‘Cosméticos, la moda y la explotación de la mujer’, un libro sobre el capitalismo y la lucha de clases

18 de noviembre de 2024
Striking workers at Frito-Lay in Topeka, Kansas, May 2021, demand better job conditions and end to forced overtime. Capitalists obtain labor they need “with callous indifference to our health, safety or the needs of our families,” says Mary-Alice Waters. “Then, like the ‘merchants of beauty,’ they sell the products of our labor back to us, reaping enormous profits.”
The Capital-JournalTrabajadores en huelga contra Frito-Lay en Topeka, Kansas, exigen mejores condiciones laborales y el cese de horas extras obligatorias, mayo 2021. Los capitalistas compran la mano de obra que necesitan “con fría indiferencia hacia nuestra salud, seguridad o las necesidades de nuestras familias”, dice Mary-Alice Waters. “Después, como los ‘mercaderes de la belleza’ nos revenden estos productos de nuestro trabajo, cosechando enormes ganancias”.

A continuación reproducimos el prefacio de Mary-Alice Waters a la nueva edición de 2024 de Los cosméticos, la moda y la explotación de la mujer de Waters, Evelyn Reed y Joseph Hansen, que estará disponible en diciembre. Waters es una dirigente de larga trayectoria del Partido Socialista de los Trabajadores y presidenta de la editorial Pathfinder.

En su próximo número, el Militante publicará otros dos capítulos del libro: “Las normas de belleza y moda son inseparables de la lucha de clases”, de Waters, y “Un libro que parece recién escrito”, de Isabel Moya. Moya fue dirigente de la Federación de Mujeres Cubanas y directora de su editorial, Editorial de la Mujer. Copyright © 2024 por Pathfinder Press. Reproducido con autorizació


PREFACIO A LA NUEVA EDICIÓN


POR MARY-ALICE WATERS

A pesar de su título, Los cosméticos, la moda y la explotación de la mujer no es un libro sobre cosméticos.

Es un libro sobre el capitalismo.

Trata sobre las relaciones sociales creadas y perpetuadas en esta etapa de la historia por la clase propietaria que se apropia de las materias primas brindadas por la naturaleza. (Con fría indiferencia hacia las consecuencias humanas, cualesquiera que sean).

Para obtener la mano de obra que necesitan a fin de transformar estas materias primas en productos que puedan vender —mercancías— ellos compran nuestra fuerza de trabajo de hora en hora: 2, 10, 20 horas al día: lo que sea que puedan arrancarnos. (Una vez más, con desprecio hacia nuestra salud, nuestra seguridad o las necesidades de nuestras familias.)

Después, igual que los “mercaderes de la belleza” sobre los cuales van a leer en este libro, ellos nos revenden estos productos de nuestro propio trabajo, cosechando lo que consideran sus justas y merecidas ganancias.

Con claridad y sentido de humor, en su artículo “El fetiche de los cosméticos” escrito en 1954, Joseph Hansen pone al desnudo estos aspectos de las operaciones del capitalismo. Nos ayuda a entender cómo el sistema económico, que sigue dominando el mundo actual, convierte no solo los cosméticos sino todas las relaciones económicas y sociales en mercancías para ser compradas y vendidas.


‘El capitalismo convierte
no solo los cosméticos sino
todas las relaciones sociales
en mercancías para ser
compradas y vendidas . . .’


Todas las cosas —y todas las personas— tienen un precio. ¿Han oído esa frase cínica? Es la bandera internacional enarbolada por el capital, que afirma este lema en sentido literal.

Los cosméticos, la moda y la explotación de la mujer también trata sobre el papel que ocupan las mujeres en este orden económico. Para citar uno de los aportes de Evelyn Reed a esta maravillosa colección, el capitalismo, en su fase superior y final (la fase imperialista, en la que vivimos actualmente) ha avanzado —como regla general— desde la “venta de mujeres como mercancías, hasta la venta de mercancías a las mujeres”. Y a los hombres.

Para lograrlo, promueven imágenes insinuantes y sexy de mujeres a fin de convencer a otras mujeres de que —si compran “los productos adecuados” y si los compran en mayor cantidad— ellas podrán vencer a sus rivales y venderse a un “mayor precio” en el despiadado mercado de la felicidad, la seguridad, el dinero y un cónyuge.

Como instaba una vez un memorable anuncio en las calles de San Francisco: Be someone. Buy something: “Sea alguien. Compre algo”.

Capitalists use come-hither images to convince women that buying “the right things” can help them beat out rivals in the dog-eat-dog market for happiness, security and a mate. Ad says: “Wear Riding Hood Red at your own sweet risk ... we warn you, you’re going to be followed!” It’s a risk wearing this “tantalizing invitation.”
Los capitalistas usan imágenes insinuantes para convencer a las mujeres de que si compran “las cosas adecuadas” podrán vencer a sus rivales en el despiadado mercado por la felicidad, la seguridad y un cónyuge. Anuncio dice: “Usa lápiz labial Rojo Caperucita a tu propio dulce riesgo … ¡Te advertimos que te van a seguir!” Es un riesgo lucir esta “invitación tentadora”.

Para consternación de la clase capitalista a nivel mundial, la actual tasa de ganancias quizás no sea tan espectacular como lo fue durante el comercio de esclavos africanos en los siglos 16 y 17 (época de la acumulación primitiva del capital). No obstante, el comercio de los cosméticos que en nombre de la “belleza” promueve de todo —desde los blanqueadores de piel hasta el terriblemente desfigurante “esculpido corporal” y la mutilación genital— es hoy una de las “industrias” más lucrativas, que se extiende a todos los continentes del mundo capitalista.

Una comprensión de cómo y por qué las mujeres y los adolescentes son los más vulnerables a los mercachifles de estas mercancías tan grotescamente concebidas y grotescamente caras, es el segundo regalo que este libro brinda a sus lectores.

La opresión de la mujer —aquella mitad de nuestra especie que trae la nueva vida humana al mundo— no es producto de nuestra condición biológica. Las raíces de esta opresión no se encuentran en el reino animal. La mujer fue reducida al “segundo sexo”, subordinado al hombre, hace apenas unos 10 mil años, más o menos. Eso representa apenas un abrir y cerrar de ojos en los seis millones de años desde que los primeros ancestros humanos conocidos surgieron del mundo de los primates. Como señala Reed, esta subyugación de la mujer fue inseparable del surgimiento de las divisiones de clases basadas en la propiedad privada, en contraposición a la propiedad comunal de la tierra y de los productos del trabajo social.

La condición universal de segunda clase de la mujer en la sociedad dividida en clases es una relación social, una relación económica. ¿Cómo y por qué surgió esa condición? ¿Y cómo puede ser eliminada?

¿Qué tiene que ver esto con las inseguridades materiales y emocionales de las mujeres y los adolescentes hoy día? ¿Cómo manipulan los capitalistas estas condiciones para generar ganancias cuando venden sus inventadas pociones milagrosas y tratan de persuadir a las mujeres de que necesitan y quieren tener el cuerpo mutilado quirúrgicamente?

Estas son algunas de las interrogantes que se exploran en este libro. Y Reed y Hansen responden con una afirmación inequívoca: el camino para acabar con la opresión y la explotación de la mujer es inseparable de la batalla revolucionaria de la clase trabajadora y sus aliados explotados en todo el mundo para tomar el poder estatal de manos de la clase capitalista.

* * *

Los cosméticos, la moda y la explotación de la mujer fue publicado por primera vez en formato de libro por la editorial Pathfinder en 1986. El artículo introductorio, “Las normas de belleza y moda son inseparables de la lucha de clases”, cuenta la historia de cómo las cartas y los artículos recogidos aquí llegaron a ser escritos en los años 50 y publicados en forma mimeografiada como boletín de discusión interna del Partido Socialista de los Trabajadores.


‘Acabar con la opresión
de la mujer es parte
de la lucha de la clase
trabajadora para tomar el
poder de los capitalistas . . .’


En 2002, Golâzin, una casa editorial dirigida por mujeres con sede en Teherán, publicó en Irán una edición en idioma farsi que ya se ha reimpreso tres veces. La primera edición en español se publicó en Cuba en 2010 bajo el sello de Ciencias Sociales. Fue seguida en 2014 por la primera edición en español de Pathfinder, que incorporó las amenas palabras sobre el libro que Isabel Moya, dirigente de la Federación de Mujeres Cubanas, aportó en la Feria Internacional del Libro de La Habana en 2011.

Durante casi cuatro décadas el libro ha sido uno de los más populares publicados por Pathfinder, con más de 18 mil ejemplares vendidos, incluidos unos 4 mil en farsi.

Hace mucho tiempo que se necesita esta segunda edición de Los cosméticos, la moda y la explotación de la mujer, que pronto se publicará también en francés. El artículo, “Las normas de belleza y moda son inseparables de la lucha de clases”, que había aparecido en español en versiones anteriores, ahora también estará disponible en inglés y francés, al igual que las palabras perspicaces de Isabel Moya.

La publicación de esta nueva edición se hace aún más importante por el ritmo acelerado y la agudeza de la lucha de clases a nivel mundial. Hoy día, en todas partes del mundo, las noticias diarias ponen de manifiesto las realidades brutales de la opresión de la mujer expresadas de mil formas diferentes.

La violación de las mujeres como arma de guerra y dominación.

La denegación de acceso a la educación y al divorcio.

La lapidación de las mujeres hasta la muerte por adulterio.

La promoción de matrimonios de niñas.

Las restricciones que prohíben que una mujer venda su propia fuerza de trabajo, gane su propio sustento, maneje un auto, abra una cuenta bancaria o hasta salga de su casa sin ser acompañada por un hombre.

Las medidas estatales que dictan que una mujer debe cubrirse el cabello, el rostro o el cuerpo entero, e incluso que nunca debe escucharse su voz en público.

La negación del hecho de que los hijos paridos por una mujer le pertenecen a ella y no al hombre a quien ella “pertenece”.

La denegación de acceso a los tratamientos de fertilidad, o a los anticonceptivos y los servicios de aborto legales y seguros.

Y las muchas otras manifestaciones “civilizadas” (léase capitalistas) del estatus económico y social inferior de la mujer, por ejemplo, la “brecha salarial” entre hombres y mujeres que existe a nivel mundial. Es una desigualdad universal que nunca será erradicada bajo el capitalismo. Porque no es una discriminación que pueda eliminarse mediante la enseñanza o las leyes. Forma parte integral de las propias bases del sistema global de relaciones de clase: relaciones de explotación que producen y reproducen una división en la clase trabajadora que crea ganancias astronómicas, año tras año, para las clases propietarias.

En un mundo de creciente crisis capitalista, “¿merece el uso de los cosméticos la atención de un marxista?” pregunta Hansen. En estas páginas encontrarán la respuesta inequívoca de “¡Sí!”

Siga leyendo, disfrute y prepárese así para la única batalla que podrá abrir paso a la auténtica igualdad de la mujer: la batalla para decidir cuál será la clase que gobierne.

Octubre de 2024