trabajar con salarios a escala sindical para limpiar los escombros, reconstruir hogares, escuelas, hospitales e infraestructura para hacer frente a futuros desastres como este”, dijo. “Esta lucha requerirá que nos organicemos y actuemos independientemente de los partidos capitalistas, los demócratas y los republicanos. Es necesario que construyamos un partido obrero para tomar el poder político”.

Solidaridad obrera

Ante la inacción del gobierno, el pueblo trabajador ha tomado iniciativas para brindar solidaridad.

El 13 de enero, corresponsales del Militante se sumaron a cientos de personas en un estacionamiento del hipódromo de Santa Anita en Arcadia, que fue convertido en un punto de concentración para que la gente trajera donaciones de todo tipo y para que los afectados por el incendio las recogieran. Un verdadero ejército de voluntarios estaba ayudando a organizar y distribuir los bienes donados. Un grupo sij local preparó comida y la distribuyó a todos los que llegaban.

“Me alegra que tengan un periódico para informar a la gente sobre esto”, dijo al Militante Winnie Chong, cuyo apartamento en Altadena fue destruido en el incendio. “Necesitamos que todos hagan responsables al gobernador Gavin Newsom y al alcalde. Necesitamos exigir respuestas sobre cómo sucedió esto”.

Las condiciones para el desastre fueron creadas por el gobierno capitalista en todos los niveles. El gobernador Newsom había recortado los fondos estatales para la prevención de incendios y la gestión forestal en 100 millones de dólares meses antes. La alcaldesa de Los Angeles, Karen Bass, había propuesto un presupuesto para 2024-25 que incluía una reducción del gasto del Departamento de Bomberos de Los Ángeles.

En el centro de donaciones, Jessica López, de 23 años, dijo al Militante que cinco de sus familiares tuvieron que evacuar su apartamento en Pasadena. La respuesta en el hipódromo, dijo, “muestra cuánto se preocupa la gente y realmente están ahí para ayudarse unos a los otros”.

La ayuda ha llegado de todas partes. California ha desplegado a más de 900 reclusos especialmente entrenados para combatir los mortíferos incendios. Otros bomberos han venido de estados cercanos, y de México, Canadá y otros países.

‘En Cuba nadie queda abandonado’

A diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, donde los capitalistas y su gobierno dejan a los trabajadores a su suerte, en Cuba el gobierno dirige comités de defensa civil, organizaciones de masas y el ejército para asegurarse de que nadie se quede solo cuando se producen desastres naturales y para la reconstrucción. Esta es una conquista de la revolución socialista de Cuba.

Los huracanes, así como otros desastres naturales, son fenómenos frecuentes en el Caribe. El gobierno cubano envía autobuses para evacuar a la gente de las zonas más expuestas y establece refugios en escuelas y otros edificios públicos. Los miembros del comité de defensa civil local van de puerta en puerta para asegurarse de que los residentes están preparados.

A pesar de la grave escasez de combustible y otros productos —que en gran medida es producto de la guerra económica que Washington ha librado contra el pueblo cubano— el gobierno cubano y las organizaciones de masas se aseguran que los refugios sean proveídos de alimentos, atención médica y hasta personal para organizar actividades para los niños.