LINCOLN, Nebraska — Los patrones de ferrocarriles y los inversores capitalistas con quienes comparten las ganancias, están decididos a seguir incrementándolas a costa de los obreros ferroviarios. En las últimas cuatro décadas, han llevado a cabo una campaña incesante para reducir el tamaño de las cuadrillas en los trenes de carga y en los patios de trenes a dos trabajadores, y a veces a uno solo.
Esto aumenta la carga de trabajo, lo que resulta en condiciones cada vez menos seguras y más peligrosas para las personas que viven y trabajan cerca de las vías de trenes.
También significa que los trabajadores nuevos tienen menos oportunidades de aprender de los más experimentados, en un trabajo que toma años para dominarlo.
Los patrones ferroviarios cuentan con el apoyo del gobierno: los políticos de ambos partidos, los tribunales, las juntas de arbitraje y una multitud de otros organismos reguladores. Solo la movilización del poder sindical y la solidaridad en acción pueden hacer retroceder la ofensiva patronal.
La empresa BNSF Railway fue la última de los seis ferrocarriles de Clase I en que aún existía una tripulación de tres (incluyendo un ayudante o guardafrenos) para la mayoría de las maniobras en patios, fábricas, y cruces locales.
Una gran mayoría de los miembros del sindicato SMART-TD en BNSF votó en octubre a favor de rechazar un acuerdo provisional que permitiría a los patrones eliminar los puestos de ayudante y guardafrenos. Con la esperanza de influir en la votación, la empresa ofreció un “bono de contratación” de 27,500 dólares, un aumento salarial y la promesa de que los empleados actuales no serían despedidos.
BNSF, propiedad del conglomerado Berkshire Hathaway del multimillonario Warren Buffet, ha estado tratando de alcanzar a sus competidores en la reducción de puestos de trabajo. En 2021, la empresa ganó un fallo de arbitraje para obligar a SMART-TD a negociar la “composición de la tripulación”. Estas juntas de arbitraje fueron establecidas según la Ley del Trabajo Ferroviario, una ley antisindical aprobada por el Congreso en 1926. Ata a los trabajadores de los ferrocarriles, y ahora los de las aerolíneas, en una serie de negociaciones, períodos de “enfriamiento” y arbitraje que puede durar años y es muy compleja; un sistema sesgado en contra de los trabajadores y sus sindicatos.
Si los trabajadores son finalmente permitidos a realizar una huelga, el presidente del país puede imponerles el contrato que rechazaron y ordenarles que regresen a trabajar, como lo hizo Joseph Biden en 2022.
Gobierno respalda patrones
Después de que SMART-TD rechazó la oferta de BNSF, los funcionarios del sindicato aceptaron un arbitraje vinculante. Argumentaron que era mejor hacer algo rápidamente, antes de que la administración de Donald Trump asumiera el cargo.
En cuestión de semanas, la junta de arbitraje dictaminó que el “acuerdo provisional” de los patrones era justo y razonable. Para colmo de males, redujeron el “bono de contratación” por 500 dólares, para compensar por los “costos adicionales incurridos por BNSF”.
Después del fallo, BNSF comenzó la primera ronda de recortes de empleos en su red de 28 estados.
El fallo “es casi idéntico al que rechazaron los miembros del sindicato que trabajan para BNSF”, dijo Andrew Foust, director legislativo estatal de Nebraska para SMART-TD, al Cowboy State Daily de Wyoming.
Foust trabajó para el ferrocarril durante 20 años y dijo que “no puedo ni siquiera imaginarme caminando por todo un tren, haciendo cambios de marcha en medio de la noche solo”. “No hay nadie conmigo y el miembro más cercano de mi equipo está a una milla y media de distancia”.
“Cuando mi padre era ingeniero, la tripulación del tren tenía cinco trabajadores”, dijo al Militante Lance Anton, un ingeniero de SMART-TD con 14 años de experiencia en Lincoln. “Las tripulaciones de trenes más pequeñas resultan en condiciones peligrosas para la fuerza laboral y las comunidades por las que pasan los trenes, y terminaremos teniendo más desastres como el de East Palestine”, dijo. “Nuestros sindicatos ferroviarios deben organizarse y luchar por trenes de 50 vagones y una tripulación de cuatro, dos en una locomotora al principio del tren y dos viajando en una locomotora en la parte trasera”.
A mediados de enero BNSF, sin previo aviso al sindicato, endureció su ya draconiana política de asistencia para las tripulaciones. Anton dijo: “Ahora hay aún menos tiempo para descansar y estar con la familia”.
Patrones exigen recortes, ganancias
Durante décadas, los ferrocarriles de Clase I han ido abandonando o vendiendo patios ferroviarios y ramales a operadores de líneas cortas como Genesee & Wyoming, con el fin de recortar empleos y salarios y debilitar a los sindicatos. Hoy en día, las líneas cortas operan 50 mil millas de vías, casi el 40% de la red ferroviaria del país.
La única manera en que los trabajadores pueden hacer frente a estos ataques es utilizando el poder sindical y la solidaridad amplia que podamos ganar cuando luchamos. Una buena señal del deseo de los trabajadores de luchar es el reciente voto unánime a favor de unirse al sindicato SMART-TD de los trabajadores ferrocarrileros de Wilmington Terminal Railroad, una subsidiaria de Genesee & Wyoming en Carolina del Norte.
El repunte de la resistencia sindical en Estados Unidos crea un buen momento para que los trabajadores ferroviarios se organicen contra los ataques de los patrones. Hemos visto huelgas de estibadores, trabajadores automotrices y de hoteles que hicieron importantes logros. Los auxiliares de vuelo de las aerolíneas, que también enfrentan restricciones a su derecho a hacer huelga según la Ley Laboral Ferroviaria, han organizado líneas de piquetes y manifestaciones para llamar la atención a su lucha.
Joe Swanson es un trabajador ferroviario jubilado. Naomi Craine es miembro de SMART-TD en Chicago.