La administración de Joseph Biden y sus partidarios en los medios liberales están emitiendo propaganda que afirma que las perspectivas para la economía capitalista de Estados Unidos nunca han sido mejores. Dicen que la inflación ha sido reducida a niveles “aceptables”, que abunda el empleo pleno y que el mercado de valores —hogar de la especulación de los ricos— está en auge.
“El ‘aterrizaje suave’ está en el bolsillo”, alardeó la ex economista de la Reserva Federal Claudia Sahm al Washington Post. “Salvo que ocurra otra catástrofe, la economía ha logrado lo imposible”.
Pero para la clase trabajadora, la realidad es bastante diferente. La profundización de la crisis económica y social capitalista continúa obligando a los trabajadores a luchar para subsistir.
Los trabajadores están recurriendo a sus sindicatos para combatir los ataques de los patrones y la erosión de nuestros salarios debido a la inflación. Hay luchas por horarios que permitan tener tiempo para la familia, asistir a reuniones sindicales y para la recreación, y por la dignidad en el trabajo. Este año hubo el mayor número de paros laborales en 40 años.
El índice de precios al consumidor en los últimos 12 meses aumentó un 3.1%. Y si bien la tasa de inflación se ha desacelerado comparada a meses anteriores, los precios de muchos artículos y servicios de los que dependen los trabajadores siguen aumentando más rápido que nuestros salarios.
Desde febrero de 2021, el salario neto de los trabajadores, teniendo en cuenta la inflación, disminuyó un 4.2%. Esta es una de las razones por las que la mayoría de los trabajadores dicen que el manejo de la economía por parte de Biden no está funcionando para ellos.
Los precios de alimentos durante estos tres años han aumentado un 21%, y los de algunos productos básicos han subido aún más. El precio de la energía ha subido más del 30%. El precio de los fertilizantes ha aumentado un 36%, lo que hace difícil que los agricultores puedan cubrir sus costos de producción.
Los precios aumentaron aún más en las zonas rurales de todo el país, lugares donde el ingreso promedio de los trabajadores es menor.
Los alquileres están un 22.1% más altos que hace cuatro años, lo que obliga a un mayor número de jóvenes a vivir con sus padres, otros familiares o amigos. Y los pagos mensuales de hipotecas han aumentado en los últimos dos años hasta un 52% más que el alquiler promedio de un apartamento.
Según el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de Estados Unidos, más de 653 mil personas se han quedado sin hogar este año, un aumento del 12% desde 2022. En general, “se considera que estas cifras están subestimadas”, admitió el Wall Street Journal.
Durante los últimos seis meses, la mayoría de las ofertas de trabajo han sido en servicios de salud, el entretenimiento y la hotelería, empleos históricamente peor pagados. Casi 8.5 millones de trabajadores dicen que han tenido que conseguir dos o más trabajos para cubrir los gastos. Otros trabajan todas las horas extras posibles. Otros 4 millones de trabajadores sólo han podido encontrar trabajos a tiempo parcial.
A principios de diciembre la prensa patronal comenzó a alardear que los empleos en el sector manufacturero habían aumentado. Pero esto era mentira. Lo que cambió fue que los miembros del sindicato automotriz UAW regresaron al trabajo después de su dura huelga de seis semanas contra General Motors, Ford y Stellantis. Y algunos de ellos fueron despedidos rápidamente cuando los patrones intentaron compensar por los aumentos salariales acelerando la producción. Los patrones de GM anunciaron que recortarán 1,300 puestos de trabajo más en dos plantas en Michigan el 1 de enero.
Los empleos en el sector manufacturero han seguido disminuyendo durante los últimos 13 meses.
El porcentaje de trabajadores mayores de 65 años que tienen que seguir trabajando para sobrevivir casi se ha duplicado desde finales de los años 80.
Los trabajadores de 75 años o más son ahora el grupo de edad con más rápido crecimiento en la fuerza laboral. Alrededor del 9% de los adultos de 75 años o más están empleados, en comparación con un 4% en 1987.