El pueblo israelí se está preparando para defenderse de nuevas amenazas del reaccionario régimen capitalista de Irán y sus aliados, incluido Hezbolá y otros grupos del “eje de resistencia”. El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, dijo que infligirán un “duro castigo” al “régimen sionista” en respuesta al asesinato el 31 de julio del líder de Hamás, Ismail Haniyeh, en Teherán, y de Fuad Shukr, un alto líder militar de Hezbolá, cerca de Beirut el día previo. Pero a pesar de toda la retórica, está claro que el régimen busca actuar de una manera que evite provocar un contraataque devastador por parte del gobierno israelí. Jamenei afirmó que los aliados de Irán intensificarán sus ataques contra Israel. Desde el 8 de octubre, Hezbolá ha lanzado más de 6 mil drones y misiles contra el norte de Israel para presionar a los líderes israelíes para que pongan fin a su guerra contra Hamás en Gaza.
El mayor obstáculo que enfrenta Teherán son los trabajadores de Irán. Los esfuerzos del régimen por exhortar a que se apoyen sus medidas contra Israel en los partidos de fútbol han sido recibidos con burla. Los trabajadores están organizando huelgas y protestas diarias para exigir mejores salarios y mejores condiciones de trabajo. Arriba, trabajadores de una fábrica de vagones de ferrocarril en huelga en Arak, Irán, el 3 de agosto, exigen aumentos salariales y el fin de los despidos.