Esta semana publicamos un extracto de FBI on Trial: The Victory in the Socialist Workers Party Suit Against Government Spying (El juicio del FBI: La victoria de la demanda judicial del Partido Socialista de los Trabajadores contra el espionaje por el gobierno). Lo encontrarán de especial interés a raíz del más reciente ataque contra los derechos constitucionales por la administración Biden al autorizar una redada armada del FBI en la residencia del ex presidente Donald Trump en Florida el 8 de agosto. Diez días antes fiscales federales en Florida enviaron a agentes del FBI para allanar las casas de miembros y dirigentes de los grupos de derechos de los negros Uhuru y el Partido Socialista Popular Africano en Florida y Missouri.
El extracto incluye actas del proceso en la corte federal ocurrido durante la exitosa batalla política y legal librada por el Partido Socialista de los Trabajadores y la Alianza de la Juventud Socialista de 1973 a 1988 contra décadas de espionaje, acoso e interrupción por parte del FBI y otras agencias federales. Esta campaña ayudó a educar a millones de personas sobre la “justicia” de clase bajo el capitalismo.
Al FBI se le encargó actuar como la policía política de los gobernantes capitalistas a fines de la década de 1930 cuando la administración demócrata de Franklin Roosevelt condujo a Washington hacia la segunda guerra imperialista mundial. Roosevelt promulgó la Ley Smith de control del pensamiento y lanzó redadas del FBI y juicios federales contra el PST y los dirigentes del sindicato Teamsters en el Medio Oeste, con el fin de silenciar su campaña para organizar la oposición de los trabajadores a los objetivos bélicos de Washington.
La libertad de expresión y de asociación, así como la protección contra registros e incautaciones irrazonables, son derechos conquistados en la Revolución Norteamericana inscritos en la Constitución y que han sido ampliados por las luchas del pueblo trabajador desde entonces. El uso de estos derechos por parte de millones de personas en reñidas batallas de clases ha sido fundamental en la formación de sindicatos, la organización de la oposición a las guerras de Washington, la eliminación de la segregación racial de Jim Crow y la lucha por la emancipación de la mujer.
El extracto es del testimonio de Jack Barnes, secretario nacional del PST, al cierre del juicio en la demanda del partido celebrado en 1981, que había comenzado tres meses antes. Barnes fue interrogado por Margaret Winter, abogada del PST. FBI on Trial también contiene extractos del testimonio de Farrell Dobbs, predecesor de Barnes como secretario nacional del PST, quien en la década de 1930 fue el dirigente central de la campaña de sindicalización de los Teamsters y de la campaña contra la guerra mencionada anteriormente.
Copyright © 1988 por Pathfinder Press. Reimpreso con permiso.
* * *
MARGARET WINTER: Sr. Barnes, le entrego ejemplares de la Constitución de Estados Unidos y de la Declaración de Independencia.
¿Cree el Partido Socialista de los Trabajadores que sus ideas son consistentes con la filosofía en la que se basa la Constitución de Estados Unidos?
JACK BARNES: Sí, en el sentido de que una forma republicana de gobierno —en el sentido de un estado de derecho, de funcionarios electos que gobiernan— es la única base posible para la democracia socialista, para la extensión de la democracia, en contraposición a cualquier modo de funcionamiento autoritario y totalitario.
Dicha filosofía es similar a la filosofía de quienes sostenían eso en la redacción de la Constitución.
Dejo de lado las complejidades. Había grandes diferencias entre los redactores de la Constitución.
Digo especialmente que sí en el sentido de tomar la Constitución en su forma enmendada con la Carta de Derechos, con las enmiendas decimotercera, decimocuarta y decimoquinta, las enmiendas sobre el sufragio, sobre el impuesto de capitación y demás, todo lo cual sustancialmente, en nuestro opinión, democratiza la Constitución. Algunas requirieron luchas poderosas. Tres necesitaron una horrible guerra civil para lograrlas.
Sin una extensión de esas conquistas, hablar de socialismo es ridículo.
Pero la respuesta tiene que ser también no en este sentido. La Constitución fue redactada con una filosofía que no veía una contradicción entre las formas republicanas y los controles y contrapesos de la Constitución y la esclavitud para millones de seres humanos; los requisitos de propiedad para el electorado; la falta de acceso al voto para más de la mitad de la población, la mitad femenina, hasta el siglo XX; de que los residentes nativos originales del continente no tenían ningún derecho; la ausencia inicial de la Carta de Derechos; la ausencia incluso de elecciones directas de senadores; y varias cosas por el estilo.
Pero en ese sentido dicha filosofía está en total contradicción con la filosofía del marxismo, que definiría una república de trabajadores y campesinos, nuestro concepto de democracia, como algo combinado en una constitución que estaría en contradicción con la esclavitud, los requisitos de propiedad, la restricción al voto por cualquier motivo de sexo o edad o cualquier cosa por el estilo. También incluiría el hecho de que las prerrogativas de los propietarios más grandes, los mayores propietarios de propiedad productiva, los propietarios de las grandes minas, plantas y fábricas estarían subordinadas al desarrollo y ampliación de los derechos democráticos de la gran mayoría de la ciudadanía.
De alguna manera, tal vez la Guerra Civil sea el mejor ejemplo de esto, la sangre que fue necesaria para eliminar la esclavitud y lograr las enmiendas decimotercera, decimocuarta y decimoquinta. Pero el hecho de que no fue sino hasta 1964 que el impuesto de capitación se decretó inconstitucional [la Enmienda 24 a la Constitución] y hasta 1965 para garantizar el sufragio sin ninguna restricción a los ciudadanos adultos del sur de Estados Unidos por cualquier cosa que tenga que ver con el color de la piel [la Ley Federal del Derecho al Voto],—
JUEZ GRIESA: Mire, yo respeto esos puntos de vista, ¿sabe? Digo, realmente no estamos aquí debatiendo la esclavitud ni nada así y terminemos esto pronto.
BARNES: Muy bien.
El sí y el no quizás puedan señalarse en una cosa más. Es decir, la evolución hacia una concentración cada vez mayor del poder ejecutivo, que ha sido un cambio tremendo desde la redacción de la Constitución y las diez primeras enmiendas originales. Creemos que hay una creciente contradicción incluso desde el punto de vista constitucional —hablando políticamente, no como abogado— entre las decisiones ejecutivas, órdenes, incluso hasta la declaración de la guerra y las protecciones totales garantizadas por las enmiendas a la Constitución.