BANGKOK — Desde que se publicó el libro Nuestra historia aún se está escribiendo: La historia de tres generales cubano-chinos en la Revolución Cubana en 2005 ha tenido un impacto político en muchas partes del mundo. El relato de los tres dirigentes revolucionarios cubanos entrevistados en sus páginas fue un elemento central de la presentación de Steve Penner en el taller celebrado el 10 de diciembre en la conferencia regional de la Sociedad Internacional para el Estudio de los Chinos de Ultramar (ISSCO) aquí.
Penner habló en lugar de Mary-Alice Waters, presidenta de la Editorial Pathfinder y editora del libro, quien tenía previsto hablar pero no pudo viajar.
“La historia única de los chinos en Cuba”, el título de la presentación, es correcto desde varios puntos de vista. Es una historia única no solo por la escala de la importación de trabajadores chinos por contrato que el gobierno colonial español trajo a Cuba en el siglo XIX, sino también por los inmigrantes chinos que fueron a Cuba tras ser expulsados de Estados Unidos por leyes antichinas y por la discriminación racista.
Lo más importante, dijo Penner, es que la historia cubano-china es única debido a la “continuidad de 150 años de luchas revolucionarias en las que los cubano-chinos desempeñaron un papel importante”.
Los tres generales cubano-chinos entrevistados en el libro —Armando Choy, Gustavo Chui y Moisés Sío Wong— describen su participación durante toda su vida en la revolución liderada por Fidel Castro, comenzando cuando eran adolescentes en las batallas que llevaron al derrocamiento en 1959 de la dictadura militar de Fulgencio Batista que estaba respaldada por el imperialismo norteamericano. Asumieron responsabilidades de liderazgo en la consolidación y la defensa de la revolución, incluida la poderosa reforma agraria, la triunfante campaña masiva de alfabetización y la expropiación total de plantaciones de azúcar, bancos y otras propiedades de capitalistas cubanos y norteamericanos.
Entre estos logros históricos, dijo Penner, se encuentran pasos decisivos para acabar con la “discriminación contra los cubanos que eran negros o chinos”. Moisés Sío Wong asistió a la conferencia de ISSCO de 1999 en La Habana, donde el entonces presidente de la organización, Wang Gungwu, le preguntó sobre eso. “Antes del triunfo de la revolución, los chinos enfrentábamos una discriminación y una opresión brutales”, respondió Sío Wong. “La diferencia es que aquí tuvo lugar una revolución socialista.
“La revolución eliminó la discriminación basada en el color de la piel de una persona. Sobre todo, eliminó las relaciones de propiedad que crean desigualdad no solo económica sino también social entre ricos y pobres”.
“Estamos atravesando un punto de inflexión en la política mundial que se ha estado gestando durante años”, dijo Penner. “Los resultados de las guerras que libran Ucrania e Israel para defender su existencia tendrán enormes consecuencias para la humanidad.
“En sus intentos de resolver la crisis mundial de su sistema”, añadió Penner, “los gobernantes capitalistas utilizan el racismo, el chauvinismo y la xenofobia para tratar de dividir y hacer retroceder al pueblo trabajador. En última instancia, volverán a recurrir a la violencia fascista y al odio a los judíos para aplastar a la clase trabajadora cuando su dominio se vea amenazado”.
“En este mundo de crisis y guerras capitalistas cada vez más profundas”, dijo Penner, cada vez más trabajadores en Norteamérica y más allá están buscando respuestas políticas y formas de luchar eficazmente por sus intereses de clase y ganar. “El ejemplo de la revolución socialista de Cuba y del liderazgo de Fidel Castro en la movilización de trabajadores y campesinos para tomar el control de su propio destino y extender una mano a los trabajadores de todo el mundo, señala el camino a seguir”.
Estas conquistas de la Revolución Cubana, señaló Penner, están interconectadas con las luchas anteriores por la independencia, la soberanía, la dignidad humana, la abolición de la esclavitud y la servidumbre por contrato, en las que participaron los cubanos de origen chino como combatientes y dirigentes desde el principio.
Junto a Penner en el panel del taller estuvieron Titiporn Siriphant Puntasen de la Universidad Rangsit de Tailandia y Xia Jiang de la Universidad Huaquiao en China. (Véa el artículo adjunto sobre la conferencia de ISSCO).
En el taller también participó Pedro Pablo San Jorge Rodríguez, embajador de Cuba en Tailandia. Da la casualidad, recordó el embajador, “que yo tuve relaciones muy estrechas con uno de estos generales: Armando Choy”. San Jorge dijo que trabajó con Choy cuando el general cubano dirigió la limpieza de la Bahía de La Habana y otros proyectos de desarrollo. Choy, al igual que Chui y Sío Wong, asumió una variedad de responsabilidades además de sus décadas de liderazgo en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba.
En el taller, Titiporn Siriphant Puntasen dijo lo impresionada que quedó al escuchar por primera vez acerca de estos avances decisivos de los cubano chinos en la Revolución Cubana. Ella fue uno de los muchos participantes que querían saber más.
En las sesiones de la conferencia y desde una mesa en un área de libros, los partidarios de Pathfinder vendieron todas los ejemplares de Nuestra historia aún se está escribiendo en inglés que habían traído, así como tres en chino.