El bombardeo de Teherán con más de 300 drones y misiles el 13 de abril es el primer ataque contra Israel lanzado directamente desde territorio iraní. Es una escalada premeditada y peligrosa de los ataques que el régimen reaccionario iraní ha venido realizando durante décadas contra el derecho de Israel a existir como refugio para los judíos.
Israel —con la ayuda de fuerzas militares de Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Jordania y Arabia Saudita— derribaron el 99% de los 170 drones y 150 misiles. Al ataque de Teherán se sumaron fuerzas del llamado eje de resistencia que lanzaron ataques desde el Líbano, Yemen e Iraq.
El régimen iraní consideró el ataque una “operación victoriosa” que crearía “una nueva ecuación” que “le daría una nueva lección al enemigo sionista”.
Washington y otras potencias imperialistas están aplicando máxima presión a Israel para que no responda y le han dicho arrogantemente que lo considere una victoria y lo deje pasar.
Washington y otras potencias han aceptado la posición de Teherán que el ataque fue en “represalia” por el ataque de Israel el 1 de abril contra un edificio anexo a la embajada iraní en Damasco.
El Washington Post, haciendo eco de la administración Biden, dijo que “el ataque en Damasco fue especialmente provocador dado su objetivo —un complejo diplomático tradicionalmente exento de las hostilidades— y porque mató a dos altos generales en la élite Guardia Revolucionaria de Irán”.
Pero esta descripción le da vuelta a la realidad. El edificio atacado por las fuerzas israelíes fue, según el almirante israelí Daniel Hagari, “un edificio militar de las Fuerzas Quds”, la unidad de operaciones en el exterior de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica. Estaba adyacente a la embajada, la cual no fue afectada. Lo que estaba ocurriendo en el edificio no tenía nada que ver con funciones diplomáticas. Todo lo contrario, generales iraníes y dirigentes de Hezbolá, Yihad Islámica y otros oponentes de la existencia de Israel estaban planeando una nueva ronda de ataques contra Israel y los judíos.
Rol de Teherán en pogromo
El Consejo de Coalición de Fuerzas de la Revolución Islámica, uno de los grupos políticos clave en el parlamento iraní, había admitido el 3 de abril que Teherán jugó un “papel estratégico… en la planificación y ejecución” del pogromo del 7 de octubre en Israel, desmintiendo las negaciones hechas anteriormente por el régimen.
El anuncio sucedió después de la muerte del general de brigada de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica, Mohammad Reza Zahedi y otras 15 personas, incluidos otros comandantes iraníes, fuerzas sirias y un representante de Hezbolá, en el ataque israelí que destruyó el edificio en Damasco. Zahedi fue el principal organizador de las intervenciones militares de Teherán en Líbano y Siria.
El 7 de octubre los escuadrones de la muerte de Hamás y la Yihad Islámica mataron a unas 1,200 personas, en su mayoría civiles judíos, dejaron más de 5 mil heridos, tomaron 250 rehenes y violaron a un gran número de mujeres. Fue el mayor pogromo antijudío desde el Holocausto nazi. Seis meses después del ataque del 7 de octubre, Hamás, la Yihad Islámica y sus aliados aún mantienen retenidos a la mitad de los rehenes, o los cuerpos de los que mataron.
Oficiales iraníes habían dicho que la masacre fue obra exclusiva de Hamás y que no fue coordinada con el “eje de resistencia” liderado por Teherán, que incluye a Hezbolá en el Líbano, los hutíes en Yemen y las milicias chiítas financiadas y entrenadas por Teherán en Siria e Iraq.
La administración Biden, que está tratando de alcanzar un nuevo acuerdo con Teherán, también absolvió a Teherán de responsabilidad, afirmando que el régimen iraní fue tomado por sorpresa por el ataque de Hamás.
Teherán teme a trabajadores iraníes
Si bien el régimen reaccionario de Teherán fomenta los ataques por sus aliados, ha tratado de evitar una confrontación directa con Israel por temor a la oposición del pueblo trabajador dentro de Irán.
En un partido de fútbol en Teherán el 7 de abril, funcionarios deportivos pidieron un minuto de silencio por los comandantes de la Guardia Revolucionaria muertos en Siria. En cambio, los fanáticos abuchearon, tocaron bocinas y gritaron.
Los trabajadores en Irán saben que Hamás y el resto del “eje de resistencia” están hechos de la misma tela que el régimen iraní. Desde 2018 trabajadores de todas las nacionalidades han participado en protestas por todo Irán en oposición al régimen, sus ataques al nivel de vida, restricciones a los derechos de las mujeres y las nacionalidades oprimidas, como los kurdos, y sus intervenciones militares en el extranjero.
Biden presiona por un alto el fuego
La administración Biden aprovechó la muerte de siete voluntarios de la Cocina Central Mundial en Gaza por ataques con drones israelíes el 2 de abril para aumentar la presión sobre Israel para que desista y acepte un alto el fuego inmediato.
El jefe del estado mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF), Herzi Halevi, se disculpó y dijo que las muertes fueron un “grave error”. El alto mando del ejército despidió a dos comandantes y reprendió a varios más. Las IDF dijeron que los oficiales violaron “órdenes y reglas para abrir fuego”.
El presidente Biden, así como el New York Times y otra prensa liberal, acusan a Israel de “no hacer lo suficiente para proteger a los civiles”, impulsando así la campaña antiisraelí de los apologistas de Hamás entre la izquierda de clase media por todo el mundo.
Biden no menciona el ataque con drones de Washington en Kabul, Afganistán, el 29 de agosto de 2022, que mató a 10 civiles, incluido un trabajador humanitario y siete niños, u otras atrocidades cometidas por las fuerzas imperialistas norteamericanas en todo el mundo. Así es como funcionan todos los ejércitos capitalistas en las guerras.
Hamás es responsable de la guerra actual. Podría ponerle fin de inmediato si liberara a todos los rehenes, abandonara los túneles y entregara a los responsables del pogromo.
Los objetivos de Hamás nunca han sido un secreto. Su líder militar, Yahya Sinwar, dejó esto claro en un mensaje en una conferencia en septiembre de 2021.
Sinwar dijo que Hamás se había estado preparando durante años “en el terreno y en sus profundidades” para la “plena liberación de Palestina desde el mar hasta el río”.
La declaración final de la conferencia expuso lo que Hamás haría si ganara. Los “colonos”, como llama a los judíos, que se resistan “deben ser matados”.
“A los judíos educados y expertos en áreas de medicina, ingeniería, tecnología e industria civil y militar… no se les debe permitir irse”, decía, porque adquirieron sus conocimientos “mientras vivían en nuestra tierra y disfrutaban de su riqueza”. El documento no explica qué planean hacer con estos judíos una vez que su “experiencia” ya no sea necesaria.
Hamás es el principal obstáculo que enfrenta el pueblo trabajador de Gaza para unirse con otros trabajadores, incluidos los judíos, para luchar por sus propios intereses de clase. Desde que asumió el poder en 2007, el grupo islamista rompió huelgas sindicales, mató a sus rivales políticos en Fatah, restringió los derechos de las mujeres y ha maltratado a la población.