Granjeros lecheros: ‘En lugar de ganarnos la vida, creamos deudas’

Por John Staggs
20 de agosto de 2018
Desde izq. Barb Troester, Brenda Cochran y Donna Hall de Farm Women United, patrocinadora de audiencia en Lairdsville, Pennsylvania, julio 24, para discutir crisis de granjeros lecheros.
Militante/Janet PostDesde izq. Barb Troester, Brenda Cochran y Donna Hall de Farm Women United, patrocinadora de audiencia en Lairdsville, Pennsylvania, julio 24, para discutir crisis de granjeros lecheros.

LAIRDSVILLE, Pennsylvania — “Producir leche simplemente ya no vale la pena”, dijo Ben McCarty, un productor de leche del condado de Lycoming, durante una “Audiencia sobre la Crisis del Pequeño Productor Lechero” que duró todo el día el 24 de julio. “En lugar de ganarse la vida, uno solo produce deudas”.

El evento fue patrocinado por Farm Women United (Agricultoras Unidas). Los agricultores vinieron de Nueva York, Nueva Jersey, Maryland y Pennsylvania, e hicieron presentaciones  sobre la gravedad de la crisis que enfrentan.

Desde 2015 el precio promedio que los productores lecheros reciben ha caído por debajo de 18 dólares por cada 100 libras —1.55 dólares por galón— mientras que el Departamento de Agricultura de Estados Unidos estima que el costo de producción en las explotaciones lecheras de medianas a pequeñas es de 18 a 21 dólares por 100 libras. Los agricultores señalaron que nunca obtienen ese precio “promedio”.

Barb Troester, que opera una granja de 700 vacas con su esposo Leroy cerca de Mifflinburg, habló sobre las sumas que la cooperativa de leche deduce de sus ingresos. “Cada vez que viene el camión de leche, que es todos los días, nos cuesta 1 800 dólares en deducciones”, dijo. “Nuestro precio promedio es de solo 14.37 dólares por 100 libras. No me da vergüenza decirles que somos propiedad del banco, es la pura verdad”.

Los más de 50 agricultores, entre otros, que asistieron a la audiencia apoyaron una proposición para fijar de inmediato un precio mínimo de 20 dólares por 100 libras de leche para los agricultores, propuesto por Arden Tewksbury, director de la Organización Agricultora Progresista.

Cinco cooperativas lecheras manejan el 43 por ciento de la leche de los agricultores de todo el país. En teoría, esas compañías son propiedad de los agricultores y funcionan bajo su supervisión, pero las más grandes, como Land O’Lakes y Dairy Farmers of America, funcionan como enormes monopolios.

La agencia nacional de comercialización de la leche del Departamento de Agricultura, la Federal Milk Marketing Orders, fija el precio de la leche, supuestamente tomando en cuenta los costos de los productores lecheros. “Parece que solo escuchan a las grandes cooperativas y explotaciones lácteas como Land O’Lakes, Dean Foods y Walmart para fijar un precio que les agrade”, dijo Tewksbury.

Donna Hall, vicepresidenta de Agricultoras Unidas, explicó las formas en que las grandes compañías lácteas manipulan las importaciones de leche en polvo para decir que hay un “exceso de leche”. Usan esto para rebajar lo que pagan a los agricultores.

Gerald Carlin dijo que las grandes productoras de queso usan “concentrado de proteína de leche”, hecho de la grasa sobrante tras la producción de leche desnatada, para duplicar la cantidad de queso que obtienen de cada 100 libras de leche.

Otros agricultores describieron cómo el Programa Federal de Almuerzos Escolares dejó de ofrecer leche entera bajo la administración de Barack Obama, solo aprobando la leche con un 1 por ciento de contenido graso o completamente desnatada. Ahora las escuelas están reduciendo los pedidos de leche, dijeron Tewksbury y otros agricultores, porque a los jóvenes no les gusta la leche baja en grasa.

La imposibilidad de ganarse la vida ha provocado un aumento de suicidios entre los agricultores, dijo Tina Carlin. “Si recibiéramos un precio justo por la leche, no necesitaríamos las líneas de prevención del suicidio”.

Carlin fue una de las fundadoras de Agricultoras Unidas en enero, que cuenta ahora con secciones en Pennsylvania, Ohio, Minnesota, Tennessee y Nueva York. Carlin y su esposo Gerald habían sido productores de leche durante toda su vida, hasta que los bajos precios los obligaron a vender sus vacas para poder sobrevivir.

Janet Post en Filadelfia contribuyó a este artículo.