El presidente ruso, Vladímir Putin, está acumulando fuerzas para preparar una ofensiva en la región de Donbás, en el este de Ucrania, en la primavera. El ejército ucraniano, respaldado por voluntarios, se está preparando para repeler los ataques de Moscú y lanzar una contraofensiva.
Putin afirma que su guerra en Ucrania tiene como objetivo derrotar al “nazismo”, como la de Stalin contra la Alemania fascista en la Segunda Guerra Mundial.
Su acusación pone la realidad patas arriba. El gobierno de Ucrania es similar a otros regímenes capitalistas liberales de todo el mundo. En Alemania, los fascistas fueron financiados y promovidos por la clase capitalista para aplastar un movimiento obrero en ascenso, aplastar los sindicatos y asesinar a millones de judíos. Con su intento de conquistar a Ucrania Putin busca destruir su independencia y regenerar la prisión de naciones que existía bajo el imperio zarista, no luchar contra el “fascismo”.
Después de sufrir importantes derrotas en Ucrania, Putin ha cambiado su estrategia hacia un bombardeo asesino de poblaciones civiles y la infraestructura clave, comparable al bombardeo incendiario de Dresden, Alemania y Tokio por parte de Londres y Washington en la segunda guerra mundial imperialista.
Combatientes civiles juegan un papel clave en las defensas aéreas de Ucrania. Cuando suenan las sirenas anunciando un ataque aéreo, unidades voluntarias de trabajadores se apresuran a subir a lo alto de los edificios de gran altura o a los campos para vigilar el cielo. Derriban muchos de los drones de movimiento lento con ametralladoras pesadas de la era soviética que han adaptado.
Decenas de miles de tropas rusas convencionales están reforzando las milicias mercenarias del Grupo Wagner que Moscú está empleando en el este de Ucrania. Han sufrido grandes pérdidas, empleando ataques con “oleadas humanas” que han causado miles de muertes. Hay hasta 50 mil combatientes Wagner en el este de Ucrania, en su mayoría “reclutados” entre los prisioneros del sistema penitenciario ruso mediante ofertas de paga y amnistía si sobreviven el combate.
Objetores rusos a la guerra de Putin
Tras ver los horrores que la guerra de Putin inflige a los ucranianos y a los soldados rusos, Andrei Medvedev, un oficial de pelotón Wagner, desertó y escapó a pie a Noruega, donde está buscando asilo. Los ex convictos reclutados para la milicia son “enviados al frente como carne de cañón”, dijo al Moscow Times.
Medvedev informó haber visto el fusilamiento de dos prisioneros “delante de otros por negarse a obedecer órdenes”. Dijo que “hubo muchos casos semejantes”.
Konstantin Yefremov, un ex teniente del ejército de Moscú, le dijo a la BBC que le repugnaba ver el maltrato y la tortura de los prisioneros de guerra ucranianos por parte de altos oficiales rusos. Él y sus hombres intentaron pasar de contrabando cigarrillos y comida, así como heno para dormir, a sus cautivos.
Destituido por negarse a volver a luchar en Ucrania tuvo que huir de Rusia. Dijo a los periodistas que quería disculparse a “toda la nación ucraniana por venir a su casa como un huésped no invitado con armas en las manos”.
Olesya Krivtsova, una estudiante universitaria de la ciudad de Arkhangelsk, en el norte de Rusia, se enfrenta a más de 10 años en una colonia penal por oponerse a la guerra. Se le acusa de “justificar el terrorismo” y “desacreditar a las fuerzas armadas rusas”.
El gobierno ruso añadió a Krivtsova a una lista de supuestos terroristas y extremistas. ¿Su crimen? Publicó fotos de civiles ucranianos asesinados por las fuerzas de Moscú. En particular, hizo circular información de Kyiv dirigida a los soldados rusos explicando cómo pueden rendirse.
Más de un millón de rusos, hombres en edad de conscripción o parientes cercanos, se han puesto en contacto con el proyecto “Quiero vivir” del ejército ucraniano desde que Putin convocó a 300 mil nuevos reclutas en septiembre.
Las “protestas de flores” en Rusia contra la guerra se han extendido a medida que la gente continúa erigiendo monumentos para las docenas de ucranianos muertos en el ataque con misiles del Kremlin contra un bloque de viviendas de Dnipro el mes pasado, uno de los incidentes más mortíferos de la guerra de Moscú.
‘Protestas de flores’ en Rusia
Exhibiciones de flores, juguetes de peluche, imágenes de los rascacielos destruidos y notas escritas a mano han surgido en al menos 60 ciudades. Algunas se colocan junto a estatuas de figuras literarias ucranianas como Taras Shevchenko, Lesya Ukrainka y Nikolai Gogol. Otras se colocan en monumentos a las víctimas de la represión política de la era soviética.
“Es una declaración contra la guerra, no solo un duelo por los muertos en Dnipro”, dijo al Moscow Times una mujer que colocaba flores en un monumento en la ciudad siberiana de Novosibirsk. “No podía quedarme callada”.