El suburbio parisino de Nanterre, donde viven decenas de miles de árabes, africanos y otros musulmanes, ha estado sumido en protestas y disturbios a raíz de la muerte de Nahel Merzouk, un adolescente del área, el 27 de junio, a manos de la policía. Merzouk era de origen argelino y marroquí. Inicialmente las autoridades dijeron que Merzouk había arremetido contra la policía tras una parada de tráfico, y que tuvieron que disparar en defensa propia. Pero salió a luz un video filmado por un transeúnte que muestra a los policías disparando a quemarropa contra el costado del automóvil de Merzouk mientras intentaba huir.
El despacho del presidente Emmanuel Macron rechaza la idea de que hay “dos Francias” con diferentes condiciones y trato. Pero los residentes de estos suburbios obreros enfrentan la discriminación racial y religiosa, alto desempleo, salarios bajos y acoso policial. El gobierno ha enviado miles de policías a la zona, y han arrestado a más de 3,300 personas.
El gobierno afirma que Francia es un país “secular” y tiene derecho a imponer la llamada neutralidad en la vestimenta para muchas actividades. El tribunal supremo dictaminó el 29 de junio que la Federación Francesa de Fútbol podría prohibir que una mujer compita si lleva el hiyab. “Me siento traicionada por el país, que supuestamente es el país de los derechos del hombre”, dijo al New York Times Mama Diakite, de 25 años, quien vive cerca de donde vivía Merzouk. Ella dejó de jugar al fútbol el año pasado debido a la prohibición.