El Tribunal de Apelaciones del Noveno Distrito de Ohio reafirmó unánimemente el veredicto de un jurado de 2019 y la indemnización de 31 millones de dólares que ganó la familia Gibson. Los Gibson, propietarios de una panadería y tienda durante cinco generaciones en el pueblo de Oberlin, Ohio, han estado luchando durante años contra una campaña difamatoria con acusaciones de racismo de parte de los funcionarios de la universidad Oberlin College.
El fallo es una victoria tanto para la familia como para los derechos de todo el pueblo trabajador.
La decisión de la corte de apelaciones del 31 de marzo reafirmó las decisiones de la corte del condado de Lorain, donde los propietarios Allyn W. Gibson y su hijo David presentaron una demanda contra la universidad y la decana de estudiantes Meredith Raimondo.
Los Gibson presentaron una demanda para defender su reputación y su negocio después de haber sido acusados de “racistas” con un “historial de discriminación”.
Oberlin, una ciudad de 8 mil habitantes, está dominada por la universidad, la cual recibe anualmente 60,243 dólares por la matrícula de cada uno de sus 2,800 estudiantes y ocupa el puesto 37 en la lista de las 223 mejores universidades nacionales de artes liberales. Cuenta con fondos de donaciones de casi mil millones de dólares.
La jueza Donna Carr, autora del fallo de 50 páginas resultado del panel de apelaciones de tres jueces, enfatizó al desestimar uno de los argumentos principales de la apelación de Oberlin College, que “el único enfoque de esta apelación es sobre la conducta separada de Oberlin y Raimondo que supuestamente causó daño a los Gibson, y no sobre los derechos de individuos a expresar opiniones o a protestar, los cuales están protegidos por la Primera Enmienda”.
Lee Plakas, el principal abogado litigante de los Gibson, dijo que el fallo fue “meticuloso” al examinar y rechazar la apelación de la universidad.
El fallo presentó un resumen de los hechos del caso basado en el expediente del juicio.
El 9 de noviembre de 2016, un estudiante negro intentó usar una identificación falsa para comprar vino, y cuando eso falló, lo robó de la tienda. Cuando el empleado de la tienda Allyn D. Gibson, nieto del dueño, se enfrentó al estudiante, él huyó y luego hubo un altercado físico entre el estudiante junto con dos amigos que estaban esperando afuera y Gibson. La policía arrestó a los tres estudiantes. Eventualmente se declararon culpables y fueron condenados.
El día posterior al incidente y el arresto, estudiantes universitarios organizaron una protesta de varios cientos. Carr señala que la decana Raimondo y otros funcionarios asistieron a la protesta, le entregaron un volante a un reportero, le dieron pilas de volantes a los estudiantes para que los distribuyeran y permitieron el uso de fotocopiadoras de la universidad para producirlos. El volante decía que la panadería Gibson’s era un “establecimiento RACISTA con un LARGO HISTORIAL DE HACER PERFILADOS RACISTAS Y DE DISCRIMINACIÓN RACIAL”. La universidad proporcionó café, pizzas y guantes para que los manifestantes no tuvieran frío.
El senado estudiantil aprobó una resolución haciendo la misma acusación calumniosa contra los Gibson.
La resolución fue enviada por correo electrónico a todos los estudiantes, escribió Carr, y hecha pública durante un año, “para ser vista fácilmente por los estudiantes, los futuros estudiantes y sus padres, y otros que visitaran el centro estudiantil”.
“Las declaraciones potencialmente difamatorias en este caso incluyen mucho más que llamar a los Gibson ‘racistas’”, escribió la jueza. Dada la falta de conocimiento del público de lo que sucedió en la panadería, el volante y la resolución “le dan la idea a cualquier lector razonable que el arresto y el presunto asalto en la panadería tuvieron una motivación racial, que los Gibson tenían un historial verificable de perfilar racialmente a los que robaban en la tienda, y… esto era una razón para boicotear la panadería”.
Daño hecho a los Gibson
Más tarde, la decana Raimondo ordenó al proveedor de comida de la universidad que cancelara el contrato de mucho tiempo que había tenido con los Gibson para suministrar productos a la universidad, una fuente de ingresos de la panadería. Según el testimonio presentado en el juicio, señaló Carr, “Oberlin no permitiría a Bon Appetit que reanudara su negocio con la panadería a menos que los Gibson acordaran retirar los cargos penales contra los estudiantes ladrones” y “pasaran por alto” los estudiantes que robaran por primera vez.
“Los Gibson también presentaron pruebas”, escribió Carr, “de que habían sido objeto de burlas y hostigamiento continuo durante muchos meses, que su negocio y propiedad habían sido objeto de vandalismo, y que el abuelo [Allyn W.] Gibson se había roto la espalda después de un encuentro con alguien que él creía estaba tratando de acosarlo o irrumpir en su apartamento”.
Personas que conocían a los Gibson testificaron que “nunca habían presenciado ningún incidente de racismo o discriminación racista” por parte de los dueños de la panadería. En cambio, la universidad presentó solo rumores sobre lo que funcionarios universitarios dijeron que “escucharon” sobre el supuesto racismo de los Gibson. El tribunal de apelaciones reafirmó la decisión del tribunal de no admitir ese testimonio.
“Este caso tiene una larga historia”, escribió la jueza Carr, señalando las 14,417 horas que los abogados de Gibson han dedicado al caso y reafirmó que el tribunal no había abusado de su discreción al otorgar a los Gibson 6,271,395 dólares para honorarios legales.
Los Gibson ganaron amplio apoyo
Desde el juicio de 2019, han fallecido Allyn W. Gibson y su hijo David pero otros miembros de la familia intervinieron para continuar la lucha y mantener abierta la panadería.
“Sin el apoyo de la comunidad no hubiéramos ganado”, dijo Allyn D. Gibson, el nieto, al Militante en 2019. El pueblo trabajador del área brindó apoyo a los Gibson visitando y gastando dinero en la tienda después de que comenzaran las protestas estudiantiles y exhibiendo letreros en frente a sus casas que decían “Apoye a los Gibson”.
La negativa de la familia Gibson a ceder ante la universidad y su determinación de defenderse a sí mismos resonó para muchos trabajadores de todo el país que rechazan las acusaciones falsas de racismo y las actitudes prepotentes de clases altas que se exhibieron en las acciones de una institución de miles de millones de dólares y sus estudiantes.
Plakas le dijo al Cleveland Jewish News el 1 de abril: “Esperamos que los Gibson tengan ahora un camino y una ventana para sobrevivir porque desde su perspectiva la animosidad de la universidad y los estudiantes continúa y el negocio de los Gibson se ha visto gravemente dañado desde el veredicto”.
La universidad dijo en un comunicado que estaba “revisando la opinión de la Corte” antes de decidir si apelar el fallo ante la Corte Suprema de Ohio.