Sindicalistas invidentes luchan contra cesantías, por seguridad

Por Maggie Trowe
30 de noviembre de 2020

CINCINNATI — Trabajadores organizados por el sindicato Teamsters en la fábrica administrada por la Asociación de Cincinnati para los Ciegos y personas con Discapacidad Visual en esta ciudad, están luchando contra los despidos, recortes salariales y condiciones inseguras. Dos tercios de los 65 trabajadores, afiliados al Local 100 de los Teamsters, son ciegos o con discapacidades visuales. Cortan cinta, producen señales de salida, papel para arte y exámenes, y ensamblan instrumentos de cocina. En abril, la gerencia de esta institución sin fines de lucro impuso un cierre por la COVID-19.

“Los trabajadores despedidos serán convocados según las necesidades empresariales, en base primero en el tipo de trabajo y luego en la antigüedad”, escribieron los patrones a los desempleados. “Antes de reincorporar a los trabajadores despedidos a su clasificación de empleo regular, es posible que se hagan transferencias temporarias según las necesidades de la empresa”.

“Querían conservar a los videntes, pero ellos tienen menos antigüedad. Los empleados ciegos tienen mayor antigüedad”, dijo Dorian Stone, representante del Local 100 de los Teamsters, al Cincinnati Enquirer.

La gerencia reincorporó a varios trabajadores en abril y otros en agosto, sin tomar en cuenta la antigüedad, dijo Dave Perry, un trabajador de producción, al Militante. “Recortaron el salario de algunos de los trabajadores a la mitad”, dijo. “Los administradores hicieron trabajo de producción, lo que es una violación del convenio sindical. También contrataron a trabajadores temporales que no son ciegos a través de una agencia y les pagan menos que a los sindicalizados”.

Durante el cierre los patrones reorganizaron la maquinaria, así que ya no existe la barrera física que prevenía que los trabajadores entraran a la zona peligrosa donde las grúas mueven rollos de cinta gigantes. También le informaron a los trabajadores no videntes que ya no les iban a ayudar a cruzar la calle frente a la fábrica, diciendo que esto les permitiría a los ciegos vivir con mayor independencia.

“Unos 25 trabajadores firmaron una petición contra estas violaciones y se la presentaron a la patronal”, dijo Perry. Los trabajadores también presentaron quejas contra el uso de gerentes en labores de producción, la contratación de trabajadores temporarios, y la reducción del distanciamiento social ya que las máquinas están ahora muy cerca una de la otra. Esta resistencia tuvo resultados.

Todos menos 15 de los trabajadores sindicalizados han regresado a trabajar. La compañía está tomando la temperatura de los trabajadores cuando entran. Están empleando menos trabajadores de agencias.

“Pero aún hay problemas”, dijo Perry. “Queremos que todos regresen. Nuestro representante sindical todavía está en cesantía y no le permiten entrar en la propiedad para representarnos. La compañía tampoco permite que entre Dorian Stone, representante sindical, o el presidente del local Bill Davis”.

Para Perry es importante tener un sindicato. “Yo he escuchado que los trabajadores tuvieron que luchar fuerte aquí en los años 1980 para tener un sindicato,” dijo Perry, y muchos perdieron su empleo”.

“Solo el 30 por ciento de los ciegos pueden encontrar empleos que ellos pueden hacer”, dijo Perry. “Queremos ser productivos, ganarnos la vida y que nos traten con respeto”.